Reeditar a Le Guin: la rabiosa actualidad de una autora monumental
Rescates y reversiones
Viernes 26 de agosto de 2022
Las editoras de Úrsula nos cuentan por qué decidieron devolverla a librerías: portadas renovadas para una colección de clásicos por un lado, traducciones en lenguaje inclusivo por el otro. Dos caminos para volver a Le Guin.
Por Valeria Tentoni.
Hasta hace no poco tiempo, los clásicos de la estadounidense Úrsula K. Le Guin (1929-2018) que Editorial Minotauro había traducido a nuestra lengua eran prácticamente inconseguibles. En librerías de usados o en Mercadolibre podían ubicarse, a veces, y con precios ridículos. Aunque es cierto que, si se tenía suerte, se podía encontrar una de las míticas tapas de la colección asomando en alguna feria de plaza a cambio de monedas.
Felizmente, desde hace un tiempo ya el Grupo Planeta -que se hizo de Editorial Minotauro en 2001- decidió reeditar varios de ellos en la colección "Esenciales", con portadas renovadas para este sello líder en la literatura de Ciencia Ficción, Fantasía y Terror en español. De Le Guin ahora se consiguen, en Argentina, Los desposeídos, La mano izquierda de la oscuridad, La rueda celeste y, recientemente, Lavinia, todas con vistosas portadas de estreno pero conservando las traducciones de Francisco Abelenda (seudónimo de Paco Porrúa), Manuel Mata Álvarez-Santullano, Miguel Antón y Matilde Horne.
Paola Lucantis, desde Planeta, explica que la reedición de Le Guin en Argentina coincidió con la reedición del fondo editorial de Minotauro, proceso que se lleva adelante desde España, junto a autores como Philip K. Dick o Ray Bradbury y con un diseño de tapas "híper moderno". Lucantis, quien lleva adelante colecciones como la de Tusquets donde se recuperan obras de Marguerite Duras o Aurora Venturini, se refiere al fenónemo de las reediciones de la autora nacida en Berkeley: "Le Guin se vende un montón".
"Lo de Le Guin, además, creo que tiene el plus de la reivindicación de una autora ideológicamente posicionada con una relectura hoy. Desde el feminismo, desde el ecologismo, el taoísmo, esa búsqueda de equilibrio en lugar de la contraposición entre el bien y el mal. Además, Le Guin es una voz referenciada por muchas de las autoras que hoy por hoy tienen mayor nivel de exposición, como Betina González. Todas hablan de la influencia de Le Guin", dice Lucantis. "Al igual que Annie Ernaux con el aborto, Le Guin es una autora que en los años 60 ya hablaba de cosas que todavía hoy importan y no están resueltas", agrega.
Y dice que la época acompaña esta nueva ola de interés lector: "Con estas autoras sucede que su calidad literaria es indiscutida, pero en algunos casos quedaron en los submundos literarios en que circulaban las mujeres escritoras y hoy, con el auge de lectoras que las buscan, hay una masa crítica encontrando muchas referentes en la literatura para pensar algunas cuestiones".
Natalia Ortiz Maldonado y Marilina Winik, desde Editorial Hekht, se refieren por su parte a la reciente publicación de Las chicas salvajes. Con traducción de Gabriela Adelstein, entre las particularidades del tomo se cuentan la variedad de géneros reunidos -cuento corto, entrevista, ensayo y poesía-, y la incorporación del segundo nombre de la autora, usualmente retenido en una inicial, la K, y desplegado en Kroeber en esta edición. También la decisión de traducir utilizando lenguaje inclusivo, algo que puede vincularse con las opiniones de la propia Úrsula en entrevistas: "No tenemos por qué usar el masculino genérico como norma, tenemos alternativas, así que... ¿Por qué no usarlas?"
"Somos amantes de Úrsula la narradora de historias, pero también de la ensayista y de la poeta. Desde hace tiempo veníamos buscando sus textos para editarlos, especialmente para arrancarlos de las tres capturas donde lamentablemente están presos. La primera es la del español, donde el lenguaje reverbera tan lejano a nuestro oído, a nuestro territorio y a nuestra experiencia. La segunda es la del lenguaje sexista. Y la tercera es la etiqueta 'escritora de ciencia ficción', porque su exploración poética y su ensayo de crítica cultural nos parecen también muy potentes. Cuando encontramos la compilación en inglés Las chicas salvajes (The Wild Girls) después de un largo peregrinar, pudimos intervenir sobre las tres capturas de una sola vez".
Sobre la decisión de traducirla en lenguaje inclusivo, Ortiz Maldonado y Winik responden también desplegándolo: "Necesitábamos unx traductorx sensible a los modos del lenguaje no sexista y, a la vez, a la escritura y belleza de los textos. El trabajo de traducción no es una operación maquínica, un mero cambio de vocales o consonantes. Gabriela Adelstein, quien tradujo el texto, logró hacer todo eso, y creemos que pudo hacerlo tanto por su gran experiencia como traductora como por ser una gran lectora de Kroeber Le Guin". También queda, en su respuesta, desplegada la letra "K": "Hay un movimiento sobre el propio nombre que puede rastrearse en el camino de la escritora, especialmente en las entrevistas, algunas muy viejas. Muchos años más tarde de publicar La mano izquierda de la oscuridad, Kroeber Le Guin lamenta que en aquel entonces aún no se encontraba culturalmente disponible lo que hoy llamamos lenguaje no sexista. De la misma manera, en diversas entrevistas va surgiendo la cuestión de su apellido paterno, Kroeber, como un redescubrimiento. Su padre fue un gran antropólogo, por el que ella no deja de señalar admiración y cariño. Nos pareció que Úrsula entendería nuestro gesto y hasta le parecería bien".
"La literatura de Kroeber Le Guin es necesaria por muchas razones. En primer lugar, porque se trata de una voz cálida, honesta y profundamente política. La imaginación que se requiere para seguirla, para dejarse llevar a través de ella, enriquece y agudiza nuestros sentidos cada vez que señala que el mundo, tal como lo conocemos, no solo es injusto sino que bien podría ser de otra manera. Por otro lado, su obra está saturada de gestos e imágenes simples, verdaderos, que invitan a revincularse con nuestros alimentos, nuestros refugios, nuestras alianzas humanas y no humanas. Y, especialmente, porque en sus relatos nunca se trata de ganar una guerra, de eliminar un enemigo inconquistable, sino, si se la lee bien, de la batalla diminuta y permanente contra las pasiones tristes y egoístas que nos habitan", concluyen.