Cuatro novelistas que debutan en 2022: cómo salir a la cancha

Un semillero gracias a premios y maestros
Lunes 12 de setiembre de 2022
Yanina Gómez Cernadas, Marina do Pico, Ariel D Adler y Roberto Chuit Roganovich estrenan títulos en molde este año con sus novelas: escritas durante el encierro, venidas de talleres literarios, premiadas en concursos o descubiertas por editores, estas son algunas de las nuevas ficciones argentinas.
Por Valeria Tentoni.
Roberto Chuit Roganovich es el flamante ganador del Premio Futurock de Novela: Quiebra el álamo fue destacado por un jurado compuesto por Martín Kohan, Luis Chitarroni y María Moreno. "Esta es la primera novela que escribo. No entiendo por qué llegué a terminarla. Hasta entonces había sido siempre incapaz de comprometerme con proyectos de escritura de largo aliento. El encierro, en todo caso, contribuyó mucho", dice el autor, que acaba de cumplir treinta años. El primer borrador se escribió durante los primeros meses de la pandemia y la novela, después, "se fue reescribiendo sobre las devoluciones de compañeros y compañeras. En este proceso Luciano Lamberti fue fundamental", cuenta. Los dos son nacidos en Córdoba. "Después de que él me hiciera una primera devolución, empecé a participar en su taller de manera virtual. Esa fue mi primera experiencia en un taller de escritura creativa. Al día de hoy sigo en el mismo taller, muy contento, compartiendo con compañeros y compañeras muy comprometidos con la literatura y la escritura".
"Dar por terminada la novela fue más bien obra del cansancio que de la convicción. La corrección puede volverse un proceso interminable. En el momento en el que el texto ya me había agotado entendí que, hiciera lo que hiciera, esa versión era lo mejor que podía dar de mí. El límite era mi propia capacidad, y en un punto se volvió innegable", explica Chuit Roganovich, quien además confiesa que los concursos literarios en principio le provocaban desgano. "Por un lado, las dudas respecto de tu propia capacidad, del propio valor literario de lo que escribís; por otro, el temor, al menos hasta hace un tiempo bastante sensato, de que novelas que se alejen mucho del realismo suelen no tener buen futuro en concursos de este tipo. Por fuera de estos temores -muchos de ellos a veces inhabilitantes- los escritores jóvenes nos vemos siempre obligados a participar de estos concursos. La situación editorial suele ser compleja: nadie tiene tiempo para leer tu manuscrito, nadie tiene ni el tiempo ni el dinero para editarlo, etcétera. Este tipo de concursos son, para escritores desconocidos, una gran puerta de acceso al campo de la producción literaria nacional".
La novela del cordobés va a ser publicada a fin de año por Ediciones Futurock. Mientras tanto, este novelista que estudió Letras Modernas en la Universidad Nacional de Córdobaen se dedica a su tesis doctoral.
“Siempre me pierdo las cosas buenas y me las tienen que andar contando. El hijo de la Conce me juraba que tres monos habían pasado calle abajo haciendo equilibrio sobre unos troncos. Decía que no eran como los monos que viven cruzando el descampado. Esos son más chicos. Los amigos de mi hermano Luis me contaron que se llaman ‘titi’”. Qué pena no haberlos visto”. Así arranca La última crecida, primera novela de Yanina Gómez Cernadas. Nacida en Lanús, en 1990, es Licenciada en Letras, diplomada en Edición y magíster en Escritura Creativa. Trabaja como coordinadora editorial en el Fondo de Cultura Económica de Argentina. "El proceso de escritura fue de puro disfrute y aprendizaje para mí. Se trata de mi primera novela, por lo que todo era nuevo: en principio, comenzó siendo un cuento. De hecho, fue el primer cuento que llevé a la clínica de obra de Selva Almada, quien me ayudó a convertirlo en novela", cuenta. Y es precisamente su maestra quien escribe la contratapa para La última crecida, publicada por También el caracol, diciendo que es “una historia de iniciación entrañable, escrita con mucha belleza y hondura”.
