Aurora Venturini cumple sus primeros 100 años
Conversamos con su editora, Paola Lucantis
Viernes 17 de diciembre de 2021
Este fin de semana le rendirán homenaje en el Centro Cultural Kirchner y se prepara una biografía suya. "Creo que Aurora tiene una vigencia enorme, sobre todo por la manera tan poco convencional de contar todas esas heridas", dice su editora en Tusquets.
Por Valeria Tentoni. Foto de Nora Lezano (Planeta).
Novelista, cuentista, poeta, traductora, docente y ensayista argentina, Aurora Venturini nació en 1921 y falleció en 2015. Se graduó en Filosofía y en Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de La Plata y trabajó como asesora en el Instituto de Psicología y Reeducación del Menor, donde conoció a Eva Perón, de quien fue amiga íntima.
Tras el golpe de Estado de 1955, se exilió en París. Allí compartió tertulias y noches de bohemia con Violette Leduc, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Albert Camus, Eugène Ionesco y Juliette Gréco.
Escribió más de cuarenta libros. El solitario (1948), su primer libro de poemas, recibió el premio Iniciación de manos de Jorge Luis Borges. Pero fue recién en 2007, a los 85 años, cuando escribió Las primas y obtuvo el Premio Nueva Novela, otorgado por el diario Página/12, cuando su trabajo salió a la luz.
Este fin de semana, al cumplirse 100 años de su nacimiento, Tusquets Editores y el Centro Cultural Kirchner rinden una jornada de homenaje a esta autora personalísima cuya obra "escriba a conciencia para ser leída como obra completa", como dice su albacea Liliana Viola, la recorta como una escritora profundamente actual. Será el próximo 19 de diciembre a partir de las 15, en la Sala Argentina, con la participación de Claudia Piñeiro, Tamara Tenenbaum, Jorge Consiglio, Sofía Gala, Camila Sosa Villada y Marcela Ferradas. La casualidad y la pandemia: fue justamente en el Centro Cultural Kirchner donde se hicieron las sesiones de foto de las tapas de la colección.
Desde hace un tiempo, Paola Lucantis viene trabajando desde Tusquets en recuperar la obra fundamental de Aurora Venturini con la publicación de Las amigas (inédito); Las primas; El marido de mi madrastra; Nosotros, los Caserta; Los rieles; Eva, Alfa y Omega y Cuentos secretos.
¿Cómo comenzaste a editarla?
Cuanto ella ganó el premio, yo todavía no la había leído. Era una de esas lecturas pendientes. La debo haber leído por el 2015, me agarró un "momento Venturini" y cuando leí Las primas y después Los Caserta recuerdo pensar qué loco que te llegue un manuscrito así, qué fuerza que tiene esta escritura. A la vez me preguntaba por qué no me llegaban textos así, rupturistas, con una potencia que no va solo por la escritura sino también por los temas, los escenarios, los personajes. Y bueno, quedó. Me había costado mucho conseguir los libros, algunos me los prestaron. Y recién en 2019 Paula Pérez Alonso me llama a su oficina y me dice que Liliana Viola quería reeditar todo Venturini. "¿A vos te interesa para Tusquets?", me preguntó, y yo casi me desmayo.
¿Y cómo siguió el trabajo después de eso?
Ahí empezaron una serie de conversaciones con Liliana, pensamos en una linealidad. Ella tenía el inédito de Las amigas y tenía dudas, uno podría decir que no estaba completamente acabado, y había que ver si dialogaba con los otros libros. A mí el inédito me encantó. Teníamos la certeza de que había que trabajar su obra en conjunto y de que estéticamente también había que hacer una propuesta de tapa que remitiera al universo Venturini. Y que las tapas hicieran sentido entre ellas: todas las tapas de infancia son Las primas, Nosotros, los Caserta, El marido de mi madrastra y Cuentos secretos. La modelo es la nieta de Liliana Viola. Todas esas tapas las hizo Sebastián Freire. Es una continuidad. Pensamos en que el libro tuviera un valor objeto, que fuera la biblioteca Venturini. Se corrigió muy poco, erratas de las ediciones anteriores. Se tomaron decisiones editoriales, unificar criterios de bastardillas, cuestiones más formales de la producción industrial de los libros. Todo esto en medio de la pandemia, fue muy difícil. Las fotos de Las primas y de Las amigas las hicimos en plena pandemia, yo de hecho no asistí a la sesión porque no estábamos vacunados todavía. La señora de la foto de Las amigas es una amiga de Liliana que ya había tenido Covid, tuvimos que buscar modelos de pandemia para que Sebastián pudiera trabajar.
¿Cómo sigue la cosa?
Todavía nos faltan publicar algunos libros, y esta es toda una aventura que termina con una biografía de Aurora Venturini, escrita por Liliana Viola. Para el 2022 están proyectados Eva, Alfa y Omega y Los rieles, luego la biografía.
Venturini escribió unos 40 libros, ¿dónde están los demás? ¿Qué decisión tomaron con respecto a ellos?
Bueno, hay libros que están por ahí. Hay ediciones e incluso hay otros inéditos. Un poco esta fue una decisión de Liliana Viola como albacea, pensando en que haya un corpus que tenga sentido y que sea de lo mejor que escribió, no todo lo que escribió e incluso se autopublicó. La idea era recuperarla con lo mejor que había escrito, que se la pudiera releer y redescubrir. La verdad es que fue una sorpresa la repercursión de Las primas y Las amigas, sobre todo de Las primas. Nosotros salimos tímidos con 2000, 3000 ejemplares a ver cómo funcionaba, y fue un bombazo.
¿Cuántos ejemplares lleva vendidos Venturini en Tusquets?
Los últimos números, a principios de noviembre, Las primas iba por 17000 ejemplares. Y Las amigas, 12000. Nosotros, los Caserta unos 4000 y El marido de mi madrastra iba por los 5000. Como obra debe andar cerca de los 40000 ejemplares, porque además Cuentos secretos se estaba vendiendo muy bien.
¿Y cómo pensás a Venturini en juego en el catálogo que estás armando?
A algunas autoras más jóvenes, un poco en chiste un poco de verdad les digo que son las sobrinas de Venturini. Me pasó con Camila Sosa Villada, con Leila Sucari... Todo esto de encontrar lo monstruoso en la familia, en las relaciones, en la disfuncionalidad, en la marginalidad, en la discapacidad, en condiciones particulares que generar la mirada marginal del resto de la sociedad: creo que ahí Aurora tiene una vigencia enorme, sobre todo por la manera tan poco convencional de contar todas esas heridas. Entre los años en que ella publicó y el presente me parece que se le allanó mucho el camino. Todo eso se cuenta de una manera más abierta, sin tanto tabú.
En Venturini se suma cierto grado de inimputabilidad, ¿no? Por su edad, porque ya no está entre nosotras... No sé si hay tantas autoras que puedan escribir despreciando de ese modo cuestiones como la corrección política.
Sí, y además con una mirada política muy importante. Esa inimputabilidad también viene de la mano con una aristocracia decadente, que levanta el mantel desde abajo y te tira todo. Y en ese todo no hay un cuidado en relación a la corrección política, al contrario. Ni a la corrección estilística, porque ahí le importa tres pepinos: hace lo que quiere, y en muchos párrafos se sostiene muy bien mientras que en otros a veces es una exigencia para el lector o la lectora. No es que la no convención le funciona al 100%. A mí me gusta probar un poco la desfachatez. Una vez que lográs traspasar el ejercicio incómodo de la forma llegás al ejercicio incómodo del contenido, y me parece que esa es la aventura de Venturini. Es una experiencia.