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Cómo piensan los bosques

Por Eduardo Kohn

"Pensar con los bosques nos permite ver cómo nosotros pensamos como los bosques en maneras que revelan algunas de las propiedades silvestres del pensamiento viviente mismo y también cómo es para nosotros la experiencia de estas propiedades". Compartimos un extracto de la novedad de Hekht, del antropólogo Eduardo Kohn.

Por Eduardo Kohn. Traducción de Mónica Cuéllar Gempeler y Belén Agustina Sánchez.

 

 

La gente en Ávila disfruta mucho encontrar un punto de vista que abarca múltiples perspectivas. Un mito de Ávila captura exquisitamente este aspecto de una estética perspectivista. Empieza con un héroe que está encima del techo de su casa, arreglándolo. Cuando un jaguar come-hombres se acerca, el héroe lo llama: “Yerno, ayúdame a encontrar agujeros en el techo de palma, atravesando un palo por los huecos que encuentres”. Desde el punto de vista de alguien dentro de una casa es bastante fácil encontrar goteras en el techo de palma por la luz del sol que brilla a través de ellas. Sin embargo, como los techos son muy altos, es imposible repararlas desde esa posición. Una persona en el techo, por el contrario, puede emparchar los agujeros fácilmente, pero no puede verlos. Por esta razón, cuando un hombre está reparando su techo suele pedirle a alguien que esté adentro que pase un palo a través de los agujeros. Esto tiene el efecto de alinear las perspectivas de adentro y afuera de una manera especial; lo que solo puede ser visto desde adentro de repente se vuelve visible para la persona que está afuera quien, viendo estas dos perspectivas como parte de algo más grande, ahora puede hacer algo. Debido a que el héroe se dirige y “ve” al jaguar como yerno, el jaguar así interpelado se siente obligado a cumplir con las funciones propias de este rol. Una vez que el jaguar está adentro, el héroe cierra la puerta de un portazo y la estructura de repente se convierte en una jaula de piedra que lo atrapa.

Una postura perspectivista es ciertamente una herramienta práctica, así como el palo que se usa para unir las visiones de adentro y de afuera, pero también permite algo más. Nos permite permanecer en ese espacio en el que, como un chamán, podemos ser simultáneamente conscientes de ambos puntos de vista y también de la manera en que estos están conectados por algo más grande que, como una trampa cerrándose de golpe, de repente los comprende. La atención que le da la gente en Ávila a tales momentos de consciencia es una característica distintiva del perspectivismo multinatural amazónico. Esto se pierde cuando el perspectivismo multinatural es tomado como un marco analítico más genérico despojado de su componente chamanístico (ver, por ejemplo, Latour, 2004).

Pienso que este episodio perspectivista mítico, en el cual el héroe llega a unir estas perspectivas divergentes a través de una posición ventajosa que las comprende a ambas, captura, saborea y hace disponible algo sobre la vida “misma”. Capta algo acerca de la lógica de los pensamientos del bosque. Y captura la sensación de abrirse a esta lógica viviente en los momentos de su emergencia. Captura, en suma, cómo se siente pensar.

A propósito de esta experiencia de llegar a ver las perspectivas internas y externas en virtud de algo más grande que las abarca, consideremos la discusión de Peirce sobre la experiencia de aprender a mover las manos simultáneamente y en direcciones opuestas de manera que tracen círculos paralelos en el aire: “Para aprender a hacer esto, es necesario prestarle atención, primero, a las diferentes acciones en diferentes partes del movimiento, hasta que de repente brota una concepción general de la acción y esta se vuelve perfectamente fácil”(Peirce, 1992c, p. 328).