"Selva y mis compañeras me hicieron una devolución muy rica, que me llevé a casa y dejé descansar varios meses porque sentía que aún no era el momento para hacer algo con ello. Mientras, me nutría de libros y documentales sobre las inundaciones, sus causas y consecuencias, el impacto en el ecosistema y en la vida de las personas y los animales. También iba a las plazas de mi barrio y me sentaba a escuchar, prestaba especial atención a sus voces porque la narradora de esta novela es una niña y el imaginario de la infancia es algo que en particular me interesaba plasmar en mi novela. El proceso de escritura duró un año entero, y luego me tomó otro año más corregirla y darla por terminada. Ese punto final llegó solo y de manera natural".
Siendo debutante, ¿cómo conseguirle una editorial al libro? ¿De qué modo convertirlo en papel? "El proceso de conseguirle editorial fue muy gratificante", cuenta Gómez Cernadas. "Cuando Mariana Alonso, directora de También el Caracol, me dijo que estaba interesada en mi novela sentí mucha alegría porque es una editorial que sigo desde sus inicios y que siempre me gustó mucho. Fue una experiencia preciosa: respetaron la voz de la narradora; cuando surgía un término que no terminaba de cerrar, lo conversábamos para lograr que nada desentonara con el tono de la novela; me hicieron partícipe de diversas decisiones en torno a cuestiones por fuera del texto en sí".
Con la primera novela publicada, Gómez Cernadas está terminando su segundo proyecto: una nouvelle a dos voces que se titula Lo maravilloso pasó este fin de semana. "Es un proyecto muy especial para mí porque surgió a partir de unas grabaciones que hice con mi abuelo los meses previos a su fallecimiento y la escritura se dio en una época de mi vida algo compleja, por lo que este texto de alguna forma fue un salvavidas", cuenta.
También una Bildungsroman, Cerca de la savia, de Marina do Pico, obtuvo el Premio Novela Bienal Arte Joven Buenos Aires 2021-2022. “Atardece y el cielo está rosa como un pomelo, algunas nubes pálidas flotan sobre el río”: publicada por Editorial Marciana, aquí se cuenta la historia de Mayra, una adolescente. "Fueron varios talleres y clínicas. Cuando empecé a escribir esta novela venía trabajando algunos cuentos que quedaron en el congelador, pero creo que me entusiasmé tanto con la novela como forma que seguramente siga escribiendo novelas por un tiempo. Empecé a llevar los primeros capítulos a un taller de la facultad y a uno que hacía por fuera con Virginia Cosin en 2018. Ese mismo año quedé en una convocatoria cuyo premio era una clínica de novela con Julián López. En paralelo a la clínica con Julián la llevaba a encuentros de taller con amigxs de la facultad. Siempre tuve muchas voces alrededor de la novela, la escribí acompañada. En 2020 la trabajé como proyecto de graduación bajo la tutoría de Sebastián Martínez Daniell. Esa fue la clínica más intensa, ahí escribí y corregí la mayoría de los capítulos que terminaron en la versión final. Sebastián es un editor de lujo y no dejaba pasar nada. Estaba contenta con esa primera versión que terminamos pero a la vez sentía que le faltaba, le quería sumar algunas escenas. La convocatoria de la Bienal me atrajo porque justamente ofrecía la oportunidad de una clínica más. Disfruté mucho de escribir la novela y soltarla fue difícil", cuenta su autora.
Igual que en el caso anterior, su maestro la acompaña en contratapa: “Marina do Pico logra para su protagonista una codificación propicia: una polifonía enrarecida que cautiva al lector, lo arrebata y lo lleva desde la pubertad hasta la primera juventud”, escribe Sebastián Martínez Daniell sobre esta “obra sutil, sorprendente, voraz, de apetitos omnímodos, y delicada”.
