La madonna decadente
Zinaida Gippius
Poesía rusa
Miércoles 03 de febrero de 2016
Tercera entrega de poesía traducida y seleccionada por Natalia Litvinova (autora de Esteparia, entre otros). Hoy nos ofrece a la irreverente Zinaida Gippius, quien escribió una vez en su diario: "La vida me ofende de un modo que no puedo soportar".
Selección, notas y traducción de Natalia Litvinova.
Dijo Lev Trotski: "No creo en las brujas ni en lo sobrenatural, / pero conocí a una cobra cariñosa: Zinaida Gippius".
Zinaida nació en 1869 en Beliov. Fue tildada de sílfide, de bruja y de diablesa. Desafiante, esbelta, sofisticada e irreverente, sus contemporáneos destacaron tanto su talento como su belleza provocativa y ambigua. Así describió ella su hábito de travestirse: "En mi cuerpo soy una mujer, en mis pensamientos y en mi espíritu parezco un hombre".
En una velada de poetas conoció a Dmitri Merezhkovski, uno de los ideólogos del simbolismo ruso. Ambos poetas se casaron en 1889 y pasaron 52 años juntos en un matrimonio poco convencional. Esta unión no le impedía a Gippius lucir los anillos de compromiso que le obsequiaban sus pretendientes o sorprender a sus amantes al recibirlos desnuda o disfrazada de hombre. Según Víctor Burenin, ella provocaba los encuentros pero luego cambiaba de opinión y faltaba a las citas. ¿Por qué siempre busco amor? No lo sé, quizá porque ninguno de ellos me ama de verdad.
Durante los años previos a la revolución de 1905, Gippius trabajó en la propaganda de liberación sexual, a la vez llevó a cabo reuniones en las que se debatía el neocristianismo. Hacia 1888 escribió: "Rusia se muere, es irrevocable, comienza el reinado del Anticristo, y sobre las ruinas de la cultura se desencadena el embrutecimiento". Este tipo de declaraciones le ganaron el apodo de “Madonna decadente” y su desprecio hacia la revolución hizo que rompiera lazos con poetas y escritores.
Falleció en 1945 en París, unos años antes anotó en su cuaderno: "Creo que viviré poco tiempo, porque a pesar de mi voluntad y empeño, la vida me ofende de un modo que no puedo soportar".
El amor es uno
Solo una vez la ola hierve hasta
transformarse en espuma y deshacerse.
No puede el corazón vivir de la traición,
no existen las traiciones: el amor es uno.
Nos indignamos, jugamos,
o mentimos, pero nunca traicionamos,
hay silencio en el corazón,
el alma es una, el amor es uno.
Fuerte en su monotonía,
rutinario y desierto,
la vida pasa y en la vida larga
el amor es uno, siempre uno.
Solo en lo invariable está el infinito,
en lo constante, la profundidad.
Después, el camino, y cerca la eternidad,
cada vez es más claro, el amor es uno.
Le pagamos al amor con nuestra sangre,
pero el alma es justa,
y solo con un amor amamos...
Es uno, como la muerte.
Tener
a V. Uspensky
En el ruido verde de las hojas primaverales
o en el susurro verde de la ola,
espero siempre las flores extranjeras
de la primavera que aún no nace.
El Enemigo, cercano en la hora desesperada,
susurra: es mejor morir...
Alma, aléjate de las tentaciones,
sabe desear, sabe tener.
Lloro como una niña por las noches
y me cansa este corazón débil,
pero no pierdo el buen camino
de mi inocencia.
Que la subida sea abrupta, blancos los escalones.
Quiero llegar, quiero conocer,
y abrazando Sus rodillas,
morir allí y resucitar.