_{Por Valeria Tentoni.}

Al comenzar el año pasado, consultamos a quienes editan sobre los motivos que pueden conducirlos a una aventura de tales proporciones. Entre ellos estaban los editores de Moscú, sello que estrenaba su primer título, de poesía. Pero el 2022 no se quedó ahí.

El Gran Pez, Híbrida y Bosque energético son tres propuestas que también surgieron por esa época y que este verano entregan a librerías sus jóvenes catálogos en todo su esplendor.

El equipo de El Gran Pez está compuesto por Alejandra Rumitti, Esteban Prado, Francisco Casadei, Manuel Passaro, Santiago Fernández Subiela y Sebastián Chilano. Al igual que editorial Moscú, sus hacedores residen en Mar del Plata: "La idea surge del diálogo que sostenemos en la librería y de la intercepción de todos los proyectos que traíamos. Ya van diez años de trabajo de este grupo y seis de librería, la intención viene de larga data y ahora estamos en el lugar que queremos para proponer un sello que complete la nave de El Gran Pez", dicen.

Su catálogo está pensado en función de dos colecciones: "La novela del verano", que se publicará cada diciembre, y una colección que se desprende de Invierno, feria de editoriales y cultura gráfica que también coordinan en su ciudad costera, "una ciudad con poca tradición en ese sentido".

"Esas serían las constantes: una novela popular en diciembre, un libro con fuerte impronta gráfica, incluso experimental, en junio de cada año". La primera novela y el lanzamiento de la editorial es Todos se escondieron ya de Yuri V: "Después, la apertura está para que cualquier meteorito nos desorbite y empiece armarse ese otro catálogo, el que surge más allá de lo que la dirección de la editorial puede prever".

Los dramaturgos Eugenia Pérez Tomas y Andrés Gallina se embarcaron, por su parte, en la dirección editorial de Bosque energético, "una editorial que hace del género diario el corazón de su proyecto". Se suman en diseño, redes y prensa Maca Fatne, José Rocuant, Natalia Viñes y Karina Fernández.

"El puntapié fue personal. Nos interesa la literatura de diarios e imaginamos concentrarnos ahí", dicen Pérez Tomas y Gallina. "Pensamos que, en un momento donde parece seguir en hiperinflación la literatura del yo, recostarse en el género diario era volver a la plataforma de enunciación del yo por excelencia. Además, el diario tiene el encantamiento de los secretos: nos preguntamos mucho si tal escritor o tal escritora llevan un diario, si lo guardan, si lo querrán publicar. Tiene algo inconfeso, algo pudoroso un diario íntimo: no siempre es una escritura publicable. También es un género acusado de menor, algo que pareciera escribirse en los ratos libres, en el recreo de las cosas importantes. Y, a la vez, en muchas lecturas de diarios sentimos que es un género intersticial, de mucha plasticidad, una abertura enorme donde se filtran la observación, la confesión, el examen de conciencia, el registro fechado de la propia escritura, las ideas bonsái de libros futuros, el detalle inútil. Inútil porque también un diario es un lugar para ir en contra del argumento o para contradecir el éxito de los procedimientos", dicen.

"Quisimos hacer con la editorial nuestra pequeña oda del diario íntimo", dicen quienes  abrieron el catálogo con un diario falso, escrito a destiempo: Diario inconsciente, "un libro sobre una experiencia de internación, donde el yo escribe en un cuadernito que dejó vacío durante aquel tiempo y sobre el que vuelve para diariar el pasado". En tándem, publicaron un libro de I Acevedo, Diario de los quince, "un diario que es también una novela de iniciación fascinante sobre su entrada temprana y total en el mundo de la literatura". 

