Méndez subraya a Demitrópulos
Martes 17 de marzo de 2015
El poeta, a cargo de Las afinidades electivas, subraya Río de las congojas de Libertad Demitrópulos.
Selección de Alejandro Méndez.
"El río pasa con su pasar recio y su soñar suave. ¡Válgame el cielo cuando pasa besando la barranca, recio como el hombre que nunca se embravece y másmente si reluce en el verdeo espumoso del camalotal! El camalote es su pensamiento florecido y flotante y por donde empieza a enamorar. ¿Este es un río una persona de lomo divino, o es una fuerza que se le ha escapado de las manos a Tupasy, madre de Dios, o a Ilaj, o a mis ojos que ya no pueden espejar la tanteza de su cuerpo sin cuerpo? Rolando en mi canoa muchas veces se me viene con el cielo y me inunda el corazón. Si uno se llega con el mate a su vera comprueba que la vida se le ovilla y desovilla con el correr del agua, se desalma, queda puro huesos del pensamiento, sin carne ni habla, sin sueño en los ojos, y se siente irse en la corriente cuesta abajo, entre pescados y flores, arenas y cañas. Una vez ahí adentro, uno aprende a conocer la historia de sus abuelos comidos por los yacarés. Se entera de que su tata viejo tenía los pies rajados e hinchados como los tuvieron su bisabuelo y su tatarabuelo y su más abuelo que todos, ése que principió el abuelaje; uno sabe así que ellos estaban siempre en el agua buscando pescado hasta que el yacaré se los comía. Entonces, ¿no va a reconocer el espíritu de su principal, vagando por las islas del gran río -ya sin cuidado de la Porá del agua- persiguiendo al pacú cuando sube a comer frutos de varillas, y él va y lo ensarta con esas destrezas propias? Uno lo ve andar por el agua a su principal, barbirrosado, costillar seco, con ese encono en fijar el sábalo en los bañados verdeantes, y emperrado en cazar nutrias y carpinchos, porque esa es la alegría que le enseñaron sus propios principales y que él me dejó. Alegría que consiste en estar alegre también en la tristeza. Alegría que ellos dejaron a mi madre, moza alegre en lo que recuerdo, de cantar aún en la muerte ocurrida por celos de un varón de mucho entrecejo y grandes pasiones, que resultó ser mi padre."
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“Cada quejumbre un llamado, cada sed una lumbre que se enciende en medio de la noche, cada lágrima el río”.
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“Yéndose los soberbios, ya olvidados del dolor que me causaron, brinca el corazón como entonces, cuando vivía mi muertecita y yo pendía de sus párpados. Si gemía: por eso. Si callaba: por lo mismo. Si deliraba: por la fiebre. Si tiritaba: por la muerte. Si me miraba: por lo que vendría. Si ausente: por lo que perdía. Si de noche: porque mañana. Si de día: porque siempre. Así fue el tiempo de su enfermedad. Todo enfermo es un morador de Dios: ve sus ángeles; siente el infierno. Está sagrado”.
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“Por varios días miré el río negro-rojo-rosado-amarillo en los juncales del orillar: le oí silbar ráfagas de esperanzas en su lengua de ébano y oro. Lo vi hecho tigre saltar las islas rosadas y espumar barbas como las de esos varones rubios y recios. Por el río me iré, supe. Recordé: por el río vine a esta tierra; me trajeron para simiente. Por el río me iré. Arriba de su mordiente lomo las barquillas sumidas en sueño y las canoas quejumbrosas me llamaban. Por el río vine a esta tierra. Por el río, ¿a dónde iré? Seguía el vuelo de los pájaros blancos que revoloteaban sobre el camalotal. Tanto mejor.”
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“El tiempo simulaba pasar. Se lo sentía llegar, sin intermediarios, y asentarse sobre el río. Penetraba en las arrugas de mis manos y en los resquicios de las cosas que se encargaban de hacerme vibrar. Siempre eran los objetos los que me producían esa vibración: el tarro donde hervía el agua para el mate; las piedras del camino; la reja de la tumba; la canasta que fue del negro Antonio Cabrera; una canoa rolando por el río; mi bota agujereada; el escritorio de S.E.; la cama donde durmió María. Por las cosas me hallo en medio del tiempo.”
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Todas las citas fueron tomadas de Río de las congojas, de Libertad Demitrópulos. Fondo de Cultura Económica, Serie del recienvenido, 2014.