Marina Yuszczuk: escribir o escribir
Foto de Valeria Mussio
Viernes 18 de julio de 2025
En el marco del ciclo "De cháchara", Eterna Cadencia recibió a Marina Yuszczuk para conversar sobre su nueva novela, Historia Natural (Blatt & Ríos, 2025).
Por Anne Sophie Vignolles.
Marina Yuszczuk nació en Quilmes en 1978. Es escritora, periodista y editora, pero también narradora y poeta. Por otra parte, es fundadora y directora de la editorial Rosa Iceberg.
Escribió cuatro novelas, dos libros de cuentos y siete poemarios. En 2021, su segunda novela, La sed (2020), la convirtió en la primera ganadora del Premio Nacional de Novela Sara Gallardo. En el marco del ciclo "De cháchara" 2025, Eterna Cadencia la recibió para conversar sobre su nueva novela, Historia Natural (Blatt & Ríos, 2025).
¿Cómo llegas a esta historia y cómo te llega la historia del Museo Natural de La Plata?
No fue la figura de Moreno lo que me llevó a escribir esta novela (o me dieron ganas de escribir esta novela), sino que fue el museo en sí, como espacio: fue ir al museo. Este museo tiene una particularidad que a mí me resulta súper interesante: no solamente es un museo construido en la década de 1880 sino que, en la actualidad, cuando una va, tiene una sala histórica que se mantiene tal cual desde que se inauguró el museo, cosa que ya es un montón para nuestro país, que es tan joven y donde todo es nuevo. Pero, además, en las vitrinas, en el mobiliario, en las etiquetas que están pegadas en las vitrinas (que son de varias décadas atrás), etc. es un lugar que se quedó en una época, un tiempo en el que vos ibas a los museos y si entendías, genial, y si no, quedabas afuera, porque no era un lugar pensado para instruir, para que la gente común (que no eran científicos) pudiera ir y aprender algo. Era más bien para ir e impresionarse y esa fue la idea detrás de mucho de lo que se construyó en nuestro país en esta década de 1880: todo tenía que ser grandioso, impresionante, majestuoso. Y eso genera un efecto que, para mí, tiene mucho que ver con la infancia, con sentirse de alguna manera que una está mirando como cuando era chica, con esa mirada tan simple y sincera de sentirse asombrada, que es un poco también lo que aparece en el primer capítulo de La Sed, en el recorrido por el cementerio de la Recoleta -que abre el libro. Esos lugares que te sacan de lo cotidiano.
¿Cómo nace Virginia? ¿Cómo “te encontrás” con este personaje de ficción?
Tenía que ser una chica. No sé si alguna vez voy a escribir un protagonista masculino, creería que no, pero bueno, quizás en algún momento voy a hacer lo imposible… por ahora hago eso. Me interesa mucho las chicas y, además, me parece que todavía sigue siendo un territorio bastante inexplorado. Por otro lado, yo escribí mujeres en el pasado, y me gustaba que fuera una nena esta vez, que fuera alguien que realmente tuviera esa mirada, que por momento fuera muy madura o que pareciera muy madura para su edad, pero que después fuera terriblemente infantil. Por dos motivos, primero por esto que te digo de la mirada infantil de ella sobre el lugar en donde vive (cuando investigué para escribir la novela, leí que la familia de Moreno había vivido en el Museo mientras se estaba construyendo). Y me interesaba explorar la relación padre-hija. Esa idealización terrible del padre, en este caso, y que ese padre te llevara a vivir al museo y vos vivís ahí y estás dando vueltas entre medio de todas las vitrinas… ¡Cuánto me hubiera gustado de chica que me pasara!
PING PONG DE PREGUNTAS
¿Cuál es el olor y el sabor de Bahía Blanca y Buenos Aires?
Buenos Aires ahora no huele bien. No voy a decir a que huele, pero ustedes saben. Bahía Blanca para mí huele a tierra. Es un clima súper seco donde siempre hay viento y una suele estar con la cara llena de tierra.
¿Cuá es el olor y el sabor de la infancia?
Flores. Olor a humedad, pero no en un mal sentido. Yo vivía en una casa que tenía pisos de madera y abajo había sótanos. No es muy común acá en Argentina. Y me acuerdo de ese olor a humedad y ahora vivo en una casa antigua, que tiene olor a humedad también y es horrible, pero me doy cuenta de que por algo la elegí (se ríe). Sí, es eso, como si a humedad y medio viejo. Sabor, no sé, pero supongo que a alguna golosina de esas, tipo Chiclets...
¿Qué tal te llevas contigo misma a la hora de escribir? Dijiste que sufrís mucho...
Con esta sonrisa (sonríe y se ríe). No, no… por eso digo que hay cosas que tienen que quedar en la soledad, ahí, en el sótano. Es muy Jekyll and Hyde la escritura. Digamos que me banco.
¿Si tuvieras que recomendar dos novelas y/o escritores?
No se mueran sin leer a Marcel Proust, Mary Shelley, Shirley Jackson.
Si tuvieras que dar un truco o consejo de escritora, ¿cuál sería?
Escribir igual. Suena a que no estoy diciendo nada, pero lo que quiero decir es: si tienes dudas, escribí igual. Si no sabes si te va a salir, escribí igual. Si te está pareciendo medio feo, escribí igual. Una tiende a ponerse muchas trabas. Yo siempre trato de llegar a ese estado de ir para adelante sin saber bien claro qué estoy haciendo. No es nada fácil, pero hay que llegar ahí, a ese estado de paz.