Clubes de lectura: encontrarse para leer, leer para encontrarse
Presenciales y a distancia
Viernes 22 de noviembre de 2019
En librerías, en bibliotecas, en el buzón de tu casa o en tu casilla de mail: los libros llegan y son el centro de la mesa dispuesta especialmente para la ocasión. ¿Cómo es el trabajo de coordinación de estos encuentros? ¿Qué ofrecen y por qué siguen vigentes?
Por Valeria Tentoni.
Martín Jali es el responsable del club de lectura Escape a Plutón, que ya lleva siete años de vida, pero a él le parece que hoy una plataforma como esta es todavía más importante que unos años atrás: "Cuando empecé, las motivaciones principales eran federalizar el acceso a determinados libros, muy difíciles de conseguir fuera del circuito de librerías de Capital Federal, y también diagramar un espacio de recomendación y curaduría. Pero en el último tiempo el escenario por el que se mueve la industria del libro ha sumado nuevas complejidades: cada vez son más comunes las herramientas de IA y de machine learning, y la existencia de plataformas donde sistemas les recomiendan a los usuarios libros a partir de sus lecturas previas. Es el famoso si te gustó X, también te gustará Y. Es una dinámica que todos conocemos, especialmente si somos usuarios de Netflix, o de Spotify. Se trata de una lógica de recomendación y de sugerencia basadas en los gustos previos, en el análisis de los datos de nuestras compras, en los comentarios que hacemos, en el puntaje que otorgamos a los libros, en los corazones y las sonrisas que le dedicamos a lo que vimos, leímos o escuchamos. En Japón ya existen librerías completamente robotizadas, sin libreros. Estamos avanzando, en materia de consumo cultural, hacia una lógica de confortabilidad, repetición y falta de deseo verdadero. Ante este escenario creo que es esencial la figura del curador y la recomendación de libros por fuera de los patrones previos de consumo y el radar que en muchos casos ya se nos presenta seteado por la publicidad y los sistemas tecnológicos".
El diagnóstico es rotundo, y los clubes de libro vienen, de algún modo, a hacerle frente. En el caso de Escape a Plutón, "la línea de selección es ecléctica, arriesgada, múltiple, y el deseo y el valor experiencial son centrales a la hora de elegir cada propuesta", explica Jali. A esto sumaron una playlist especialmente preparada para escuchar música mientras leemos y para concentrarse, y siguen con selecciones gratuitas para los socios y socias de libros digitales. En este caso, hay una cuota mensual y un costo por envíos fuera de la ciudad de Buenos Aires, además del precio de cada libro elegido del mes.
Sebastián Lidijover lleva veinte años en el mundo del libro y venía de hacer prensa para grandes editoriales. Uno de sus primeros proyectos tras convertirse en freelance es el Club Carbono, donde ya hay más de 2000 suscriptores: "Un club de lectura en tu bandeja de entrada. Es gratis. Todos los meses un nuevo libro para leer. Cada semana un mail que te acompaña en la lectura". Tan simple que no parece real: "Es una idea que tenía dando vueltas en mi cabeza desde hace unos meses. Había visto por un lado lo bien que estaban funcionando los club de lectura en Instagram y por otro cómo estaban creciendo los newsletters. Se me ocurrió que podía ser interesante unir ambas cosas y hacer un club de lectura que funcione vía mail", explica. ¿Cómo funciona la cosa? Sebastián elige un libro por mes y cada domingo manda un mail con reflexiones e información sobre el libro para acompañar la lectura. "La idea del club no es cumplir un cronograma estricto de lectura. Podés recibir los mails y no leer el libro, o leerlo en un día, o leerlo de a poco durante el mes", advierte. "No se trata tanto de contar el argumento, sino de hablar sobre los temas que atraviesan el libro, conectarlos con otras lecturas e incluso reflexionar por qué funciona eso que estamos leyendo. Pensar en la experiencia lectora". El club no se dedica a vender libros, así que la tarea de conseguirlos queda a cargo de cada lector o lectora, pero sí suele señalar librerías donde se encuentran si se lo requiere. Un plus: se puede participar desde cualquier lugar.
Otros de los espacios donde encontramos clubes de lectura son las bibliotecas populares. Solo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires encontramos cuatro de ellos, desparamados en Palermo, Chacarita, Parque Chacabuco y Recoleta. Pero la experiencia se repite en las bibliotecas populares de todo el país: "Son espacios de encuentro e intercambio. Grupos de lectores se reúnen para compartir opiniones y sensaciones a partir de la lectura de diferentes obras y autores. Los miembros se reúnen semanalmente en una biblioteca y entre todos deciden qué obras van a leer. En algunas ocasiones, uno de los participantes comenta un texto que leyó y entusiasma al resto. En otras, se seleccionan obras de autores que tuvieron oportunidad de conocer en algún encuentro o seminario. De esta manera, van creando en conjunto una ruta literaria entretenida y apasionante", se lee en la página oficial.
Iniciativas hay por todas partes, si se las busca. En Boedo, por ejemplo, funciona desde 2018 el Club de Lectura y Escritura Creativa para chicas y chicos: "La idea original fue la de transmitir nuestro amor por la literatura a los chicos y las chicas a partir de lecturas y juegos. Y desde este año nos propusimos hacer un espacio para adultos a partir de un encuentro mensual", explican María Fernanda Pampín y Norberto Gugliotella, de editorial Corregidor. Ambos proponen un texto y así comienza todo: "Generalmente hacemos una introducción a la literatura de la autora (este año hemos decidido que fueran todas mujeres) y luego todos y todas puede hablar de su experiencia de lectura. La idea es utilizar nuestra formación académica para poder dar cuenta de cuestiones genéricas o de estructuras narrativas y poder contextualizar la obra, pero hacemos hincapié en que las voces de todos sean escuchadas en cada encuentro", dicen. En algunos casos, además, han invitado a las autoras a los encuentros, una modalidad que también está cobrando fuerza: Gloria Peirano, Débora Mundani, Mariana Travacio y Dolores Reyes fueron de la partida al momento. "Para ellas también es una experiencia enriquecedora porque es uno de los espacios que tienen para estar en contacto con lectores y lectoras y dialogar sobre la propia literatura y las emociones que producen en los otros", cuentan los organizadores.
¿Qué agrega esta instancia a la lectura? ¿Por qué leer acompañados? "Me encanta la idea de pensar que somos un montón de personas leyendo el mismo libro al mismo tiempo. Leer es un acto individual, pero se disfruta mucho más cuando se comparte. Además creo fervientemente que los libros no se terminan de leer cuando se cierran. Quedan dando vueltas en la cabeza y tomarse algunos minutos para pensar en lo que se leyó puede mostrar cosas que en la primera lectura no se habían visto. Es muy lindo pensar que los libros nos cambian, pero también es lindo pensar que los libros cambian dentro nuestro", remata Lidijover.