Nueve preguntas a Manuel Crespo
Martes 07 de octubre de 2025
El ganador del Premio Hebe Uhart de Novela responde nuestras preguntas de siempre.
1. ¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?
Ropa. Todavía uso buzos de los noventa. Tengo también varios libros viejos, pero no cuentan, porque los libros siempre son viejos.
2. ¿Qué libro de otro autor produjo en vos el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?
A los dieciocho leí ¡Absalón, Absalón! y después pasé lustros intentando imitar a Faulkner. Ahora que lo pienso, tal vez no fue la influencia más saludable.
3. ¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?
La idea de que sólo la literatura importa: otra tara que estuvo bien al principio y después, por suerte, fue quedando atrás.
4. ¿Cuál es el libro que más regalaste y por qué?
No sé si regalé el mismo libro más de una vez. Sí recuerdo haber regalado a distintas personas libros de Lem, Böll, Barón Biza, Lispector. El último que regalé fue el de Vitagliano sobre Hudson. Se lo regalé a Marcos Crotto, que todavía no me dijo si lo leyó.
5. ¿Como qué disco suena la música funcional de tu cabeza?
Más específicamente entre los minutos 6.02 y 6.13.
6. ¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?
Hubo una mañana como violeta en Chacabuco, mi pueblo de crianza. Plena pandemia, junio de 2020. El día previo, apelando a algún subterfugio de circulación, nos habíamos escapado del encierro porteño con mi mujer y nuestro hijo de un año. Había un silencio al que no estábamos acostumbrados y la luz que entraba en la casa que nos prestaron tenía ese color sereno y frío. En el momento nos hizo bien, tanto que el éxodo se extendió hasta hace unos pocos meses.
7. ¿Con qué escritor o escritora que ya no pisa el mundo de los vivos quisieras tomar un taller literario?
Taller con nadie. Sí me encantaría volver a tomar café helado con Marcelo Cohen, conversar con él por teléfono. Sin ser amigos íntimos (no quiero ocupar un lugar que no me corresponde), disfruté un montón del trato regular que tuvimos durante unos cuantos años.
Aprendí de él como por ósmosis, sin que pareciera que me estuviera enseñando nada. Marcelo tenía esa habilidad.
8. Un libro que hayas prestado y no te devolvieron.
No me viene ninguno a la mente ahora, pero seguro hay. Y como también yo le debo un libro a algún otro, mejor dejemos las cosas como están.
9. ¿Cómo ordenás tu biblioteca? ¿Nos mandás una foto?
Mi biblioteca duerme en un depósito del pueblo. A Buenos Aires me traje sólo una treintena azarosa de libros para releer. El resto son novedades que están esperando que las reseñe, o que al menos les dé una ojeada. ¿O se escribe “hojeada”?
