1. ¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?  

Una muñeca que me regaló mi primo mayor cuando nací. Es una muñeca fea y desnuda. Ahora que lo pienso, es posible que siempre me haya gustado por ver que la podría transformar en lo que yo desease. A lo mejor, desde niña me encantaba la idea de que podría hacer lo que fuera de lo que me rodeara.  

2. ¿Qué libro de otro autor produjo en vos el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?     

Lo más bonito de mi vida de lectora es el hecho de que sigo leyendo libros que me gustaría haber escrito. Libros que continuamente me recuerdan por qué quiero escribir, y la razón principal es precisamente para dar a otros el placer del descubrimiento y la sensación de estar viva que me dan ciertos libros a mí. Más recientemente, Anne Carson y Adrienne Rich en la poesía. Y pienso mucho en Joan Didion, en el equilibrio entre pensar la vida de los otros y su propia vida en el medio de los otros, me parece que cambia la manera de cómo entendemos que la Historia es siempre la historia de cuerpos concretos y vulnerables.   

3. ¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?   

Lo mejor: las horas lejos de mi vida cotidiana. Y eso también es lo peor, creo.   

4. ¿Cuál es el libro que más regalaste y por qué?   

Recientemente regalo mucho un libro autobiográfico sobre el luto: Fernanda, de Ernesto Sampaio, un escritor portugués poco conocido incluso en Portugal. Es un libro que escribió después de la muerte de su mujer. Lo leí solo después de escribir Ahora y en la hora de nuestra muerte, mi libro sobre el final de la vida. Descubrí que él ya había dicho lo que me parecía más importante: que hay que amar mucho a los que amamos mientras todos estamos vivos.   

A los lectores que no se asustan con libros largos, siempre regalo Middlemarch, de George Elliot, una novela clásica que aún no es tan conocida en el mundo como otras novelas clásicas escritas por hombres.   

5. ¿Como qué disco suena la música funcional de tu cabeza?   

No puedo decir un disco, pero en mi cabeza el pensamiento, si es un instrumento, es un piano en el que piezas de Bach están continuamente volviendo a su tema, haciendo variaciones de ese tema. Lo que me gustaría es que fuera tan perfecto como Bach, alas, nunca lo logro cuando sale de mi cabeza y lo paso al papel.   

6. ¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?   

El color más hermoso será siempre lo que estoy por ver algún día, como los libros que voy a escribir algún día serán los más hermosos. El azul de un cielo con las personas que amo, de donde no desearé irme: esa idea de que todavía no hemos visto lo más hermoso de la vida es lo que me hace despertar todos los días.   

7. ¿Con qué escritor o escritora que ya no pisa el mundo de los vivos quisieras tomar un taller literario?   

Roland Barthes. Pero lo que me da mucha pena es no poder hacer un taller con algunas escritoras que siguen vivas, como Vivian Gornick o Annie Ernaux.   

8. Un libro que hayas prestado y no te devolvieron.   

Un libro firmado por su autora y que me recuerda que no estoy sola, que hay tantas escritoras y escritores como yo buscando sus voces, y a veces tenemos la suerte de estar lado a lado y poder compartir la soledad y las dudas de la escritura.  

9. ¿Cómo ordenás tu biblioteca? ¿Nos mandás una foto?    

Soy muy tradicional en mi biblioteca: la ordeno por géneros literarios, luego por lenguas. Mi biblioteca tiene mucho portugués, la lengua en la que escribo, e inglés, porque viví algunos años en Londres. Pero también tiene libros en castellano y algo en francés. Al final es un reflejo de los lugares por donde pasé, donde me enamoré de personas y cosas, y de las culturas que me influenciaron y me siguen influenciando.