Llega el Festival Eterno: un mes de eventos gratuitos para festejar la lectura
Jiniva Irazábal
Miércoles 13 de noviembre de 2024
La terraza de la librería Eterna Cadencia será la protagonista de esta temporada estival: del 20 de noviembre hasta el 20 de diciembre habrá lecturas, clases abiertas, charlas y recitales.
Fue un impulso: así define el momento en que se le ocurrió la idea Pablo Braun, fundador de la librería Eterna Cadencia hace casi 19 años (que se cumplirán precisamente al cierre del festival). Un mes entero de actividades gratuitas que aprovechen la terraza de la librería y el clima veraniego para compartir lecturas con lecturas, clases abiertas, sorteos de libros, charlas y recitales.
El Festival Eterno está cerrando su programa a contrarreloj y es una coproducción entre Fundación Filba (al frente de festivales internacionales, infantiles y nacionales, entre otras cosas) y la librería ubicada en Honduras 5582, en pleno barrio de Palermo. Braun explica que el impulso de generarlo tuvo que ver con la imposibilidad de llevar adelante la edición nacional, itinerante, del Filba, a causa de las crisis presupuestarias que atraviesan los distintos municipios del país. Bariloche, Bahía Blanca, Mar del Plata y Santiago del Estero son sólo algunas de las localidades que el festival visitó durante los últimos años, pero este 2024 la cosa se volvió simplemente imposible. “Es un año complejo y nos encontramos sólo con respuestas negativas. Así que pensé: bueno, entonces hagámoslo en Eterna. Y, en vez de comprimir todas las actividades en tres días, las distribuimos en un mes”, explica Braun.
Así, quienes se acerquen a la librería se encontrarán con algunas de las clásicas propuestas de Filba: las bitácoras serán una de ellas. Irá de lunes a viernes, del 20 de noviembre al 20 de diciembre, en un cierre que coincidirá con el aniversario número 19 de la librería (que promete ser una fiesta y deja la vara muy alta para los festejos por las dos décadas, en 2025).
“El lema en Filba es que la literatura circule. Yo siempre me pregunto para qué sirve un festival... El otro día leía La utilidad de lo inútil, de Nuccio Ordine, que me dio, de algún modo, una respuesta. Se trata de discutir la mirada mercantilista, que es un poco la que sostiene este gobierno con su enfoque hacia lo cultural, en el que todo tiene que ser útil y mensurable. En algún punto los festivales, así como el trabajo de un montón de bibliotecas, editoriales, escritores y promotores de lectura, todo ese trabajo silencioso puede parecer inútil o pequeño desde un punto de vista mercantil, y esto si no se considera que el libro sí que genera una industria. Ni que pasa a ser útil como cultura, como una gota más del mar de la cultura, que es lo que nos da identidad, lo que nos une, lo que nos encuentra y nos permite formar comunidad”, explica Braun, que ha acompañado incontables ediciones del festival Filba y viene de participar de la Noche de las librerías en Montevideo. "En los festivales, una de las cosas que más me gustan es lo que pasa abajo de la tarima, cuando los escritores se encuentran con los lectores, con otros escritores, cuando quienes participan pueden conocer a un escritor de otro país, cuando los sellos locales terminan editándolos un escritor termina viajando a otro país y conoce otra cultura, y vuelve con ese conocimiento que nutre su propia comunidad", agrega, y recuerda el caso de una visita de la irlandesa Claire Keegan en 2008 a Buenos Aires, algo que terminó desembocando en múltiples traducciones y un refuerzo del interés lector argentino por el mundo irlandés. “Es muy difícil de medir el impacto de un festival, es un impacto muchas veces intangible pero muy rotundo a la vez”.
A punto de convertirse en veinteañera, Eterna Cadencia librería llegó a la escena libresca en un momento de gran ebullición general: aparecían nuevos sellos independientes, nuevos espacios, nuevos festivales, en una post crisis de 2001 que produjo muchísimas de las líneas fuertes del ecosistema nacional actual. “Por entonces yo era un outsider: no había estudiado Letras, no venía del mundo editorial, no era escritor”, recuerda Braun. Desde entonces, el espacio de la librería se convirtió en una “casa tomada por escritores” en la que se desarrollaron incontables presentaciones de libros, charlas, encuentros, y por la que han circulado autores nacionales tanto de renombre como emergentes, e internacionales como Paul Auster, J. M. Coetzee (“recuerdo que leía Auster y lo escuchaba Coetzee, sentado acá mismo”), Delphine De Vigan, Richard Ford, Siri Hustvetd, Kjell Askildsen, Juan Villoro, Margo Glantz, Rodrigo Rey Rosa, Mario Bellatin, Pedro Lemebel, Mircea Cartarescu, Laurie Anderson, Jonathan Franzen o Anne Carson.
Para la edición de este festival, entre los nombres confirmados al momento están los de Tamara Tenembaun, María Gainza, Alexandra Kohan, Alejandro Katz, Alejandra Kamiya, Diego Golombek, Flavia Pitella, Sergio Olguín, Tomás Downey, Luciana de Luca, Santiago Loza, Pedro Mairal o Alejandro Tantanián.
Los cuatro lunes ofrecerán clases abiertas, los martes bitácoras, los miércoles el ciclo de Conversaciones urgentes, los jueves actividades de distintas editoriales y los viernes propuestas más festivas como recitales y lecturas. “Queremos que vengan, que lo disfruten. Que sepan que ese mes, entero, acá vamos a estar, esperándolos. Será totalmente gratuito”, cierra Braun. Muy pronto, por este mismo medio, se publicará el programa completo.