¿Alguien necesita las estrellas?
Un poema de Vladimir Maiakovski
Viernes 18 de agosto de 2017
"Yo soy poeta. Es lo que me interesa. De eso escribo", decía el poeta ruso Vladimir Maiakovski, nacido en 1893 en el pueblo de Baghdati, que de 1940 a 1990 fue llamado "Maiakovski" en su honor. "Nací el 7 de julio de 1894 (ó 93; la opinión de mamá y del registro administrativo de mi padre no coinciden). En cualquier caso, tampoco es importante", anotó.
Hijo de un guardabosques de Bagdadi, muerto en 1906 la familia (su madre y sus dos hermanas) remata los muebles y se va a Moscú, donde estudió pintura y se entusiasmó con el futurismo. En los años 20, hizo una serie de viajes por Europa participando en coloquios sobre la Revolución, y llegó a Estados Unidos y México: su libro de crónicas de viajes fue editado por Entropía y es una delicia. Pocos saben que Maiakovski también se dedicó a la publicidad -como Fogwill, como Ana María Shua, como Dalí-.
En 1930 se suicidó de un disparo al corazón.
Escrito en 1913, este poema está tomado de la antología de Akal, con traducción de Mauro Armiño.
¡Oíd!
¡Oíd!
Si se encienden las estrellas
¿alguien las necesita?
¿alguien quiere que existan?
¿Alguien llama a esos escupitajos perlas?
Arrostrando
la borrasca del mediodía, la polvareda
penetra hasta Dios,
temiendo llegar tarde,
llora,
besa su nudosa mano,
implora
-¡necesita una estrella!-
jura
no poder soportar este suplicio sin estrellas.
Luego
anda inquieto
fingiendo estar tranquilo.
Le dice a uno:
"¿Ya estás mejor, verdad?
¿Tienes ahora miedo?
Di."
Oíd.
Si se encienden
las estrellas
¿es porque alguien las necesita?
¿es indispensable
que todas las noches
sobre los tejados
luzca por lo menos una estrella?