Mariano Blatt: "Siempre voy a estar esperando ser poeta"
Y la edición definitiva de Mi juventud unida
Lunes 13 de abril de 2020
El jueves pasado estrenamos las entrevistas en nuestra cuenta de Instagram Live con el poeta y editor argentino nacido en 1983: para quienes se lo perdieron, dejamos algunas líneas destacadas.
Por Valeria Tentoni.
Mariano Blatt nació el 21 de septiembre de 1983 en Buenos Aires. Es poeta y editor en Blatt & Ríos y De parado. Publicó los libros Increíble (El niño Stanton, 2007), El pibe de oro (Colección Chapita, 2009), Pasabobos (Cartonera solar, 2010), Hielo locura (El niño Stanton, 2011), Nada a cambio (Belleza y felicidad, 2011), No existís (Determinado Rumor, 2011), Alguna vez pensé esto (Triana, 2014). En 2015 Mansalva editó Mi juventud unida, antología que reúne su obra desde 2005 hasta la actualidad, y ahora Blatt & Ríos acaba de lanzar una edición ampliada, definitiva. También se publicó por Ivan Rosado hace poco 200 ideas de libros.
"Creo que siempre voy a ser poeta, siempre voy a estar esperando ser poeta. Le agrego ser editor. Me parece que la parte editorial me va a acompañar mucho, probablemente toda mi vida laboral. Reivindico el compromiso que tienen los poetas con la poesía, un comprimiso de por vida y a cambio de casi nada. Supongo que, igual, a todo el mundo le pasara lo mismo con lo que hace. Pero sí es interesante eso de que la poesía aparentemente es inútil y haya gente tan fanatizada, comprometida con algo que no sirve para nada".
En un poema te lo preguntás, ¿para qué sirve un poeta?
Para mí no sirve para nada, y por lo tanto sirve para todo. Los poetas trabajamos con el lenguaje, y nada de la creacón humana es algo sin el lenguaje. No somos lingüistas, no somos analistas del discurso, no hacemos ciencia del lenguaje. Estamos ahí, jugueteando, buscando sorprendernos con el lenguaje todo el tiempo, que es una de las cosas esenciales por las cuales somos humanos. Estamos ahí, haciéndole cosquillas a lo que nos hace humanos.
¿Qué se agregó en esta edición nueva de Blatt & Ríos a Mi juventud unida?
En realidad esta es ya la tercera edición del libro, con Mansalva había tenido ya dos ediciones. El libro está ordenado por años, y en la primera edición llegaba hasta el 2015. En la segunda edición de Mansalva le agregué los dos años que pasaron, y lo que hice en esta edición de Blatt & Ríos fue agregarle lo de los últimos años y además algunos poemas de los primeros que en la edición de Mansalva había descartado. Sobre todo de los dos primeros años había descartado. Ahora quizás me medí con una vara menos exigente y pude reincorporar algunos poemas.
¿Qué es lo que te hizo dudar al principio con esos?
No me acuerdo por qué los había descartado. Eran poemas que supongo habré considerado un poco tontos como para poner en una poesía reunida y que ahora, cinco años después de esa primera edición, no considero tan tontos. O pienso: bueno, si va a ser mi poesía reunida tiene que estar todo. Eran poemas que pensaba que no estaban tan bien logrados; uno también quiere impresionar cuando publica un libro.
¿"Las cerezas" es tu primer poema, no?
Yo alimento el mito de que es el primer poema que escribí en mi vida, porque está primero en mi poesía reunida y porque me gusta presentarlo así. Si voy a inventar un poco mi biografía como poeta voy a decir eso, porque aparte es divertido que tenga rima, como todo buen primer poema. Pero no es exactamente el primero. Hay poemas anteriores a ese, y a esos sí los descarté. Hay poemas de 2004 y 2003 que no entraron. Es una manera de decir que no existen, quizás.
Antes que eso, en 2004, estabas usando Fotolog, ¿no?
