"Para mí, los libros son pedazos de la vida, cáscaras casi, uñas que nos crecen tanto que se nos caen. O nos las cortamos": la escritora nacida en Misiones reflexiona sobre su último libro publicado en Blatt & Ríos. 

"En nuestra casa nunca sucedía nada. El día estaba atorado. Las ventanas no se abrían, se trancaban y una oscuridad de duendes parecía venir desde los resquicios de los muebles. En nuestra casa yo era azul, fina y huesuda como un paraguas". Una de las piezas que nos dejó el último Filba Internacional.

Algunos recién llegados a la librería de la mano de También el caracol, Años Luz, Minotauro, Anagrama y Bajo la Luna.

La escritora misionera, nacida en 1990 y autora de libros como Tres truenos (Bajo la Luna), avanza en este breve ensayo vehemente sobre los motivos que la alejan de la lectura del autor de obras como Glosa y El entenado, considerado uno de los más importantes de la literatura latinoamericana del siglo XX. 

"Para mí siempre era una molestia querer ser escritora y leer mucho, era una especie de defecto en donde yo estaba", cuenta la autora nacida en Misiones en esta conversación con Luciano Lamberti. "Pienso tan poco para escribir que me salen las cosas más animales del mundo. A partir de la voz van apareciendo las cosas. No sé nada de lo que pasa".

Promediando mayo, los nuevos libros no paran de llegar a la librería.

Un cuento inédito de la ganadora del primer premio del Fondo Nacional de las Artes con el libro Tres truenos. Nacida en la provincia de Misiones, Argentina, es autora de los libros La doncella aguja, El pequeño sudario y El violín a vapor.