Una cita personal con los lectores
V Feria de editores
Martes 02 de agosto de 2016
Por Valeria Tentoni.
Este fin de semana llega una nueva edición de la Feria de editores. La quinta, para ser más precisos. Será los días sábado 6 y domingo 7 de agosto en Central Newbery (Jorge Newbery 3599), con entrada libre y gratuita. Prometen descuentos, la presencia de 85 sellos y una grilla de actividades imperdibles.
"La Feria de Editores está pensada como un espacio donde puedas charlar con los que hacen los libros", dicen sus organizadores, a quienes les hicimos algunas preguntas. Víctor Malumián, de Ediciones Godot, toma la palabra:
—Es la quinta edición de la feria, ¿cómo ha ido mutando durante estos años?
—En la primera edición éramos entre 15 y 20 editoriales y eran todos amigos cercanos. El chiste que repetíamos era que, si no venía nadie a la feria, invitábamos las pizzas en el bar de La Tribu. La primera convocatoria tuvo una tibia repercusión, pero para las pocas editoriales que éramos no estaba nada mal. En ese momento, sin haber hecho correctamente la prensa del evento, sin tener estrategias para comunicar, supimos que aparecía el germen de algo. Había que ver qué era ese algo.
—¿De qué procedencias son los 85 sellos que participarán ahora? ¿Cuáles se suman este año?
—Con mucha alegría recibimos editoriales de Chile como Hueders, Libros de Mentira, Nadar, Cuneta y Alquimia; de México viene Sexto Piso y de Uruguay Criatura Editora. Criatura participa desde hace tiempo, el resto se han sumado con el cambio de lugar a Central Newbery, que es una galería de arte de unos 400 metros cuadrados. La Tribu es un lugar muy afín a nuestro pensamiento, que nos dio el lugar para generar la feria y hacerla crecer. De hecho el vínculo sigue en pie con charlas y relaciones mutuas.
—¿Cuáles de los sellos están desde el principio?
—Las editoriales que más recuerdo y que nos apoyaron incondicionalmente fueron: Gourmet Musical, Fiordo, Libraria, Wolkowicz, Malisia, Mil botellas, Interzona, Marea y Bajo La Luna. Cuando hacés un listado siempre te olvidás de alguna y quedás mal gratuitamente.
—¿Y cómo surgió la idea de la Feria, con qué objetivos?
—La feria surge de nuestra necesidad como editores de hablarle al lector de forma directa y personal. Al pensar la feria, lo que más nos importaba era que fuera atendida por quienes más saben sobre su catálogo: los editores. Buenos Aires se caracteriza por tener un ecosistema de librerías independientes hermosas, con libreros de profesión. Lo cual es un gran plus, porque atienden al lector todo el año y muy bien, pero es imposible que un ser humano lea todo lo que se produce. De hecho, muchas de las editoriales que están en la feria, por volumen o por su logística, no llegan a la gran mayoría de las librerías. Entonces, quien visita la feria descubre un panorama curado de la edición más micro actual, con su editor, su conocimiento y su pasión.
—¿En qué se diferencia esta feria de propuestas como la FLIA y, en el otro extremo, la Feria del Libro de la Rural?