Sí, esa época. Había descubierto hacía muy poco la poesía, y que quería ser poeta. Estaba leyendo sobre todo lo que se considera ampliamente poesía de los 90. Andi Nachon, Daniel Durand, Gabriela Bejerman, Cecilia Pavón, Fenanda Laguna, Fabián Casas. Fue un poco mi primera entrada a la poesía. Yo era lector, leía narrativa. Pero cuando leí WARZAWA de Andi Nachón no podía entender qué era lo fascinante de eso, me faltaba entrenamiento en la lectura de poesía. Lo que me fascinaba era el misterio en el lenguaje, y la figura de ella. Ahí decidí que quería ser poeta. Me empezó a fascinar el mundo de la poesía contemporánea, fue una atracción natural. Surgió en mí algo que me salía naturalmente.
En varias entrevistas hablas de lo auténtico y lo inevitable del poema, ¿cómo viene un poema a vos?
Cuando se me ocurre algo trato de anotarlo, porque después se me va a a olvidar. Esta pregunta es central y no tiene respuesta. Siempre me pregunté y me sorprendió cómo es que aparecen los poemas a veces y a veces no aparecen, básicamente. En mi caso, en particular, siempre escribo poemas porque aparecieron. Aparece el primer verso o los primeros versos y cuando les prestás atención, te ponés a escuchar y estás disponible, te lo ponés a escribir; es como que detrás del primer verso hay un hilito que trae el poema que esta atrás, vos tirás de ahi. Pero nunca supe cómo se hace para que venga, de dónde viene, por qué viene en algunos momentos y en otros no. Eso en algún punto es parte de la poesía: un instante que aparece, lo escuchás y lo escribís. Después, durante todo ese tiempo que no aparece uno puede hacer otras cositas, ejercitar. Cositas que te sirven para esperar el momento en que aparecen. Por lo menos así es para mí, y por ahora, porque esas cosas pueden cambiar. Un amigo el otro día me preguntó en dónde se esconden las palabras. Y le dije qué buena pregunta, porque es eso, ¿no? ¿Por qué no estamos todo el tiempo usando todas las palabras? ¿Dónde están las palabras cuando no las estamos usando? Creo que eso tiene que ver con el poema o con la poesía como la entiendo yo.
Es infinita esa riqueza abandonada: en la lectura de tus poemas hay un rimo como de caminata, un paso tranquilo de barrio, de atardecer de verano, todo piola, literalmente, la respiración de lo continuo. ¿Ahí quizás está lo joven?
Sí, creo que es la respiración, para mí está ese otro aspecto que para mí es importantísimo en la poesía: el sonido, el ritmo, la respiración. Para mí la poesía es sonido, también, y está muy vinculado a un ritmo, una respiración. Voy a decir una obviedad, pero la poesía es bastante obvia: son los tres aspectos del lenguaje, la escritura, el sonido y el sentido. Pero es importantísimo el sonido del lenguaje, las palabras producen sonido y las frases tienen una respiración. Si la poesía es un arte del lenguaje, un arte entendido como el perfeccionamiento o la belleza del lenguaje o la explotación al máximo de ese recurso que es el lenguaje, obviamente que un aspecto como el sonido es importante.
¿Y preferís resignar sentido al sonido?
Me parece que nunca tuve que elegir. Creo que no, que no lo haría. Porque tampoco soy un improvisador de hip hop. Voy a encontrar la palabra perfecta, va a aparecer la palabra perfecta que tiene el sentido y tiene el sonido.
¿Sos más de esperar?
Sí, hasta ahora fui siempre de esperar. Sí, sobre todo en poesía. Aprendí que hay que esperar. Si nunca mas aparece un poema dejo de ser poeta, básicamente, y siempre está el riesgo. Pero me di cuenta que siempre va a aparecer. Sé que siempre van a aparecer. Me gusta manterner esa relación con la escritura de poesía. Hago otras cosas creativas que las voy a buscar todo el tiempo, y creo que con los poemas puedo estar en esta posición de algún modo privilegiada.
¿De ahí vinieron los dos poemas infinitos que cierran Mi juventud unida?
Sí, se me ocurrió eso de armar dos poemas a los que ir agregando versos hasta que me muera. Así, hay un poema que estoy escribiendo siempre, dos poemas que no se terminan nunca, que están en constante escritura, y que me alivian de ese miedo de no escribir nunca más. Puede pasar mucho tiempo sin que escriba nada. A veces me olvido que los tengo. Cada tanto me acuerdo y me pongo contento.