1. ¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?

Acaso ese cuadro de arte sacro del siglo XVIII. Es una imagen de Jesús crucificado; inmenso, cruel, ineludible.

2. ¿Qué libro de otro autor produjo en vos el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?  

Tengo miedo torero, de Pedro Lemebel. Un libro hermano, doloroso, con la cualidad utópica de lo inolvidable.

3. ¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?

Lo mejor, cómo terminó de moldear mi mirada, mi percepción del mundo, la incorporación de voces, sonidos, gestos, cómo pienso los sucesos desde las palabras, desde la narrativa. También me dio una disciplina; la escritura y la lectura son lo único con lo que puedo ser disciplinada. Y una más: el encuentro con personas interesadas por los mismos asuntos que yo, esa placentera sensación de pertenencia. Con respecto a lo peor, todavía no llegó.

4. ¿Cuál es el libro que más regalaste y por qué?

Cartas a un joven poeta, de Rainer Maria Rilke. Porque es un libro radical, para el oficio o vocación que sea, que dice, entre tanto, que si uno cree poder vivir sin hacer eso, es mejor que lo desestime para siempre.

5. ¿Con qué disco suena la música funcional de tu cabeza?

Depende, pero estos días vengo a puro rock nacional, desafinando magistralmente este himno:

6. ¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?

Hay un color huidizo como las grandes pasiones, que es ¿violeta? ¿naranja? ¿rosado? que de vez en cuando atraviesa el cielo a la hora del atardecer en la playa que visité los últimos años. Ya aprendí que tengo que estar muy atenta porque es efímero, y apenas se deja ver un instante y enseguida se mezcla con el ¿celeste? ¿amarillo? ¿dorado? hasta fusionarse con todos y desaparecer en el mar.

7. ¿Con qué escritor o escritora que ya no pisa el mundo de los vivos quisieras tomar un taller literario?

Con Manuel Puig.

8. Un libro que hayas prestado y no te devolvieron.

Muchos. Una gran pérdida fue la poesía completa de Oliverio Girondo.

9. ¿Cómo ordenás tu biblioteca? ¿Nos mandás una foto?  

Hace poco, Florencia Esteva, escritora y librera, adjetivó mi biblioteca con la palabra generosa, y pensé ¡claro! Mi biblioteca ya es grande y se maneja por su cuenta. Presto libros todas las semanas aún sabiendo que muchos no van a volver pero supongo que así debe ser. Los libros finalmente son de quien los lee. Con respecto al orden intento porfiadamente uno alfabético que se ve interrumpido por urgencias, géneros y enamoramientos. En el  fondo creo que me gusta ser la única que sabe dónde está cada tesoro.