Tres escritoras se unen para fundar una revista literaria "como las de antes"
El gran cuaderno
Viernes 24 de febrero de 2023
Ana Navajas, Adriana Riva y Natalia Rozenblum son escritoras y también docentes en talleres literarios. "La idea surgió en un auto, rumbo a una lectura", cuentan.
Por Valeria Tentoni.
Con un flamante primer número que incluye colaboraciones de Laura Wittner, Alejandra Kamiya, Pablo Dacal o Nora Lezano, la revista El gran cuaderno sale al mundo con nombre prestado de Agota Kristof y promete frecuencia cuatrimestral. Detrás de su portada rosa están las escritoras Ana Navajas, Adriana Riva y Natalia Rozenblum. "Hace años que queríamos hacer un proyecto vinculado a la literatura, dábamos vueltas y vueltas, dejábamos de pensar en eso, volvíamos a pensar en eso. La idea surgió en un auto, rumbo a una lectura. Fue tan obvia para nosotras como son las ideas que están ahí, agazapadas, esperando que uno las descubra", dice la autora de Estás muy callada hoy (Rosa Iceberg).
Su diseñador, Santiago Goria, se sumó después: "El primer boceto que nos mostró fue amor a primera vista. Imposible no embarcarse en un proyecto entre amigos en donde, a pesar de ser todos muy distintos, hay una frecuencia que es la misma".
Sobre el diseño, sigue Navajas: "Queríamos que tuviera el tamaño de un cuaderno porque nos interesaba que fuera un objeto, además de bello, amigable: fácil de trasladar, manipular, intervenir. En los cuadernos está la intimidad de los procesos creativos, a nosotras nos encanta llevar cuadernos y queríamos que la gente se pudiera apropiar de este. De inmediato se nos vino a la cabeza el nombre de la primera trilogía de la novela de Agota Kristof. El acuerdo fue unánime".
Para Natalia Rozenblum, "lo primero es contactar personas cuya búsqueda nos interesa. Hacemos listas con esos nombres, no importa si son escritores o artistas conocidos o desconocidos, sino que hayamos visto algo de su material (en la disciplina que sea) y que de algún modo nos haya conmovido. Cuando recibimos el material lo compartimos entre las tres y empieza un diálogo para ver si coincide también con lo que nosotras buscamos para la revista. En cuanto a las secciones no lo pensamos tanto en esos términos, de hecho la revista no tiene esa rigidez, a excepción de los cuadernos de artistas".
En plena crisis del papel, las escritoras decidieron hacer una revista impresa. "Esa decisión fue la primera y más clara de todas: si avanzábamos, era para hacer una revista en papel", sigue la autora de Baño de damas (Tusquets).
"Nos interesa la materialidad, poder tocar, oler, subrayar, comentar. No estábamos preocupadas por lo que se consume, es decir, el paso a lo tecnológico, sino más bien en cómo leemos nosotras, que es en papel. Ninguna pudo trasladarse a otro formato de modo que con esta revista le hablamos a esas personas y, por qué no, a las que migraron pero extrañan entrar en contacto con una revista como las de antes".
El gran cuaderno agotó la tirada de arranque y las autoras ya están trabajando en los materiales de la segunda. "Me sigue emocionando la aparición de cada número", nos decía Saúl Sosnowski hace un tiempo sobre Revista Hispamérica, que arrancó en 1972 tras conseguir un cuento inédito de Bioy Casares y una entrevista a David Viñas y jamás se interrumpió, pasando hoy día las 150 entregas.
Cuando comienza una revista como estas en Argentina, es costumbre citar aquél hermoso poema de Fabián Casas: "Las parejas y las revistas literarias/ duran casi siempre dos números". Quizás sea hora de dejar descansar esos versos.