—Cuando empezó la FLIA fue increíble, y creo que sigue siendo una movida enorme e interesante. Sobre todo contagiosa, creo que uno de sus grandes méritos es cómo se fue replicando en otras ciudades. Algunas de las diferencias, ni mejores ni peores, en relación a la FED, es que exclusivamente hay editores, no hay autores auto-editados. Nos interesa valorar la idea de catálogo, de visión de un editor, del sistema que conforma un entramado de lecturas. Por otra parte intentamos curar el contenido, no es una feria abierta, entonces tampoco hay venta de objetos que no sean libros. En relación a la rural hay algunos puntos en común y otros completamente antagónicos. Por un lado, la vasta mayoría de las editoriales que participa de la Feria de Editores participa de la Feria del Libro. Por ende, sería necio negar ciertos puntos de contacto como pueden ser la voluntad de dar a conocer el catálogo, de llegar a un público que no acude asiduamente a las librerías, etc. Hay un porcentaje de lectores importantísimo, cuyo único contacto con el libro, o al menos, uno de los pocos contactos con el libro, tiene lugar en la Feria del Libro. Pero, por otra parte, nos encontramos con pasillos saturados por las interminables colas de gente esperando a la celebridad de moda. Lo cual ni es bueno, ni es malo: creo que hay que ser muy prudente al analizar los fenómenos de lectura. Mismo se puede ver con la CONABIP, que en los dos días que tiene para realizar las compras se la pasa haciendo cola en los stands de las multinacionales. En una visión de construcción a futuro, me interesa que ese bibliotecario llegue a mi espacio fresco, y no cansado de varias horas de hacer cola. Que pueda charlar sobre el catálogo y conocerlo. De nuestro lado también tenemos la necesidad de hacer una autocrítica y ver cómo salimos a buscar a estos lectores. Ahí la feria hace su humilde esfuerzo, generar un espacio donde las independientes (término plástico si los hay) podemos hablar de igual a igual sin interrupciones ni estridencias. Exponer nuestros catálogos y ver qué pasa.
—¿Qué diagnóstico pueden hacer, como organizadores, del estado de la edición independiente en Argentina?
—Creo que muy pocas personas tienen información suficiente y de calidad para hacerlo, yo no soy una de ellas. Sí puedo asegurar que es genial ver la efervescencia que hay, hoy por hoy. Comunicamos más de 85 pero en la realidad llegamos a las 90 editoriales y quedaron otras 60 afuera, que nos hubiera encantado incluir. El libro blanco de la CAL te da esa pauta, un 43% de las editoriales que hoy publican tiene menos de 10 años. Y estos son datos en base al ISBN; hay editoriales geniales que por una razón u otra no lo usan y quedan fuera de la estadística.
—¿Cuál es el papel de una editorial independiente en un sistema de publicaciones como el actual?
—No sé si tiene un rol definido. Para responder tendríamos que definir qué es una editorial independiente y eso roza lo imposible. Creo que el mayor aporte que puede hacer una editorial es publicar lo que le gusta, lo que cree necesario, sin seguir las modas de mercado. Ese es un gran tipo de independencia y probablemente aporte su cuota a la bibliodiversidad. Creo que, para los lectores, es mucho más interesante un mercado donde tenemos editoriales especializadas que publican con mucho cuidado, seleccionan con mucho cuidado, en lugar de una avalancha de títulos empujados por lógicas comerciales. La lógica de rendimiento comercial no tiene el mismo número para una editorial pequeña que en una editorial multinacional, desde el vamos por los costos que generan su diversos tamaños. Una editorial pequeña puede publicar libros que venderán 500 ejemplares sin ser deficitaria, hacer feliz a 500 personas que buscaban determinada temática.
AGENDA
La grilla completa de actividades se puede ver acá. Además, habrá una muestras de fotografía de Alejandra López, MAFIA y Matías Moyano.
Sábado 6
15:30hs // ¿Qué leen los que escriben? - Organiza La Coop // Invitados: Macarena Moraña, Marco Zanguer, Paula Brecciaroli y Nicolàs Correa // Modera: Marcos Almada
17:00hs // La traducción: ¿interpretación o fidelidad? - Organiza Fiordo Ediciones // Invitados: Matías Battiston (Traductor), Salvador Cristófaro (Editor Fiordo), Ariana Harwicz (escritora) // Modera: Edgardo Scott (escritor)
19:00hs // Una visión personal sobre el fútbol - Organiza Ediciones Godot // Invitados: Luis Gusmán y Martín Kohan // Modera: Garriga Zucal
Domingo 7
15:30hs // Música y libros - Organiza Gourmet Musical // Invitados: Miguel Grinberg, Pipo Lernoud y Sergio Pujol // Modera: Leandro Donozo
17:00hs // Derechos de autor - Organiza La Tribu // Invitados: Enrique Chaparro // Modera: Colectivo La Tribu
19:00hs // Entrevista abierta a Marcelo Cohen por Maximiliano Papandrea (Editorial Sigilo)