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El nacimiento del Círculo de Bloomsbury

Algunos de los miembros del grupo, de izquierda a derecha: Ottoline Morrell, Maria Nys (esposa de Aldous Huxley), Lytton Strachey, Duncan Grant y Vannessa Bell.

Así surgió el grupo que compusieron personalidades como Virginia Woolf y Lytton Strachey, donde finalmente se traduciría la obra de Sigmund Freud: una novedad de Editorial Manantial.




Por Henriette Michaud.



En el seno de la Universidad de Cambridge nace, a principios del siglo XIX, una sociedad secreta que se propone la tarea de seleccionar a los mejores cerebros en todos los dominios de las letras, de las artes y de las ciencias, con el fin de oponerse a la supremacía de Oxford, la universidad rival, que pretende tener la preeminencia del pensamiento y del gusto ingleses. Los miembros de esa Midnight Society se reúnen cada sábado a medianoche. A fines del siglo XIX, el grupo adopta el nombre de “Sociedad de los Apóstoles” (Apostle Society). Cada año, uno o dos estudiantes prometedores se suman para engrosar sus filas. Una vez elegidos por sus mayores, al final de sofisticados rituales de aceptación, esos jóvenes (no hay jóvenes mujeres, por supuesto) se transforman en “Apóstoles” y reciben un número que guardarán toda su vida. Muy convencidos de pertenecer a una élite intelectual, se profesan una gran admiración mutua –se habla incluso de la “Sociedad de adulación mutua”–. La activa cofradía es el lugar de intensos intercambios intelectuales y también de amistades y de amores (clandestinos) seguidos por inevitables desavenencias dignas de las mejores familias. En los albores del siglo XX, justo después de la muerte de la reina Victoria, cuyo reino atravesó el siglo precedente, la nueva generación de “Apóstoles” intenta, con el filósofo George Moore (su “evangelista”, especialista de filosofía moral), una redefinición de la naturaleza del Bien y de la buena vida según nuevos criterios morales, no religiosos e incluso antirreligiosos, y una elaboración de principios éticos que admitan declaraciones y costumbres libres. Las prohibiciones anteriores han sido tan pesadas que la simple posibilidad de suprimirlas representa en sí una victoria y una satisfacción. En el curso de discusiones filosóficas animadas, los intelectuales de Cambridge sostienen un pensamiento de vanguardia y conversan noches enteras en el modo del diálogo socrático. Abordan con audacia temas tabús, desde los más elevados (la muerte de Dios) hasta los más escabrosos (la sexualidad, la homosexualidad, las funciones corporales como la defecación). Dado que las respuestas dogmáticas aportadas por la religión y la metafísica han perdido su pertinencia, las cuestiones de moral son objeto de reflexiones exhaustivas. La ética y la estética del grupo pueden resumirse en estas líneas de los Principia Ethica del filósofo G. E. Moore: “Las cosas más importantes –y de lejos– que conozcamos o podamos conocer son ciertos estados de conciencia que pueden describirse, a grandes rasgos, como el placer de las relaciones humanas y la satisfacción de los objetos de belleza; […] es solo por estas dos cosas que cada quien puede justificarse en el ejercicio de todo deber público o privado. […] Son ellas las que constituyen elfin último, razonable, de las actividades humanas, y el único criterio del progreso social”. Los estudiantes elegidos admiran perdidamente a sus mayores, como George Moore, y muy pronto Bertrand Russell, filósofo lógico que se convertiría en su modelo de pensamiento. 


La “Sociedad de los Apóstoles” es el crisol intelectual en el que va a nacer “Bloomsbury”. He aquí cómo. Todo comienza en el seno de dos viejas familias inglesas eruditas y aliadas: la familia Stephen, sobre todo Thoby Stephen, hermano de la futura Virginia Woolf, y la familia Strachey, sobre todo Lytton Strachey, cuyo hermano menor, el décimo de los hermanos, es James Strachey. En torno a Lytton Strachey y a Thoby Stephen se forma un grupo de amigos íntimos que devienen, casi todos, “Apóstoles”. Cuando Lytton Strachey entra a Cambridge en 1899, la universidad opone al espíritu victoriano (su moral restringida, su religión mojigata) una apertura a los nuevos descubrimientos de la ciencia y una nueva actitud en relación con la sexualidad. En algunas semanas, ese joven encantador por naturaleza pero de físico poco agraciado (muy alto, padece una deformación en la columna vertebral) y de una salud frágil se vincula con quienes van a ser sus amigos de por vida. Lytton acentúa en el seno del grupo la orientación claramente homosexual, de un modo muy particular que él llama “high sodomy”: una “sodomía de alta gama”, sin vulgaridad, más bien casta, que se autoriza sobre todo una gran libertad para hablar de sexualidad. En 1903, Lytton Strachey es admitido en la “sociedad de los Apóstoles”. Al año siguiente se le unen John Maynard Keynes, el futuro economista; Leonard Woolf, el futuro editor de Freud, y el escritor E. M. Forster, que pronto será famoso (A Passage to India). Ese pequeño grupo de estudiantes excepcionales habita y vive en los campus de Cambridge hasta 1904. La vida amorosa tiene un lugar tan grande como los estudios. Las relaciones sentimentales se caracterizan por lo que Maynard Keynes llamará “inmoralismo moral”. Se traman intrigas, sinceras pero fluidas, complicadas y dolorosas, que suscitan infinitas correspondencias, a veces tres veces por día. Se cambia de amante. Algunos pasan de unos brazos a otros, se sufre deliciosamente. Lytton da muestras de una emotividad considerable. 

Refiriéndose a él, Jean Blot hablará incluso de una “sensiblería de joven costurera”, a causa de las profusas lágrimas vertidas por los enamorados atormentados. La revolución sexual se sitúa en las conductas que la ley aún condena, pero sobre todo en la lengua: las numerosas cartas osan expresar los sentimientos, los tormentos, las esperanzas. La muerte del padre de Thoby Stephen, en 1904, va a causar un cambio mayor en la vida del grupo de amigos. Figura paterna imponente, y hasta terrorífica, Sir Leslie Stephen encarna la ideología victoriana, como erudito y como autor de numerosas obras, entre las cuales un estudioso diccionario de los “Grandes hombres ingleses”, una Historia del pensamiento inglés en el siglo XVIII y unos célebres Ensayos sobre el libre pensamiento. Si bien representa una de las figuras más originales del racionalismo culto del fin del siglo XIX, Sir Leslie, en su vejez, se ha vuelto un tirano doméstico para los hijos que aún viven con él. Desde la muerte prematura de su mujer (cuando el último hijo, Adrian, tiene once años de edad), vive en el barrio chic de Kengsington con los cuatro hijos Stephen y dos hijos de un casamiento precedente. Su muerte, la de un hombre y una época, libera a Thoby (23 años), Vanessa (21 años), Virginia (19 años) y Adrian (13 años) de un penoso yugo. Por iniciativa de Vanessa, la hija mayor, los jóvenes hermanos deciden mudarse juntos. Abandonan la lóbrega casa familiar de High Park Gate y eligen un domicilio mucho más alegre y luminoso en el barrio de Bloomsbury. El nombre de “Bloomsbury”, tan eufónico, corresponde simplemente al del lugar: Blooms-Borough, el barrio florido.

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