La flecha era ella misma
Subrayados
Miércoles 10 de febrero de 2016
Selección de Silvina Giaganti.
"Sus ojos se encontraron en el mismo instante, cuando Therese levantó la vista de la caja que estaba abriendo y la mujer volvió la cabeza, mirando directamente hacia Therese. Era alta y rubia, y su esbelta y grácil figura iba envuelta en un amplio abrigo de piel que mantenía abierto con una mano puesta en la cintura. Tenía los ojos grises, incoloros pero dominantes como la luz o el fuego". (pág 45)
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"La leche estaba tan caliente que al principio apenas podía mojarse los labios. Luego los pequeños sorbos se fueron extendiendo dentro de su boca liberando una mezcla de sabores orgánicos. La leche sabía a sangre y a huesos, a carne fresca, a pelo, insípida y harinosa, pero viva como un embrión creciente. Estaba ardiendo y Therese se la bebió de un trago, como los personajes de los cuentos de hadas cuando beben la poción que les transformará, o como los guerreros inocentes cuando beben la copa que les llevará a la muerte". (pág 76)
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"Aquel enero hubo de todo. Y hubo algo casi sólido, como una puerta. El frío encerraba la ciudad en una cápsula gris. Enero era todos aquellos momentos, y también era todo un año. Enero dejaba caer los momentos y los congelaba en su memoria: la mujer que a la luz de una cerilla miraba ansiosamente los nombres grabados en una puerta oscura, el hombre que garabateó un mensaje y se lo tendió a su amigo antes de irse juntos por la acera, el hombre que corrió toda una manzana para alcanzar por fin el autobús". (pág 157)
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"Y en ese momento había una distancia y un espacio azul pálido, un espacio creciente en el que ella echó a volar de repente como una larga flecha. La flecha parecía cruzar con facilidad un abismo increíblemente inmenso, parecía arquearse más y más arriba en el espacio y no detenerse. Luego se dio cuenta de que aún estaba abrazada a Carol, de que temblaba violentamente y de que la flecha era ella misma". (pág 209)
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"Carol se echó el pelo hacia atrás. Therese sonrió: aquel gesto era Carol. Era la Carol que siempre había amado y a la que siempre amaría. Oh, y ahora de una manera distinta, porque ella era distinta. Era como volver a conocerla, aunque seguía siendo Carol y nadie más. Sería Carol en miles de ciudades y en miles de casas, en países extranjeros a los que irían juntas, y lo sería en el cielo y en el infierno". (pág 313)
Todas las citas fueron tomadas de Carol, de Patricia Highsmith, en su edición por Anagrama, con traducción de Isabel Núñez y Jorge Aguirre.