Perra vieja, fea, estúpida y ladradora
Un relato de Elsie Vivanco
Miércoles 30 de agosto de 2017
"Me dijeron que esta es la nueva literatura gauchesca, y yo les creo", dice Fernanda Laguna en la contratapa de Dos libros, de Elsie Vivanco, autora nacida en Buenos Aires en 1936 que también escribió libros como Cuaderno de notas, Cuentos de provincia y Otro Animal. Aquí, uno de los relatos de su último volumen, que también incluye poesía.
Por Elsie Vivanco.
Como algo que hubiera venido con la propiedad, un árbol, la tranquera, el tanque australiano, vino también una perra, perrita vieja de edad, fea de raza, tonta y recalcitrante, tal vez por la vida que le tocó, no importa, no muy gloriosa.
Ante semejante handicap, ¿qué hacer?
Aclaro, es estúpida porque es estúpida; a las 3 de la mañana, ladra y ladra como si estuviera enfrente a Sandocán el Testaduro, Rayos y Centellas, mientras she barks & barks, dice Virginia.
La voy a matar, sí, le voy a pegar un tiro.
Porque primero ella mató dos comadrejitas. Una noche oí gritar a la madre. A la mañana los muchachos del Penal, mis presos favoritos, encontraron mordidas a las dos comadrejitas, una muerta, la otra más o menos. Pensé: fue el chimango que anida cerca. Inocente yo; tamaña estupidez humana.
Hoy, después de varios días afuera, abro un cuarto de herramientas y veo algo grande tirado en el suelo, algo animal, primitivo, antiguo y muerto. Mas el olor, casi no miro pero veo los gusanos y el olor y no quiero mirar los gusanos pequeñitos moviéndose en el vientre reventado, cabeza reventada, abdomen roto y cola amputada.
Es un lagarto overo, lo había visto, salía con su metro y algo más de largo, espléndido, gran señor y miraba altivo, fijo, hacia atrás en el tiempo y decía, creo, ¿qué está pasando? Eso decía cuando estaba entero, grueso, indestructible dinosaurio, miraba en rededor, quieto, sin temor, a mí, que lo miraba quieta.
Supuse que había sido ella.
La perra estúpida cagada de hambre, lo sorprendió, lo atacó y lo llevó a ese escondite, ¿para qué? Si no se lo comió.
Lo llevó agonizando para terminar de matarlo y que no se le escapara. La voy a matar, le voy a pegar un tiro en la nuca; ella cree que está cuidando su propiedad, la voy a matar por estúpida. Por fea. Por vieja y asesina de mi lagarto overo.