Do Pico nació en Buenos Aires en 1995 y es diplomada en Lengua Inglesa y Licenciada en Artes de la Escritura. Formó parte del equipo de Revista Atletas y escribió para diversos medios. "Tuve una experiencia de publicación bastante inusual porque, gracias al premio de la Bienal, el libro salió pocas semanas después de darle un último cierre. No pudimos hacer un trabajo de edición extenso porque los tiempos eran muy vertiginosos, pero igualmente el texto ya había pasado por varias revisiones", cuenta del proceso con Editorial Marciana. "Es una editorial que leo y me fascina hace tiempo. Me siento muy hallada en esa constelación de títulos".
Sobre sus proyectos en curso, do Pico adelanta: "Estoy trabajando en una serie de tres nouvelles relacionadas entre sí. En realidad, todavía no sé si van a ser tres nouvelles o una novela con las tres historias intercaladas".
Vaca ganada, de Ariel D Adler, salió por Conejos Editora, y también fue reconocida con el Premio Novela Bienal Arte Joven Buenos Aires 2021-2022. Narrador y diseñador de imagen y sonido, Adler nació en Buenos Aires en 1991. Fue finalista en el Premio Leamos 2020 y publicó en revistas como Anfibia y Sonámbula. Fue seleccionado como artista emergente en el Programa Escena Pública en 2017-2018.
Antes de llegar a la publicación de Vaca ganada abandonó dos novelas, y hay una tercera que está en proceso, cuenta. El protagonista de esta que conocemos está huyendo de un crimen que lo tiene por sospechoso, y Francisco Bitar identifica en el libro un movimiento pendular entre la acción y la reflexión. “Adler encuentra un goce en los pasajes intermedios, que llegan con la misma fascinación al lector”, escribe en la contratapa.
"El proceso de escritura fue algo muy extraño", sigue el autor. "No me había pasado antes, fue de un tirón. En un mes terminé la primera versión. Ese mes fue mayo del 2020, plena pandemia, y una de las cosas que me permitió escribir de esa manera fue que en esa situación de estar aislado se habilitó la posibilidad de tener tiempo. Vivía a veinte kilómetros del centro de Bariloche, en una casa prefabricada con terreno lindero a un cerro. Había más animales que personas dando vueltas. Pasaban caballos, perros por todos lados, alguna vez un toro. En la rutina el tiempo no suele estar disponible: tiempo para pensar y crear, tiempo para que las ideas decanten, tiempo para escribir. Una vez que terminó esa efervescencia de escritura, el texto reposó un poco más de un año. La empecé a trabajar en una clínica en agosto del 2021 pero al poco tiempo de reescritura la abandoné. Cuando me llamaron de La Bienal para avisarme que habían seleccionado el proyecto, me puse como objetivo terminarlo. En ese espacio de taller de novela con Hernán Ronsino de diez novelas levando, creciendo colectivamente, fue que reflotó el texto y los tres meses que duró la clínica trabajé en la reescritura del texto completo. Fue todo muy intenso. Haber podido terminarla para mí fue muy loco, sentí alivio y a la vez una gran alegría".
La Bienal, además de darle ese contexto, le "consiguió" editorial al libro: "Gracias al concurso y el espacio, la novela fue publicada. Como jurado estaban las tres editoriales (Conejos, Marciana y Odelia) y ellas eligieron a cada novela para su catálogo. El trabajo con Conejos fue y es muy lindo aunque por el contexto fue apresurado. Desde que nos enteramos del premio hasta que la novela entró a imprenta pasó menos de un mes, teniendo en cuenta que en el medio de eso las editoriales tuvieron un tiempo importante dedicado a la Feria del Libro. Pasó todo muy rápido", dice el autor de la novela número 40º en el catálogo de Conejos. "Tienen un gran catálogo", celebra Adler.