Homenaje a Di Benedetto en el Filba Nacional

Desde ayer y hasta el domingo se realiza el quinto Filba Nacional en la ciudad de San Rafael (Mendoza). La primera actividad pública, antes de la conferencia inaugural de Eduardo Belgrano Rawson, fue una lectura colectiva en homenaje a Antonio Di Benedetto en la que participaron Oliverio Coelho, Gabriela Massuh, Tálata Rodríguez, Hernán Ronsino, Eduardo Sacheri y los escritores mendocinos Maximiliano Saltalamacchía, Sonnia De Monte y Marcos Martínez. El autor de Zama, Los suicidas y Aballay, entre tantos otros títulos imprescindibles, figura icónica de las letras argentinas, nació en Mendoza en 1922 y publicó allí gran parte de su obra. Di Benedetto fue secuestrado y torturado por las Fuerzas Armadas, que lo detuvieron en su despacho del diario Los Andes el 24 de marzo de 1976, el mismo día en que se produjo el Golpe que tiró el gobieno de María Estela Martínez de Perón. Debió exiliarse en Europa y recién pudo volver al país cuando volvió la democracia. Estaba previsto que la actividad se realizase en el Parque San Martín, pero una alerta meteorológica por posibles granizos —lo que finalmente sucedió— movió el encuentro al Concejo Deliberante de la Ciudad. Cada escritor leyó un fragmento favorito de la obra de Di Benedetto, excepto Tálata Rodríguez que hizo un readymade con títulos y fragmentos de sus cuentos:

Bata rosa propicia de la nada

La prematura espera,
el cariño de los tontos,
obstinado visor.
Espejismos.
Manos en la noche
con orden de matar
vizcachas, sargazos, conejos,
un puma blanco.
Algo del misterio
reducido
a comida de cerdos,
en rojo culpa.
Un hombre perro
amigo enemigo
de viboradas,
es presa fácil,
declinación y ángel
enroscado.
Pero no es un hombre de escasa vida.
Es quizás, un hombre pan dulce
tejedor que teje en mimbre
mi muerte suya.
El abandono y la pasividad
de cómo nacen los hombres libres.
La búsqueda del diablo,
un as, cínico y ceniza.
Nido en los huesos
del hombre invadido.
Recepción del trópico,
encuentro,
lugar del malo,
lugar bueno como el pan.
¿Pintor o pintado?
Hobre en un agujero,
la verdadera historia del pecado original,
de cómo evolucionan los oficios del hombre.
Trencito de la infancia,
muy de mañana en el cementerio,
sospechas de perfección,
caballo en el salitral,
bizcochos para polillas,
mariposas de Koch,
doy gracias a Dios
por la imposibilidad de dormir.