Como en el ejemplo de Peirce, el mito del jaguar atrapado captura la sensación de un sí-mismo que “de repente” llega a ver cómo diferentes perspectivas contribuyen al todo más general que las une. De esta manera, evoca lo que Bateson (2002) llama “descripción doble”, algo que él considera central para la vida y la mente. En mi reflexión acerca de la descripción doble me apoyo en el análisis de Hui, Cashman y Deacon (2008) sobre este concepto —aunque también lo simplifico—. Bateson ilustra lo que quiere decir por descripción doble a través de la visión binocular. Al reconocer las similitudes y comparar sistemáticamente las diferencias entre lo que cada ojo ve, el cerebro, haciendo una “descripción doble”, llega a interpretar cada uno de estos inputs como parte de algo más abarcador en un nivel lógico más alto. Algo novedoso emerge: la percepción de la profundidad (Bateson, 2002, pp. 82-83).

Bateson pregunta: “¿Qué [patrón] conecta al cangrejo con la langosta y a la orquídea con el narciso, y a los cuatro conmigo? ¿Y a mí contigo? ¿Y a nosotros seis con la ameba, en una dirección, y con el esquizofrénico [incurable], en la otra?” (2002, p.18). Su respuesta es: la descripción doble está operando en las dinámicas creadoras de forma que hacen a estas entidades lo que son y que estén conectadas como lo están. La producción de una serie de patas más o menos similares en un “proto-cangrejo” permitió, a lo largo del tiempo evolutivo, la diferenciación adaptativa entre esas patas (algún etc.), lo que permitió al organismo como un todo representar o “encajar” mejor en su entorno. Así como la profundidad emerge cuando el cerebro compara la duplicación diferencial de la perspectiva ocular, un cangrejo, como un organismo con una forma general que encaja en un nicho determinado (permitiéndole, por ejemplo, caminar de costado en el piso oceánico), emerge a lo largo del tiempo evolutivo como una interpretación encarnada de la duplicación de patas que se diferenciaron gradualmente. Ambos implican descripciones dobles.

La langosta también emerge como una forma que es el producto encarnado de una descripción doble que implica la duplicación diferencial de extremidades. A través de diferentes mecanismos genéticos, la distintiva forma general de la orquídea y del narciso (cada una adaptada a sus respectivos polinizadores) también resulta, en cada caso, de una descripción doble que involucra la duplicación diferencial de pétalos. Cuando comparamos cangrejos y langostas, y a su vez a estos con el par de plantas, como lo hace Bateson, también llevamos a cabo descripciones dobles; reconocemos las similitudes y comparamos sistemáticamente las diferencias entre estos para revelar la descripción doble que está operando en el proceso que hace a cada tipo de organismo lo que es. Cuando entonces comparamos las maneras en las que usamos la descripción doble para llegar a este entendimiento con la manera en que la descripción doble opera en la emergencia de estas formas biológicas, vemos que nuestra forma de pensar proviene de y es como el mundo biológico; aún más, la descripción doble misma emerge como un objeto conceptual gracias a este nivel más alto de descripción doble.

El proceso de desarrollar la descripción doble a partir de la descripción doble que se manifiesta en el mundo para que la descripción doble sea visible como una modalidad generativa de la mente, nos permite, entonces, una experiencia adicional sobre cómo es pensar con la descripción doble que es operativa en el mundo. O, para ponerlo en los términos de este libro: pensar con los bosques nos permite ver cómo nosotros pensamos como los bosques en maneras que revelan algunas de las propiedades silvestres del pensamiento viviente mismo y también cómo es para nosotros la experiencia de estas propiedades.

Una estética chamanística perspectivista cultiva y reflexiona sobre este proceso. En el mito del jaguar atrapado, un punto de observación de nivel más alto “de repente brota” y conecta las perspectivas de adentro con las de afuera como elementos de algo más grande. Esto le permite al oyente experimentar la sensación de un nuevo pensamiento viviente en tanto emerge; captura cómo se siente pensar. En Ávila esto está personificado en la figura del chamán que es la quintaesencia amazónica del sí-mismo, ya que todos los seres, en cuanto sí-mismos, son considerados chamanes (ver Viveiros de Castro, 1998) y todos los sí-mismos piensan como los bosques.

 

 

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