Nueve preguntas a Santiago Ambao
Cuestionario fijo
Martes 20 de diciembre de 2022
Nació en Banfield, Buenos Aires. Su primera novela, La peste peor, ganó el Premio de Narrativa de la Obra Social Caja Madrid, y su novela La estafa fue semifinalistas del Premio Herralde de Novela del 2015.
1. ¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?
Una guía Filcar del año 83, que le robé a mi padre a principios de los noventa. Me llevó a muchos lugares en aquellos años prédigitales. Todavía la guardo debajo del asiento del auto, por si se desata el apocalípsis o me quedo sin datos.
2. ¿Qué libro de otro autor produjo en vos el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?
Uno podría pensar en muchos libros: El hacedor de estrellas, Solaris, varias páginas de Ficciones, El gran cuaderno o Dejen todo en mis manos, por mencionar solo unos poquitos. Pero la verdad es que si quisiera producir en otro lector algunos de los efectos que esos libros produjeron en mí, lo mejor sería regalarle alguno de esos libros a esos lectores. Y ni siquiera así funciona. En fin, uno le da vueltas al tema y concluye que lo más sano es esquivar ese deseo, porque ni plagiando se cumple.
3. ¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?
Lo mejor, sin duda, la capacidad de darle sentido a momento de profunda soledad. Lo peor, sin duda, la capacidad de darle sentido a momentos de profunda soledad.
4. ¿Cuál es el libro que más regalaste y por qué?
La guía Filcar, pero eso fue por los noventa.
5. ¿Como qué disco suena la música funcional de tu cabeza?
Me gustaría que sonase como Places, de Mehldau, pero mi cabeza desafina bastante.
6. ¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?
Un verde tornasolado con leves incidencias de un morado frío, en el que se adivinaba una pizca de púrpura ligeramente virado al sepia. Lo vi en el caparazón de un cascarudo, en el Parque de Agronomía, una mañana del 18. Jamás olvidaré ese momento.
7. ¿Con qué escritor o escritora que ya no pisa el mundo de los vivos quisieras tomar un taller literario?
Y, no sé, porque hay muchos extraordinarios escritores que dando talleres son un queso. Y encima te cobran un dineral nomás por fingir que escuchan tus textos. Si me apuran me pido un Fontanarrosa. Charlando con él, fija que uno se lo pasa pipa.
8. Un libro que hayas prestado y no te devolvieron.
La guía Filcar. Se la presté a mi padre, en el 93, y con el argumento de que él se consideraba el legítimo propietario de ese ejemplar, no me la quiso devolver. Me puso en la obligación de robársela de nuevo, a principios del 95. Por esas épocas, sin una guía Filcar no se llegaba muy lejos.
9. ¿Cómo ordenás tu biblioteca? ¿Nos mandás una foto?
Un orden siempre implica la voluntad de un sistema: una ficción que nos generamos para sentir que tenemos el control. Es una ficción útil, hay que aceptarlo, porque nos permite encontrar un libro más o menos rápido. Pero no deja de ser un engaño al que una persona honesta no debería someterse. Entonces, ¿cómo aniquilar la ficción del orden? La tentación sería desparramar libros al tun tun en los anaqueles. Pero
desde que se inventó el subconsciente ese camino se agotó. Otra sería acabando con las bibliotecas: hacer de todo el espacio que nos circunda, una. Lo intenté, pero lo de los libros en el bidé resultaba poco higiénico. No alcanza con eliminar el orden o las bibliotecas: es necesario eliminar los libros. Hace tiempo que elegí ese camino, beneficio que nos permite esta era digital. Es verdad que cuando se venga el apocalípsis voy a extrañarlos. Pero tomé la precaución de marcar con una cruz, en la guía Filcar que guardo debajo del asiento del auto, cada una de las bibliotecas públicas de la Capital y el Conurbano.