Margo Glantz: "La lectura te permite vivir miles de vidas paralelas"
Y su último libro de ensayos
Viernes 07 de febrero de 2020
La autora de El texto encuentra un cuerpo (Ampersand) abre su biblioteca y repasa más de un centenar de títulos, con una generosa revisión de textos escritos por mujeres.
Por Valeria Tentoni.
Autora de más de veinticinco libros de ensayo y narrativa, entre los que se destacan Saña, Las mil y una calorías, Las genealogías, Síndrome de naufragios, Sor Juana Inés de la Cruz: Saberes y placeres, La lengua en la mano, La polca de los osos, El rastro e Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador, Margo Glantz nació en Ciudad de México, donde reside actualmente.
Recibió la beca de la Fundación Guggenheim en 1996 y dos años después, en 1998, la Rockefeller. Entre los múltiples reconocimientos que ha recibido por su trayectoria se encuentran el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2004 y el Premio FIL 2010.
Editorial Ampersand acaba de publicar en su colección "Lectores" -en la que ya participaron firmas como las de Alan Pauls, Sylvia Iparraguirre, Sylvia Molloy y Carlos Altamirano- su libro El texto encuentra un cuerpo, donde abre y comparte su biblioteca y sus recorridos por la literatura inglesa, francesa y norteamericana, por su lista de heroínas literarias, sus autoras más queridas.
Enviamos algunas preguntas por correo electrónico alrededor del tomo de Ampersand. Aquí sus respuestas:
¿Cómo fue el proceso de escritura de El texto encuentra un cuerpo?
Revisé muchos textos, algunos escritos hace tiempo, los fui coleccionando y reformando y, después de desechar varios, seleccioné los que mejor se conectaban, adquirían ciertaconsistencia y recorrían algunasde las obsesiones que me han perseguido siempre.
Se mencionan más de un centenar de libros, ¿cómo es tu biblioteca y cómo fue revisitarla?
Mi biblioteca es bastante variada y cubre diferentes áreas de la literatura, de filosofía, de estudios culturales, feminismo, historia. Leo mucho a Nicole Loraux, historiadora y filóloga de la tradición griega: Mujeres en duelo, Maneras trágicas de matar a una mujer,etcétera. También a Giulia Sissa, Francoise Héritier, Françoise Frontisi-Ducroux, Carlo Ginzburg, Piero Camporesi, Gilbert Durand…
En Y por mirarlo todo nada veía habías trabajado sobre Twitter, alrededor de la velocidad de esa plataforma. Aquí te internas en el modo lento y profundo de la lectura en papel, e incluso de la relectura: ¿qué paralelo se puede hacer en tu caso entre ambos modos de lectura y de escritura? ¿Qué quedó en el camino de ese mundo analógico, qué no resistió?
Creo que ambos mundos coexisten, no deben excluirse. No serviría de nada. Yo releo mucho, ahora vuelvo como siempre a Kafka, me asombra su preocupación por escribir bien, para poder expresar de manera coherente lo que siente, las dudas que lo asaltan a cada momento, sus insomnios pesadillescos y a la vez creativos, y me maravilla compararlo con los escritores que ahora forman parte del mercado: ya no dudan de su creatividad, casi todos piensanque escriben bien y que por ello van a ser premiados. Las redes sociales me interesan y me fatigan, son necesarias, creo que es imposible prescindir de ellas. Quisiera descifrarlas, entender sus bondades y advertir sus peligros, la literalidad y el narcisismo extremos, el gregarismo, la poca capacidad de utilizar la ironía y la pérdida casi homogénea del sentido del humor. Además, la nefasta influencia política que siguen ejerciendo.
En El texto encuentra un cuerpo ejercitas, según tus propias palabras y entre otras cosas, una revisión de textos escritos por mujeres. ¿Por qué decidiste visitar tu propia biblioteca con esa misión en mente? ¿Qué te sorprendió a vos misma de esta búsqueda?
Desde que empecé a leer de muy jovencita ya notaba yo cómo era tratado lo femenino por distintos escritores, ya fuera en Madame Bovary, Anna Karenina, Amalia o María. Preocupación que se intensificó cuando empecé a dar clases y a concentrarme en el análisis de textos. Muchos de los ensayos que aparecen en este libro provienen, aderezados y reescritos, de lecturas que he hecho para mis cursos de literatura comparada en la Facultad de Filosofía Y Letras de la UNAM, de mis artículos para diarios y revistas (Vogue, por ejemplo), de mis programas para Radio UNAM.
Hay muchas escritoras en este libro, cuyas obras estudias y compartes, que fueron largamente olvidadas, marginadas, o que por la época en que vivieron tuvieron serias dificultades para compatibilizar vida y escritura -por caso, Gilman-. ¿Tu intención también era de rescate? ¿Por qué creés importante nombrarlas? ¿Qué hay para el mundo en los libros que escribieron las mujeres que "olvidamos"?
