Félix Bruzzone: "Para mí escribir es poner el cuerpo"
Valeria Mussio
Viernes 08 de agosto de 2025
En el marco del ciclo de entrevistas "De Cháchara" del Club Eterno, recibimos a Félix Bruzzone y conversamos sobre el métier de escritor.
Por Anne-Sophie Vignolles.
Félix Bruzzone nació en Buenos Aires, en agosto del 1976. Es escritor, editor, performer y docente argentino. En 2005, cofundó la editorial Tamarisco, donde publicó los primeros textos de escritores como Federico Falco y Margarita García Robayo. En 2010, obtuvo el Premio Anna Seghers (creado para incentivar a autores jóvenes y que cada año recompensa a un/a escritor/a alemán/a y a uno/a latinoamericano/a).
Bruzzone fue traducido a los idiomas francés, sueco y alemán, y algunos de sus textos fueron adaptados al cine, el teatro y la ópera. Sus textos suelen dialogar con el legado de la dictadura, el cuerpo como herramienta narrativa, y una tensión constante entre lo íntimo y lo político.
¿El cotidiano es un disparador para la escritura?
Sí. Todo el tiempo. No te podría decir nada “puntual”, pero hay una relación constante entre lo cotidiano y lo literario: un gesto, una frase, una situación puede derivar en un relato. El otro día leía Diario de la limpieza, de Matías Moscardi, que justo describe eso de una manera increíble a partir de un plato que se cae en el medio de la noche, así, de la nada… y cómo eso puede dar inicio a un cuento de terror o a una reflexión sobre los platos como maldición cotidiana.
¿Cuándo sentiste por primera vez que escribir podía ser “un modo de vida”?
Durante mucho tiempo pensé que era una necesidad. Después me di cuenta de que podía estar meses sin escribir y no pasaba nada. Pero la realidad es que cuando escribo, estoy muy bien. Me da placer. Trato de que siempre haya algo de juego, de exploración, incluso cuando estoy corrigiendo.
¿Recordás cómo empezó ese impulso de escribir?
Empecé escribiendo cartas. Le escribía a mi abuela, que vivía en San Luis, y le inventaba cosas porque el cotidiano no me parecía tan interesante, así que le agregaba ficción. Después, copié cuentos de piratas o policiales. Copiar siempre fue una forma de escribir para mí (y lo sigue siendo). Ahora, por ejemplo, estoy con una novela que tiene algo de El beso de la mujer araña, así que me puse a releer a Puig y a copiarlo. Frases enteras, incluso… [risas]
En tus textos, el cuerpo tiene una presencia fuerte. ¿Qué lugar ocupa para vos en la escritura?
Para mí escribir es poner el cuerpo. Aunque estés quieto, hay un cansancio, una transpiración, una inversión física. El cuerpo escribe. Hasta el ojo que mira la pantalla, como en el caso de Stephen Hawking, es un cuerpo escribiendo. Yo no separo mente y cuerpo. Todo lo que se escribe, incluso con IA, tiene un origen corporal.
En Campo de Mayo el personaje dice: “Correr fue, al principio, una excusa. Después se volvió inevitable. El cuerpo sabía más que yo.” ¿Qué relación hay entre correr y escribir?
Yo creo que correr, como escribir, exige ritmo, trance, repetición, cierto agotamiento. Es verdad que correr se parece más al gesto físico, pero escribir también tiene eso. Hay libros que te dejan exhausto.
¿Le escribís a alguien en particular cuando escribís? ¿Pensás en un lector ideal?
Antes pensaba en mi tío, que era un gran lector, sin formación literaria, pero que leía mucho y yo quería que me leyera, obvio, pero sobre todo, quería que entendiera lo que yo escribía. Hoy creo que me escribo a mí mismo. Escribo lo que me gustaría leer.
¿Qué te gustaría provocar en tu lector?
Que se sorprenda. Que no le dé igual: que se ría o que se enoje, etc.. que “algo” pase. Nunca escribí una comedia, pero me gusta que aparezca el humor. Y si una imagen o una frase que escribí se queda “pegada”, si resuena, ya es un montón.