Laiseca vuelve a casa: inauguran una sala con su biblioteca y escritorio en su pueblo natal
Lunes 17 de junio de 2024
La biblioteca del pueblo en que nació el escritor argentino, fallecido en 2016, albergará una sala dedicada a su memoria y al cuidado de sus libros.
Por Valeria Tentoni.
Camilo Aldao es una novela y también es un pueblo cordobés: una de las últimas que salieron, post mortem, del escritor argentino Alberto Laiseca, y también el pueblo donde nació, en 1941.
Fallecido en 2016, Laiseca dejó, además de libros inéditos, un reguero de discípulos de sus míticos talleres literarios, entre los que estaban los escritores Selva Almada y Sebastián Pandolfelli. Fueron ellos, junto a su hija Julieta, quienes se encargaron de ordenar sus papeles y archivos y, de esas torres de manuscritos manchados, rescatar libros como el propio Camilo Aldao o Sindicalia (que ahora forman parte del conjunto Hybris), y relatos como los que fueron a parar a la edición de sus Cuentos completos, una versión actualizada y revisada por otro de sus discípulos, Leo Oyola.
Pero Laiseca no dejó solamente eso, y a esta altura es evidente que nos traerá todavía más sorpresas. También por decisión de su hija Julieta, la biblioteca blanca y el escritorio en el que trabajaba el maestro, junto a otros objetos de su mundo, fueron enviados a su pueblo natal. Devueltos, de algún modo, al lugar donde todo empezó. La biblioteca popular Teresa B. de Lancestremere acaba de inaugurar la Sala Laiseca, dedicada exclusivamente a albergar y disponibilizar estos objetos para el público.
Un detalle: en las mismas paredes en que se recostaba su biblioteca, Laiseca siempre conservó una condecoración que le habían hecho en su pueblo, y con gran orgullo la exhibía a sus alumnos y alumnas. Conversamos con Sebastián Pandolfelli, involucrado en la “repatriación” de los enseres laisequianos al respecto:
La biblioteca blanca de Alberto Laiseca volverá a su pueblo natal y quedará disponible en una biblioteca popular, ¿qué podés contarnos de esta decisión? ¿Acompañaste este trabajo?
Desde que Lai se tuvo que mudar a un geriátrico sus libros estuvieron guardados en un depósito, después cuando falleció fueron a una baulera un par de años. Hubo algunas ideas dando vueltas sobre qué hacer con todo ese material, hasta que Julieta decidió hacer una donación a la Biblioteca Popular Teresa Lancestremere, la biblioteca de Camilo Aldao, el pueblo natal de Lai. Unos días antes de que saliera el flete para Córdoba fuimos con ella a revisar cómo estaba todo, como para tener una idea de lo que había y hacer un inventario. Embalamos 34 cajas con más de mil ejemplares. Estuvimos varias horas, éramos tres, también estaba Sebastián Salas, amigo de Julieta.
¿Qué podés contarnos de esta biblioteca y el orden tan particular que tenía? ¿Cómo la encontraron tras la muerte de Laiseca?
La biblioteca como tal, ya la habíamos desarmado cundo él se fue al geriátrico y supimos que ya no volvería al departamento de Flores. Casi todos los libros estaban forrados de blanco, algunos ya bastante amarillentos. Tenían un número y encontramos una libretita, un catálogo, donde tenía anotado qué libro era cada uno. Él tenía la teoría de que forrarlos de blanco les protege el astral. Cuando le preguntaban y no tenía ganas de dar explicaciones esotéricas simplificaba y contaba que los forraba para que no se los roben.
¿Qué valor creés que Laiseca le daba a sus libros, a sus lecturas, y qué tipo de lector dirías que era?
Tomarse el trabajo de forrar cada libro para que no los ataque el Anti-Ser ya te da una idea del valor que les daba. Era un lector ecléctico que podía pasar de leer un clásico ruso a una historieta del ratón Mickey. Y todas sus lecturas influenciaron su forma de hacer literatura. Era muy fan de los relatos clase b, de ciencia ficción, pero también leía filosofía china, estudiaba astrología. Cuando estaba escribiendo algún texto que le demandara estudiar era muy meticuloso, por ejemplo para La hija de Kehops estudió un montón, para La puerta del viento leyó miles de artículos sobre Vietnam en diarios de la época. Y no le gustaba prestar libros. A veces te regalaba alguno, pero no los prestaba.
¿Por qué se decidió depositar la biblioteca en una biblioteca popular? ¿Qué valor le dieron a este tipo de instituciones públicas, por qué la eligieron?
En primer lugar, fue una decisión de Julieta. La eligió porque es la biblioteca del pueblo donde se crió Lai. Y sabe que ellos se van a encargar de cuidarla y ponerla en valor. Una institución privada podría hacer ese trabajo y quizá con más recursos, pero una biblioteca popular siempre va a garantizar el acceso del pueblo a los libros y en este caso cuentan con el apoyo del municipio. Siempre es preferible que un patrimonio como este quede en manos de una institución que tiene contacto directo con la comunidad, con estudiantes de escuelas públicas, con los lectores.
Esto forma parte de un trabajo mayor de recuperación de la obra y vida del maestro Laiseca. Hubo reediciones con prólogos que actualizaron la disponibilidad de sus libros, y hasta ediciones de materiales inéditos. ¿Hay más inédito? ¿Qué podemos esperar?
Hay un trabajo con la obra de Lai que estamos haciendo con las editoras de Random House, no es un rescate porque no estamos rescatando nada, la obra estaba ahí, y esto es un intento de darle a esa obra el lugar que se merece. Laiseca siempre fue un autor “raro” un outsider, pero él quería ser leído por todo el mundo, quería ser más popular, aunque no escribía de manera condescendiente con el mercado. En 2023 editamos un volumen que se titula Hybris (con prólogo de Selva Almada) que compila la primera novela que escribió Sindicalia, la novela sobre Vietnam que lo obsesionó durante años La puerta del viento y la última novela que escribió, ya en el geriátrico Camilo Aldao una suerte de misceláneas y recuerdos de juventud. Este año salió un volumen con sus Cuentos Completos (con prólogo de Leo Oyola) al que le agregamos unos 10 cuentos que fui encontrando y estaban inéditos. Cuando embalamos sus cosas aparecieron pilas de escritos, algunos textos metidos en bolsas. Lai era un poco desordenado con su obra. Hay algunas cosas más dando vueltas, no sé si todo saldrá por la misma editorial, pero seguramente irán saliendo reediciones y quizá alguna sorpresa para sus lectores.
¿Qué podés decirnos de esta recuperación bibliográfica de la obra de Laiseca, que en muchos casos ya no estaba en librerías?
Es un intento de darle más visibilidad a la obra de Laiseca, que vaya ganando lectores, que se termine de construir ese lugar (y no hablo de entrar al canon) que merece y que él quería, ser un autor leído, reconocido no sólo como autor de culto, sino más popular.