El taxidermista
Martes 29 de enero de 2013
Apuntes sobre La muerte del padre de Karl Ove Knausgård (Anagrama).
Por Walter Lezcano.
1. El título del libro es sumamente atractivo. Por un lado tiene ese costado personal e íntimo que toca la fibra de cualquier mortal y nos remite al fin de una era. Por otro lado, el aspecto parricida siempre es necesario para acometer cualquier aventura valiosa. Sin embargo, ahí está la imagen que ilustra la tapa para derribar cualquier duda: una foto color sepia (el color de los recuerdos), melancólica, de un hombre y dos niños. Todos rubios. No se los ve particularmente felices. Pero, bueno, así es la vida y de eso se trata este libro: de momentos que en apariencia son triviales pero en nuestra mente son inolvidables.
2. A La muerte del padre (Anagrama, 2012), un ladrillo de quinientas páginas, se la puede leer como una novela. Está esa posibilidad. Pero también uno puede acercarse a este texto como quien se asoma a uno de los proyectos literarios mas ambiciosos en lo que va del siglo XXI: seis escritos autobiográficos y confesionales que suman mas de 3.500 páginas y que retratan una vida. Con todo lo bueno y malo que eso significa.
Las referencias más obvias son, por supuesto, Marcel Proust con En busca del tiempo perdido y Honore de Balzac con su proyecto de toda la vida llamado: La comedia humana. Obras que aspiraban a una totalidad, capturar un absoluto. Y, es cierto, este escrito de Karl Ove Knausgård tiene un espíritu atávico, por eso no desentona con la desidia actual de escritores de vuelo rasante.
3. En Noruega este libro (que en un comienzo se iba a llamar Argentina) fue un hit, y los otros cinco también. Se publicaron en el transcurso de dos años y se vendieron mucho y llegaron a todas las capas sociales, incluso se generó algún revuelo mediático por los detalles íntimos que se cuentan. Todos datos intrascendentes. Pero esto sí es interesante: allá los seis tomos se llamaron simplemente Mi lucha (Min Kamp). Libro 1, 2, 3, 4, 5, 6. Lo que nos manda directamente a un nombre que es sinónimo de muerte: Hitler. ¿Cuál es la relación si acá no se muestra ningún acercamiento al nazismo? Esta pregunta inquietante se va resolver cuando leamos los seis tomos y luego Mein Kampf.
4. Según el índice el libro tiene dos partes. En realidad son tres. La primera son recuerdos de la adolescencia. La segunda, en un corte brusco, encuentra al autor en la actualidad intentando escribir su próxima novela. Y la tercera, la mas larga, relata con detalle extremo la experiencia del autor los días posteriores a enterarse la muerte de su padre, con el que no tenía relación desde hacía tres años.
En la página 259 dice:
Yo tenía casi treinta años cuando vi un cuerpo muerto por primera vez. Fue en el verano de 1998, una tarde del mes de julio, en la capilla de Kristiansand. Había muerto mi padre.
Y en la página 266 dice:
Mi padre ha muerto, y yo estoy pensando en el dinero que eso me va aportar.
¿Y qué?
Pienso en lo que pienso, no puedo remediarlo, ¿no?
Esta última cita funciona como botón de muestra del nivel de exposición e impiedad que el autor maneja y ofrece al lector. Es decir, la impiedad sobre sí mismo, sobre los propios sentimientos y vivencias, se traduce en una incomodidad inicial (la del voyeur principiante) y en un placer posterior (de voyeur ya experimentado)
5. Volvamos a esa tercera parte.
Karl Ove recibe la llamada de su hermano: le cuenta que ha fallecido el padre a causa de su ferviente alcoholismo. Se van juntos a la casa donde vivía el padre con su madre, la abuela de Karl Ove, y lo que encuentran es el espanto. Son los rastros de la muerte en vida: dejadez, mugre, heces, pestilencia. Limpiar todo eso forma parte del duelo. Son escenas crudas, que producen una desazón similar al que se siente cuando Cetarti, protagonista de Bajo este sol tremendo, de Carlos Busqued (Anagrama, 2009), debe viajar a Lapachito, Chaco, para hacerse cargo de la casa donde fueron asesinados su madre y su hermano. Limpiar la suciedad de los muertos, que son las huellas indeseables de una forma de vida, es una de las labores mas perturbadoras que se pueda imaginar. En ese terreno, con esos materiales, trabaja La muerte del padre.