1. ¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?

Un tocador de cedro con un gran espejo y repisas de cristal a los costados para los perfumes. Pasábamos tardes enteras con mi abuela jugando a que ella era Rita Hayworth y que yo la arreglaba para una cita con Alain Delon. Después hacíamos los diálogos y los actuábamos. Fueron mis tardes favoritas de nena y de alguna manera siguen ahí, como estáticas en ese lugar que ahora está intervenido por collares, aros, pulseras y una amplia colección de esmaltes.  

2. ¿Qué libro de otro autor produjo en vos el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?  

Detectives Salvajes, de Roberto Bolaño. La coralidad, los cambios de punto de vista, la estructura que juega sobre un DF ficcional, caótico, junto con la prosa coloquial por momentos poética y desfachatada, me provocó una comezón neuronal que cambió mi manera de leer, de percibir la literatura. Lo mismo me pasó con La China Iron, de Gabriela Cabezón Cámara. El juego con el lenguaje, la riqueza de la historia, la pasión con la que está escrita, es algo que me emocionó y me dejó con más ganas de escribir. Leerla es sentir que las palabras tienen combinaciones infinitas y hermosas. Si yo lograra algún día generar todos esos sentimientos en un lector, sería el mayor de los regalos.

3. ¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?

Lo mejor, paciencia para aprender a contar, a observar, buscar el revés de lo aparente, incluso de lo que se tuerce y tratar de darle una mirada distinta, una voz propia. Hay que trabajar duro sin desesperarse, porque crear un texto no sólo es tener una idea, se trata de también de tener perseverancia para desarrollarla y no perder la humildad en ese recorrido, saberse falible siempre. La mayoría de las veces hay que escribir, corregir, reescribir, volver a corregir, dejar descansar el texto y leer en el mientras tanto, porque sin lectura que nutra, tampoco hay manera de aprender a contar, al menos para mí. La escritura siempre nos espera y es generosa, no hay porqué correr, puede ser un proceso largo y sinuoso, pero siempre bellísimo. De cualquier manera, la verdad, lo más lindo que me dio la literatura es un montón de buenos y atesorados amigos. No tengo nada que pueda calificar como peor, la literatura me hace feliz.

4. ¿Cuál es el libro que más regalaste y por qué?

Estrella distante, de Roberto Bolaño y El extraño incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon. Porque son historias que no tienen ningún lineamiento excluyente, son lo que llamo libros generosos, que abrazan. Me parecen buenos libros para regalar.

5. ¿Cómo qué disco suena la música funcional de tu cabeza?

Como una playlist que incluye Leonard Cohen, Radiohead, Zeppelin y muchas veces Change, de Blind Melon.

6. ¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?

Hace muchos años yo era recepcionista en una clínica y un paciente que no estaba bien de salud, sacó del bolsillo una amatista y me la regaló. Creo que ese fue el color más hermoso.

7. ¿Con qué escritor o escritora que ya no pisa el mundo de los vivos quisieras tomar un taller literario?

Con Julio Cortázar, Hebe Uhart y Silvina Ocampo.

8. Un libro que hayas prestado y no te devolvieron.

“La isla rodante” una novela de Francisco Cappellotti, que salió por la Editorial Años Luz y trata de un universo fantástico donde Tierra del Fuego se desprende de la Argentina como si fuera una gran balsa poblada por seres mitológicos de la Patagonia y de los espíritus de las víctimas del hundimiento del General Belgrano con el fin de recuperar las Malvinas.

9. ¿Cómo ordenás tu biblioteca? ¿Nos mandás una foto?

Mi biblioteca está pasando por un momento de caos, tengo más libros que estantes. Mi ideal para cuando esté terminada es por idioma, dentro de ese orden por autores favoritos, y una gran sección de amigos de la que estoy muy orgullosa.