Soliloquios de ahogados
Miércoles 26 de agosto de 2015
Sobre Vidas epifánicas, de Gustavo Álvarez Núñez (Mansalva, 2015).
Por Patricio Pron.
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Nuestras vidas (es evidente) están llenas de momentos vacíos, minutos u horas en las que parece no suceder nada. Su naturaleza es equívoca y de difícil aprehensión: cuando nos descubrimos en uno, cuando tomamos conciencia por fin de que en los minutos u horas pasadas no hemos estado haciendo “nada”, tenemos la sensación de estar regresando a nosotros, como si esos momentos, más que vacíos por la ausencia en ellos de pensamiento y de acción, lo fuesen porque la ausencia que tuvo lugar en ellos fue la de nosotros mismos, o la de la parte de nosotros que vigila lo que pensamos y la forma en que lo hacemos.
Aborrecidos por quienes prefieren imaginar su vida como una sucesión de actividades, repudiados en el colegio como meras distracciones, esos momentos son todo menos vacíos; de hecho, están llenos de algo, pero su contenido se disipa cuando volvemos sobre él. ¿Qué hacemos cuando no hacemos nada? Muchas cosas, todas ellas increíblemente relevantes; menos no hacer nada.
2
Los personajes de Vidas epifánicas (es evidente también) no hacen nada; es decir, hacen decenas de cosas que los narran con mayor precisión que aquella que se obtiene del perfil y la ficha biobibliográfica. Brian Eno decide escapar de su casa, Clarice Lispector piensa acerca del amor y la belleza y cita a T.S. Eliot y a Stéphane Mallarmé; Marvin Gaye se enzarza en una discusión con su carnicero; Piet Mondrian trata de comprender a su novia; José Hernández se revuelve contra su destino; Bernard Sumner se lo debe todo a la elección de una camisa; Keith Richards reflexiona sobre las energías que libera el rock n’ roll y su inversión en la conquista de mujeres. Ninguno de ellos está atento a lo que sucede; los textos de Gustavo Álvarez Núñez son como soliloquios de ahogados en los que estos, efectivamente, se hundiesen, prestando atención tan sólo al ritmo de sus palabras y a la ausencia de sí en la que surgen.
Al hablar consigo mismos, los personajes de Vidas epifánicas (los mencionados, pero también Marcel Duchamp, Anthony Hopkins, Lee “Scratch” Perry, Yves Klein, Lucio V. Mansilla, Miles Davis, Paulo Leminski y otros) ponen de manifiesto, precedidos por sus propias palabras, que los momentos “vacíos” están (en realidad) llenos de sentido, como si fueran atalayas desde las cuales contemplar un paisaje sinuoso. En su caso, ese paisaje es el de unas vidas que creíamos conocer y que, posiblemente, ni siquiera conozcan o comprendan sus protagonistas, y también la de Álvarez Núñez (integrante de Spleen en la década de 1990, partícipe necesario de un libro de conversaciones con Daniel Melero, autor de los libros de poesía Sweet Home, Panamericana, Pulsiones y Tratado sobre los padres), que recorta de la alta y la baja culturas (si una distinción así es pertinente) las siluetas de unas personas que le ayudan a conformar su autobiografía.
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Lo que está y no se usa nos fulminará es el producto del diario de lecturas que Patricio Pron lleva desde el año 2003. Al no estar destinados específicamente para su publicación, los ensayos breves y reseñas escritos allí por su autor suelen permanecer inéditos, pero “lo que está y no se usa nos fulminará”, así que Eterna Cadencia publica mensualmente las notas tomadas tras la lectura del que el escritor argentino considere el libro reciente más estimulante publicado en España o de circulación en ese país (Pron vive en Madrid desde 2008), con especial énfasis en lo que significa leer la literatura argentina “desde afuera”. Más información en: patriciopron.com.