¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?

Cinco volúmenes del diccionario etimológico del español con fecha de 1880-1883, que compró mi abuelo cuando llegó a la Argentina en 1925. Tenía 14 años y llegaba a cargo de toda su familia, desde Cádiz.

¿Qué libro de otro autor produjo en vos el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?  

Me gustaría que mis libros provocaran la impresión que me causaron Buenos, limpios y lindos, novela de Vera Fogwill; La mujer de Wakefield, novela de Eduardo Berti (cada vez de las muchas que lo releo); cualquier libro de Stephen Dixon; Las aves del paraíso también son falsas, novela de Wolfgang Hildesheimer (más allá de la historia, por las preguntas que me dejó latentes durante años).

¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?

Lo mejor que me dio es la vida con y por los libros. La capacidad de olfatear a otras personas con la misma necesidad de lecturas, descubrir a mi pareja. Lo peor que me dio: el aburrimiento que me genera casi todo lo que no se relaciona con la literatura.

¿Cuál es el libro que más regalaste y por qué?

El libro que más regalé es Marienbad eléctrico de Enrique Vila-Matas porque me gusta toda su obra pero ahí explica el concepto de la literatura expandida que es, por decirlo de forma simple, la literatura que existe per se en la vida más allá del soporte del libro. Tiene algunas citas, pasajes e imágenes muy exquisitos. Y es breve.

¿Como qué disco suena la música funcional de tu cabeza?

Mi cabeza suena como la música de Nina Simone por esa potencia que parece salir no de la voz sino de la sangre, por los cambios de ritmo y humor pasando por todas las emociones, y porque me hubiera gustado cantar como ella. Mi vida frustrada es como cantante de jazz pero al menos vivo con un saxofonista.

¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?

El color más hermoso que vi en mi vida es el verde amarronado un poco traslúcido que veo todos los días en los ojos de mi hija desde el momento en que nació.

¿Con qué escritor o escritora que ya no pisa el mundo de los vivos quisieras tomar un taller literario?

No me atrae en absoluto la idea de un taller pero si fuera muy necesario, de entre los ya muertos, elegiría a Thomas Bernhard, Roald Dahl, Silvina Ocampo, Clarice Lispector, Roberto Bolaño, Stephen Dixon. Todos exasperadamente impacientes como para enseñar algo, eso es justo lo que me atrae de ellos.

Un libro que hayas prestado y no te devolvieron.

Eso no ocurre porque en casa no prestamos. Para los muy íntimos hay una libreta donde se anota lo que sale y lo que entra de vuelta con una rigidez propia del Checkpoint Charlie en Berlín.

¿Cómo ordenás tu biblioteca? ¿Nos mandás una foto?

Mi / nuestra biblioteca está dividida entre adultos y niños. Dentro de adultos en ficción y no ficción. Luego ficción por nacionalidades y la no ficción por disciplinas (historia, psicología, filosofía, política, teoría literaria, biografías, arte, cine, música). Los pocket van en un exhibidor giratorio de librería. La foto es la que nos representa ahora que nos estamos yendo a vivir a España y me desgarra separarme de muchos libros por un tiempo indeterminado.