Patrick Modiano, el montajista de recuerdos
Sobre el último libro del Nobel francés
Jueves 27 de julio de 2017
"Con leer pocas líneas alcanza para saber que se trata de un Patrick Modiano auténtico, como se podría adjudicar un cuadro a Rothko con un solo golpe de vista". Sobre Joyita (Anagrama), su último libro, escribe Leonardo Sabbatella. "Si hay una enseñanza en su obra es que la memoria nunca está saldada".
Por Leonardo Sabbatella.
Patrick Modiano es un escritor de la pesquisa privada. Sus personajes –solitarios, inquietos, tenues– a menudo se comportan como detectives de su propia vida: reconstruyen historias, van en busca de personas del pasado y trabajan tanto con los recuerdos como con lo que averiguan en el presente. Joyita no es la excepción. Con leer pocas líneas alcanza para saber que se trata de un Patrick Modiano auténtico, como se podría adjudicar un cuadro a Rothko con un solo golpe de vista.
Joyita se arma con un disparador simple y mínimo. Una escena desencadena la narración: una chica cree reconocer a su madre en el subterráneo. Madre a la que ha dado por muerta luego de que desapareciera años atrás. Empieza a seguirla, a registrar sus movimientos y a tenerla siempre a tiro de poder hablarle o tocarla. Quizás como ya ha hecho en Primavera de perros (por nombrar un solo caso), Modiano pone a funcionar la narración como forma de ir tras alguien, de averiguar sus antecedentes pero también de espiarlo de cerca y tomar nota. Cada novela es como una investigación privada y amateur.
Patrick Modiano (premio Nobel 2014) es un autor urbano (en Joyita las caminatas por la ciudad son el sistema circulatorio de la novela), un observador de comportamientos, un montajista de recuerdos. Si hay una enseñanza en su obra es que la memoria nunca está saldada, pareciera ser una construcción continua, un work in progress que siempre reclama algo más: un reencuentro, una explicación, un duelo, una repetición. Y quizás la misma memoria de la obra de Modiano haya reclamado esta novela. Joyita es un personaje que ya había aparecido en Tan buenos chicos como “Petite Bijou”, una chica de rol fugaz de la que el narrador llegaría a decir “mi vida, hasta ahora, no ha sido sino una larga e inútil búsqueda de Petite Bijou”. Modiano se cita a sí mismo para trabajar en el pliegue de una vieja novela de recuerdos juveniles y decepciones adultas.
La escritura austera y precisa del autor de Más allá del olvido consigue un efecto paradójico, el texto fluye y avanza rápido pero no a causa de la liviandad sino de su propia densidad y por cierto carácter magnético. Modiano es un escritor de imágenes en pocos trazos y de detalles que anclan el sentido (una luz verde y roja sobre la pared del cuarto, el color de un abrigo, el recuerdo de un perro).
Muchas veces se explica un libro buscando sus referencias en el pasado pero quizás sea hora de encontrar cuáles han sido sus efectos, de quién ha sido precursor. Y da la impresión de que objetos tan disímiles como la nouvellle Llamadas desde Amsterdam de Juan Violloro o el cine de los hermanos Dardenne no hubieran sido posibles sin Patrick Modiano, sin sus libros melancólicos y errantes.