"Los libros que forman parte del catálogo y los que están por venir son (ojalá) fragmentos de un recorte apenas mayor. ¿Qué otras formas encuentran los diarios al habitual conteo del día a día, mes a mes, del tiempo como línea? ¿Pueden florecer diarios de experiencias, de transformaciones, de geografías, de movimientos, o de oficios? ¿Se pueden inventar mundos para diariar? Hacia adelante imaginamos series que puedan inscribirse en la cartografía de Bosque energético: rescates de diarios ya publicados en ediciones pasadas; nuevas traducciones; componer un diario a partir de apuntes dispersos, así como Woolf armó de los cuadernos de Virginia el Diario de una escritora. Pensamos que ahí se despliega un terreno amplio para indagar y pensar el trabajo de la edición como un trabajo poético, artístico. También nos interesaría la colección Cuadernos de viaje: a la manera de Michel Onfray, como ese territorio híbrido donde la escritura es una mezcla de mapa, lista y confesión", agregan, y toca imaginar esa biblioteca futura que proyectan estos editores que también son escritores.  

"Nos gusta leer en papel. Nos gustan los libros en las manos. Seguimos romantizando ese vínculo físico, háptico, con el papel", aceptan. Pareja en la vida además de socios editoriales, Pérez Tomas y Gallina comparten biblioteca y allí tienen una sección dedicada exclusivamente al género "y a algunas expresiones mellizas": cuadernos, bitácoras, autorretratos, crónicas de viaje. "Es ese recorte el que nos interesa iluminar con énfasis. Y sería lindo que ese rincón de la biblioteca creciera más con los libros de Bosque Energético". 

Si se les pregunta por familia de simpatías, los editores dejan sus recomendados: los diarios de Alberto Giordano (Iván Rosado), El diario del dinero de Rosario Blefari (Mansalva), La luz y la montaña de Soledad Urquia (Tenemos las máquinas). Además cuentan que están distribuyendo con Hekht y que allí se guarda otra de sus afinidades.

Para terminar Híbrida, con su numeroso desembarco, es el tercer sello nuevo que destacamos este verano. Al frente de la dirección editorial está Sergio Criscolo, acompañado por Marina Mariasch en la edición de los textos literarios y Humphrey Inzillo en los más periodísticos. Además hay un sistema de correctores, como Juan González del Solar, y en la coordinación editorial colabora Paula Lussi. El arte es responsabilidad de Jorge Doneiger, el diseño de Paula Mizraji, y en prensa Natalia Viñes. 

"Durante años me dediqué al periodismo cultural, luego me pasé al mundo audiovisual. Pero desde hace años, de manera intermitente, asomaba el deseo de armar una editorial; se me ocurrían libros que podrían publicarse, si viajaba a otros países fotografiaba libros que pensaba podría publicar en Argentina y cosas así. En diciembre del año pasado me reuní con Jorge Doneiger, un diseñador amigo de amplia trayectoria y enorme talento, para que me ayudara a pensar y que luego me derivara a un colega. Pero Jorge se copó mucho con la propuesta y empezamos a debatir durante horas tanto sobre el diseño como sobre el contenido. Se me ocurrió llamarla Híbrida porque creo que es un signo de los tiempos que llegó para quedarse. Los límites se han licuado, y el mundo editorial no está ajeno: se discute si un texto es ficción, relato autobiográfico, ensayo biográfico con poesía, se publican diarios en donde conviven diversos géneros, en fin, lo híbrido está impregnado", detalla Criscolo, quien la define como una editorial "anti nicho". 

"El catálogo se va armando tratando de tener un abanico ecléctico bajo el paraguas que permite la hibridez. Que haya poesía, libros a primera vista medio inclasificables, autores noveles, autores que tienen varios títulos encima, novelas que terminan con un ensayo, literatura del yo y narrativas a las que Laiseca denominaba “realidad delirante”. A partir de esas premisas recibimos materiales, otros llegan de la mano de alguien, otros son buscados", cuenta.

Apostando al papel, Híbrida se siente vecina de varias editoriales, "salvando la enorme trayectoria de ellas frente a nuestros primeros pasos": Marea, Caleta Olivia, Mansalva, Tenemos las máquinas, Rosa Iceberg. "Me parece que el nivel de las editoriales independientes es en general altísimo. La diversificación de sellos y la calidad tanto de las ediciones como de los textos nos ponen la vara muy alta. Es un desafío estar a la altura y poder hacernos un lugar", cierra Criscolo.