El mundo que la poesía abre de infinitas maneras
Comienza la curaduría de Alicia Genovese
Jueves 23 de marzo de 2017
Con poemas de Mary Oliver, la autora de Química diurna, Leer poesía y Aguas, entre otros, a cargo de la cátedra de Poesía en la Universidad Nacional de las Artes, comienza hoy sus entregas en el blog.
Notas y traducción de Alicia Genovese.
Hay un diálogo que se establece entre la poesía y el mundo que rodea a un poeta. El paisaje natural, el confín de lo viviente, el mundo imperceptible que el poema visualiza y crea. La realidad lisa y llana, reconocible, se abre entonces en infinitos matices y sentidos. Qué es lo que la atención selecciona y ubica en primer plano, cuál es la experiencia corporal del affectus dentro del lenguaje poético. Aquí cuatro poetas, cuatro maneras diversas de respuesta.
MARY OLIVER en medio de la naturaleza
La poesía de Mary Oliver (1935, Ohio) dialoga estrechamente con la naturaleza en un paisaje, alejado de las ciudades, semirural, ahí donde elige vivir. Todo aquello que encuentra en ese entorno: ríos, lagunas, animales salvajes puede convertirse en el lugar donde encarnará el discurrir del poema. En el camino llegará a una revelación, sin ostentaciones, más cerca de las pequeñas verdades y de una meditada fe.
Oliver comienza a publicar en los años 60 y en 1984 recibe el premio Pulitzer por American Primitive, uno de sus libros fundamentales junto con Dream Work (1986). Pero es a partir de mediados de los 90 que su poesía gana otro espacio y adquiere mayor reconocimiento. Los artículos de Maxine Kumin y de Alicia Ostriker, además de sus lectores, contribuyeron a eso.
Gansos salvajes
No tienes que ser bueno.
No tienes que caminar cien kilómetros
de rodillas a través del desierto, arrepentido.
Sólo tienes que dejar que el animal suave de tu cuerpo
ame lo que ama.
Háblame de la desesperación, de la tuya,
y yo te hablaré de la mía.
Mientras tanto el mundo sigue.
Mientras tanto el sol y los claros
guijarros de la lluvia
se mueven a través del paisaje,
sobre las praderas y los árboles profundos,
las montañas y los ríos.
Mientras tanto los gansos salvajes,
altos en el aire limpio y azul,
se dirigen a casa otra vez.
Quienquiera que seas, no importa que estés solo,
el mismo mundo se ofrece a tu imaginación,
te llama como los gansos salvajes, áspero y excitante,
una y otra vez anunciando tu lugar
en la familia de las cosas.
Wild geese
You do not have to be good.
You do not have to walk on your knees
For a hundred miles through the desert, repenting.
You only have to let the soft animal of your body
love what it loves.
Tell me about your despair, yours, and I will tell you mine.
Meanwhile the world goes on.
Meanwhile the sun and the clear pebbles of the rain
are moving across the landscapes,
over the prairies and the deep trees,
the mountains and the rivers.
Meanwhile the wild geese, high in the clean blue air,
are heading home again.
Whoever you are, no matter how lonely,
the world offers itself to your imagination,
calls to you like the wild geese, harsh and exciting --
over and over announcing your place
in the family of things.
En los bosques de agua negra
Mirá, los árboles
transforman
sus propios cuerpos
en pilares
luminosos,
expelen la fragancia
de la canela
y la plenitud,
los conos alargados
de las totoras
estallan y flotan alejándose
sobre los hombros azules
de las lagunas
y cada laguna
no importa el nombre
que tenga, se despoja
del nombre ahora,
Cada año
todo
lo que he aprendido
a lo largo de mi vida
vuelve a esto: los fuegos
y el negro río de la pérdida
que del otro lado
tiene la salvación,
el significado que nunca
ninguno de nosotros
conocerá.
Para vivir en este mundo
debes ser capaz
de hacer tres cosas:
amar lo que es mortal,
sostenerlo
pegado a tus huesos convencida
de que tu vida depende de eso;
y cuando llegue el tiempo de dejarlo ir,
dejarlo ir.
In Blackwater Woods
Look, the trees
are turning
their own bodies
into pillars
of light,
are giving off the rich
fragrance of cinnamon
and fulfillment,
the long tapers
of cattails
are bursting and floating away over
the blue shoulders
of the ponds,
and every pond,
no matter what its
name is, is
nameless now.
Every year
everything
I have ever learned
in my lifetime
leads back to this: the fires
and the black river of loss
whose other side
is salvation,
whose meaning
none of us will ever know.
To live in this world
you must be able
to do three things:
to love what is mortal;
to hold it
against your bones knowing
your own life depends on it;
and, when the time comes to let it
go,
to let it go.
Los girasoles
Vení conmigo
al campo de girasoles
sus caras son discos radiantes,
sus columnas secas crujen
como mástiles de barcos,
sus hojas verdes
tan fuertes y tantas
llenan el día entero con las pegajosas
dulzuras del sol.
Vení conmigo
a visitar los girasoles,
son tímidos
pero quieren hacerse amigos;
tienen historias maravillosas
de cuando eran jóvenes
de la importancia del clima
de los cuervos errantes.
No tengas miedo
de hacerles preguntas.
Sus caras luminosas
que siguen al sol,
escucharán y todas
esas hileras de semillas
-una vida nueva en cada una-
esperan una cercanía más profunda;
cada una de ellas, aunque permanezca
entre una multitud, espera
en su soledad como un universo
separado. El largo trabajo
de transformar sus vidas
en una celebración
no es fácil. Vení
y hablemos con esas caras modestas,
el ropaje simple de las hojas,
las toscas raíces en la tierra,
tan erguidas, ardiendo.
The Sunflowers
Come with me
into the field of sunflowers.
Their faces are burnished disks,
their dry spines
creak like ship masts,
their green leaves,
so heavy and many,
fill all day with the sticky
sugars of the sun.
Come with me
to visit the sunflowers,
they are shy
but want to be friends;
they have wonderful stories
of when they were young -
the important weather,
the wandering crows.
Don't be afraid
to ask them questions!
Their bright faces,
which follow the sun,
will listen, and all
those rows of seeds -
each one a new life!
hope for a deeper acquaintance;
each of them, though it stands
in a crowd of many,
like a separate universe,
is lonely, the long work
of turning their lives
into a celebration
is not easy. Come
and let us talk with those modest faces,
the simple garments of leaves,
the coarse roots in the earth
so uprightly burning.