En esta época de feminismo, del mitúismo indiscriminado, se tiende a rescatar cualquier cosa que haya provenido de una mujer, ya sean escritoras, científicas, músicas, etc. Ya lo había intentado desde hace mucho: no me vanaglorio, verifico un simple dato, aunque creo que se debería ponderar mejor acerca de lo que es o no válido. Ahora que la literatura femenina se ha invadido de textos donde se denuncian los también posible estragos que causa la maternidad, Charlotte Gilman lo hizo antes en El Tapiz amarillo, comprobó que no era capaz de ser buena madre y delegó esas funciones en una de sus amigas que, de manera conveniente, desposó a su ex marido. Escribió además utopías feministas.
He frecuentado asimismo a diversas mujeres que no aparecen en este libro, aunque ya antes les había tratado deencontrar un texto y un cuerpo: Sor Juana, la Malinche, Nellie Campobello, Elena Garro, María de Zayas, Christine de Pisan, las japonesas como Fumiko Enchi … Leí y releo a menudo a quienes reviso aquí:Jane Austen, las Brontë, George Eliot, Virginia Woolf y anexas.
¿Por qué crees que la literatura le tuvo tanto miedo a lo que podían escribir las mujeres, si fuese posible formularlo de ese modo?
No sé si era miedo o simplementeincapacidad de ver. Acuérdate del vals peruano: “Odio quiero más que indiferencia”. A lo mejor eran las dos cosas, miedo y odio disfrazado de indiferencia.
¿Cómo fue en tu caso darte un espacio de escritura? ¿Cómo fue constituirte como escritora?
Desde muy niña pensaba que de grande iba a escribir ficción, como si la ficción o la poesía fueran las únicas maneras de concebirse como escritora. Lo cumplí con creces, empecé a escribir ficción (fragmentaria: Las mil calorías, novela dietética) a los 47 años, aunque ya escribía ensayo desde la preparatoria y luego de forma más orgánica a partir de los 30.
Contás en este libro que "te deprimen los finales infelices", antes sobre otro libro "soy infeliz al leer", en otro apartado, que abandonás un libro "como una señal ominosa". ¿Hasta dónde llega, en tu caso, la lectura en tu vida, hasta dónde cala?
Pienso que esos comentarios son irónicos, obviamente; hubo, sí, unos libros que me marcaron cuando era adolescente como Crimen y castigo de Dostoievski, Las palmeras salvajes de Faulkner y Madame Bovary de Flaubert que soy incapaz de releer, o si los releo, no llego nunca al final, me aterran como me aterraban ciertos episodios de series cinematográficas que veía de niña y que trataba de rehacer, dándoles un final feliz, lo que en última instancia solía suceder en esas películas.
"Últimamente releo", apuntás al principio: ¿qué placer depara en tu caso la relectura y por qué acudís a ella? ¿Qué relecturas tenés en carpeta para las próximas semanas?
Releo mucho, es un gran placer, trato de estar al día (imposible), pero releer a Perec, a Proust, a Barthes, a Borges, a Sebald, a Campobello o Garro, a Bernhard, a Rulfo, a sor Juana, a Calderón a Loraux, o a Quevedo entre otros muchos otros que frecuento, es una gloria.
"Mi mirada es una mirada fragmentaria, femenina". ¿Cómo pensás el vínculo entre lo fragmentario y lo femenino?
Es quizá arbitrario, pero como mi forma de escribir es fragmentaria e imagino que es algo femenino el hacerlo, pienso que mi escritura lo es, es decir, éso: una mirada femenina y fragmentaria.Contestación, convendrás, más bien tautológica.
El cuerpo es un tema que insiste en muchos de tus títulos, ¿dirías que en este caso es de algún modo "la víctima" de la escritura, quien recibe la daga de la literatura?
No creo que haya víctimas de la escritura. Aunque mi prólogo parezca insinuarlo: insisto, es un texto irónico.Hay víctimas reales, sin embargo, pero de la trama, no de la escritura: Retrato de una dama de James o La mujer de blanco de Collins, por ejemplo, o las múltiples mártires cristianas que me puse a leer cuando a los 11 años me convirtieron al catolicismo y me regalarona mí, pobre niña judía, una enorme cantidad de historias edificantes sobre santas mártires.Me redime del sufrimiento leer a Michel de Certeau o a Pascal Quignard, otro de mis autores favoritos
En Por breve herida leemos: "Recuerdo con nostalgia mis lecturas de infancia y adolescencia: vivía mil vidas sin moverme". Además de escritora, sos una viajera: ¿de qué modo la lectura se parece al viaje?
La lectura te permite vivir miles de vidas paralelas, sobre todo cuando eres adolescente y lees apasionada y libremente. Los viajes te permiten romper con la rutina, te revivifican, te renuevan. Si no viajo, lo digo siempre, siento que no tengo futuro. La lectura y los viajes te desanquilosan.