Szperling subraya a Cortázar
Martes 18 de noviembre de 2014
La autora de los ciclos "Libro marcado" y "Confesionario" muestra algunas de sus citas preferidas de Rayuela.
Selección de Cecilia Szperling (@Cecisz).
Inauguramos hoy una nueva sección en donde escritores, periodistas, dramaturgos, músicos, artistas visuales y demás lectores apasionados comparten cinco citas —cinco subrayados— del libro que quieran.
Quisimos comenzar con Cecilia Szperling, creadora de los ciclos "Libro marcado" y "Confesionario", entre otros, donde los subrayados tienen un gran papel. La autora de Selección natural (Adriana Hidalgo) comparte las frases que marcó en Rayuela, de Julio Cortázar.
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—No se trata de ninguna relectura, —dice Szperling— es mi primera lectura de Rayuela. Tarde, muy tarde, a destiempo, corrida, perdida, dislocada de contexto. Pero… ¡es hermosa! Soy fan de Rayuela y pegaría el afiche en mi pieza como los jóvenes de los 70 lo hicieron.
Como hace casi diez años que vengo viendo en mi ciclo "Libro Marcado" cómo otros escritores y artistas marcan sus libros, empecé a escribir una literatura de las marcas. Así que marqué, corté y mashapiéup lo que me gustaba a lo largo de Rayuela.
Aquí las cinco citas enteras, sin intervenir (casi). En estado puro y potencia infinita:
1. «¿Encontraría a La Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue del Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga, que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o aprieta desde abajo el tubo de dentífrico».
2. «Swing, ergo vivo».
3. «El péndulo cumple su vaivén instantáneo y otra vez inserto en las categorías tranquilizadoras: muñequito insignificante, novela trascendente, muerte heroica. Los pongo en fila, de menor a mayor: muñequito, novela, heroísmo. Pienso en las jerarquías de valores tan bien exploradas por Ortega, por Scheler: lo estético, lo ético, lo religioso. Lo religioso, lo estético, lo ético. Lo ético, lo religioso, lo estético. Lo ético, lo religioso, lo estético. El muñequito, la novela. La muerte, el muñequito. La lengua de La Maga me hace cosquillas. Rocamadour, la ética, el muñequito, la Maga. La lengua, la cosquilla, la ética».
4. «…Y así el deber, lo moral, lo inmoral y lo amoral, la justicia, la caridad, lo europeo y lo americano, el día y la noche, las esposas, las novias y las amigas y el ejército y la banca, la bandera y el oro yanqui o moscovita, el arte abstracto y la batalla de Caseros pasaban a ser como dientes o pelos»
5. «El orden de los dioses se llama ciclón o leucemia, el orden del poeta se llama antimateria, espacio duro, flores de labios temblorosos, realmente qué sbornia tengo, madre mía, hay que irse a la cama a dormir en seguida. Y la Maga estaba llorando, Guy había desaparecido. Etiene se iba detrás de Perico y Gregorovius, Wong y Ronald miraban un disco que giraba lentamente, treinta y tres revoluciones y media por minuto, ni una más ni una menos, y en esas revoluciones Oscar’s blues, claro que por el mismo Oscar al piano, un tal Oscar Peterson, un tal pianista con algo de tigre y felpa, un tal pianista triste y gordo, un tipo al piano y la lluvia sobre la claraboya, en fin, literatura».
Todas las citas pertenecen a Rayuela, de Julio Cortázar. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1963.
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