Las mariposas muertas de Ray Bradbury
Un clásico ilustrado
Lunes 07 de marzo de 2022
Editorial Nórdica reeditó Un sonido atronador en un volumen ilustrado por Elena Ferrándiz para celebrar el centenario del autor de Crónicas marcianas: el tomo de tapa dura entrega la historia en solitario y en todo su esplendor.
Por Valeria Tentoni.
A propósito de los riesgos ecológicos que últimamente se toman como si fuesen un vaso de agua, pero también con respecto a los vínculos de cualquier tipo -amorosos, laborales, etcétera-, hay una idea simple que la humanidad parece haber perdido de vista: no todo es reversible, no todo es compensable.
Ray Bradbury, que cifraba en sus historias conmociones filosóficas y preguntas de gran calado a la sociedad que veía borbotear y pudrirse frente a sus ojos, lo sabía. Tiene que haberlo tenido entre ceja y ceja, si no cuando lo escribió al menos cuando terminó su cuento "Un sonido atronador".
Hace un par de años, Editorial Nórdica reeditó ese cuento en un volumen traducido por el Colectivo Ray Bradbury e ilustrado por Elena Ferrándiz para celebrar el centenario del autor de Crónicas marcianas, fallecido en 2012. Ahora, el tomo de tapa dura entrega la historia en solitario y en todo su esplendor, con papel de alta calidad, tipografía grande y páginas enteras reservadas a la magia de Ferrándiz, quien nos acompaña con belleza por la selva oscura de un safari en el tiempo. La española, que ha ilustrado también obras de Virginia Woolf y Herman Melville, no se reserva sombras, negruras ni gotas de sangre, y el efecto es notable.
Pero el camino de esa historia de Bradury es largo: originalmente, "Un sonido atronador" fue publicado en una revista, Collier's Magazine en junio de 1952. La revista había sido fundada en 1888 por Peter Fenelon Collier, editor estadounidense nacido en Irlanda que se propuso una publicación semanal, ilustrada, que se internaba también en el periodismo de investigación. Apenas un año después de su salida en Collier's Magazine, "Un sonido atronador" pasaría a formar parte del libro de cuentos Las doradas manzanas del sol, colección de veintidós elementos que le pide el nombre prestado a unos versos de W.B. Yeats. De la perfección de ese libro nada mejor como predicado que un ejemplo: el cuento "La sirena".
A diferencia de ese relato, "Un sonido atronador" propone un viaje a otra era, una en la que los seres humanos todavía no teníamos voz ni voto. De hecho, es precisamente ese el servicio que vende "Safari en el tiempo S.L.", el anuncio que el protagonista, Eckels, ve en un letrero luminoso. "Safaris a cualquier año del pasado. Usted elige el animal, nosotros le llevamos", prometen.
Eckels duda, pero no lo suficiente. Pide que lo lleven a matar un Tyrannosaurus rex. Como su pedido no es original, no es el único, así que parte en comitiva. La historia es famosa, la advertencia del guía también: se les pide que no maten a ninguna bestia que no haya sido marcada antes por ellos y que no pisen fuera de un camino especialmente diseñado para cumplir, sobre todo, con quienes han aprobado la licitación de estos viajes.
El peligro más grande, se sobreentiende, es el de perder el permiso que consiguió la empresa, no tanto el de destruir, en cadena, el futuro en el que incluso ellos mismos existen y pueden tomar decisiones tan irresponsables como la de viajar en el tiempo a cazar.
"El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo": Bradbury debe haber conocido este proverbio chino, así como el matematico y meteorólogo estadounidense Edward Lorenz debe haber conocido el cuento del bueno de Ray cuando se internó en la teoría del caos y el "efecto mariposa".
Películas y demás visitas culturales rondaron y popularizaron la idea más tarde, pero ninguna logró conmover lo suficiente ni detener la indolencia y la estupidez humanas, el intrínseco desprecio capitalista por la naturaleza, esa que ahora florece también en derrames de petróleo y demás daños irreversibles. Daños tan grandes como una mariposa en la suela de un zapato.
"Un sonido atronador" todavía resuena en nuestras bibliotecas, en especial con este tipo de rescates. Si se presta atención, de noche, sus páginas parece que aletean.