Una antología necesaria
Por Gabriela Borrelli Azara
Jueves 14 de mayo de 2020
"No son los poemas un hueco para huir de la realidad sino una intervención activa en el mundo que se desarma y se vuelve a armar", leemos en el prólogo a Hay que ocupar la vida en otra cosa (Patronus Ediciones), una acción con la intención de ayudar a comedores escolares puntuales del conurbano bonaerense. Lo recaudado será destinado en un 100% a la compra de verduras y frutas para acompañar bolsones de comida.
Por Gabriela Borrelli Azara.
Año Nuevo: las estrellas se pelean con los fuegos artificiales a las doce de la noche. El cielo está despejado y los perros ladran fuerte. Se escuchan tiros, risas, aplausos y se multiplican los abrazos y los besos. Dos chicos se meten debajo de una mesa en el patio y beben de la botella la sidra que robaron. Falta para la mañana, faltan meses para la escuela.
3 de marzo 2020: primer caso confirmado de Covid-19 (coronavirus) en la Argentina.
empiezan las clases: El sol pega fuerte en la espalda en el camino desde la casa a la escuela. Dos sátrapas esperaron este día, mucho lo esperaron. Otras dos lo odian, prefieren el jangueo en la vereda, los chats interminables con las amigas.
11 de marzo: la Organización Mundial de la Salud declara la pandemia a nivel mundial por Covid-19.
15 de marzo: “la escuela en casa”. Los xadres, tutorxs, o encargadxs también en casa.
por la mañana: leo diarios de cuarentena. Este es uno más.
20 de marzo: se declara en nuestro país el aislamiento preventivo, social y obligatorio
casi todo el tiempo: me siento al lado de la ventana y mi vecino, el hombre solo que vive exactamente en el edificio de enfrente, mi vecino, al que veo hace dos años cada mañana cuando ambos nos sentamos con la taza de café calle mediante, sale al balcón y vuelve a meterse. Ahora no lo abandono, no dejo el café y salgo corriendo sin saber que es de su día. Hoy, ahora, lo acompaño. Se va a otro cuarto, lava los platos, y en otra ventana se sienta en la bicicleta fija y levanta los brazos. Al caer la tarde enciende la tele y se sienta solo frente a la pantalla. Ahora soy él.
la satrapía que no descansa: Javier me cuenta en dos audios las tareas con sus sátrapas. Les propuso hacer un "Pequeño diario de la cuarentena". La consigna era que le enviaran una foto y un pequeño texto de su transcurrir en cuarentena. “Como los estados de wsp que ellos comparten todo el tiempo”, me dice. Una alumna le manda la foto de un chiquito pateando una pelota en una cocina. El texto cuenta cómo se aburre haciendo la tarea mientras su hermanito juega. Otra foto muestra un pequeño círculo ovalado de piedras y en uno de los extremos una cruz hecha con maderas y un trapo blanco: “¡Falleció la cotorrita de mi sobrina Alay! Y le tuvimos que hacer una tumbita”. Javier hace un posteo en Facebook, muestra las fotos.
10 de abril: Javier Roldán, responsable junto a Alfredo Machado de Patronus Ediciones decide vender su plaquette Satrapía y destinar ese dinero a colaborar con los comedores escolares en la compra de alimentos para las comunidades con las que trabaja. Vende muchos ejemplares. Los versos de Satrapía son un recorrido poético de la labor docente de Javier.
todos los días: Nos decimos te quiero en mensajes. Nos pasamos poemas. Leemos uno de Patrizia Cavalli: Alguien me ha dicho/que en verdad mis poesías /no cambiarán el mundo./ Yo les respondo que en verdad sí/ que mis poesías/no cambiarán el mundo.
casi siempre: mi vecino baja sus persianas antes del anochecer. Le adivino los movimientos. Yo dejo abiertas las ventanas hasta la madrugada.
14 de abril: Javier me comenta en un audio que la venta de plaquetas de Satrapía estuvo muy bien, que el comedor del colegio al que ayudó estaba muy agradecido. Se nos ocurre extender esa idea. Armar una antología de poemas y editarla en PDF y destinar lo recaudado de la venta a colaborar con otros colegios, con otras comunidades. Armamos un listado de poetas y de colegios. Llamamos a Juan Fernando García y a Patricio Foglia. Les interesa la idea. Nos ponemos les cuatro a trabajar.
15 de abril: Empezamos a pedir los poemas, entre les cuatro mandarnos mails y mensajes. Intercambiamos poemas y deseos.
de a ratos : Terminamos la selección. Pensamos un nombre. Leemos los poemas. Alfredo comienza el diseño.
ahora mismo: gracias por ser parte de esta antología. Gracias por tu poema, por adquirirlo, por leerlo, por compartirlo. Ocupamos el tiempo en les otres. No son los poemas un hueco para huir de la realidad sino una intervención activa en el mundo que se desarma y se vuelve a armar. Una posibilidad de diálogo con aquel que no conocemos pero sobre el que brilla la misma luna, que claro está, no brilla igual.
Si querés adquirir tu ejemplar y colaborar