Nueve preguntas a Leticia Frenkel
Cuestionario fijo
Jueves 07 de marzo de 2019
La autora de Amores mutantes (Notanpuän) se anima a nuestra serie de preguntas y dice que admira de un libro su "aparente sencillez en la escritura que hace pensar que cualquiera puede escribir así".
1.-¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?
Soy una acumuladora, no compulsiva, pero sí un poco bizarra. Por ejemplo, guardo los chupetes de plástico que estaban de moda cuando era chica, mis dientes de leche y los bigotes de Estrella, mi gata de la infancia.
Hace un tiempo mi mamá me regaló un dije de mi bobe Sofía, una piedra naranja redonda que atrás tiene grabado: “Israel 325”, y que fue mi talismán durante todo el año pasado. Creo que en un futuro lejano, cuando piense en el 2018, voy a pensar en ese collar y en todo lo que me trajo. Estoy convencida de que esa piedra tuvo mucho que ver con las cosas raras que me pasaron.
2. ¿Qué libro de otro autor produjo en vos el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?
Así al tuntún se me vienen La vida privada de los árboles de Alejandro Zambra y Revelación de un mundo de Clarice Lispector. Son libros muy diferentes, pero es el tipo de literatura que me interpela particularmente, porque su intimidad es una lupa que refracta algo más universal. Y por una aparente sencillez en la escritura que hace pensar que cualquiera puede escribir así.
3. ¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?
La posibilidad de tener otra vida, de escaparme de mí por un rato (específicamente hablo de mis obsesiones que se ponen adelante como los villanos en los fichines; de mi exceso de pragmatismo por capricorniana, y de lo aburrida que me pongo por eso).
No puedo evitar lo material: la literatura me dio una carrera que disfruté mucho y la profesión de docente y tallerista; me dio amigxs esenciales y, nada menor, me dio al padre de la persona más importante de mi vida desde hace casi 3 años.
Lo peor es la culpa que siento en los períodos que leo poco porque no me engancho con ningún libro. Y, sobre todo, mi relación con la escritura, que cuando le encuentro un sentido es todo, pero que a veces se me aleja tanto que no sé bien qué estoy haciendo ni para qué.
4. ¿Cuál es el libro que más regalaste y por qué?
Rabia, de Sergio Bizzio, porque es un libro que les gusta tanto a los lectores entrenados como a los prejuiciosos, o a los que les cuesta dejar el celular por un rato. Hasta alguien me ha dicho que ese libro fue su puerta de entrada a la literatura (una puerta que a veces parece demasiado alta y lustrada, como la del cuento “Ante la ley” de Kafka). Es que, quién puede resistirse a este comienzo: “Cuando vos naciste, yo estaba acabando”.
5. ¿Como qué disco suena la música funcional de tu cabeza?
En general los temas que se me pegan hacen un ruido insoportable, como moscas inquietas. Pienso en una época muy oscura en que no podía despegarme este jingle: “Hey, Hey! Si tu te cuidas, que mejor! que las bajas calorías que te da el blanco García. Bajas, bajas calorías, queso blanco blanco García”. Últimamente me acompaña una canción con un timbre muy agudo que suena todo el tiempo en la calesita a la que llevo a mi hija. Me gustaría que fuese “El álbum blanco”, pero no me pasa.
6. ¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?
La alquimia perfecta está en Mazunte, México. En mis auriculares suena Caetano Veloso y yo, acostada sobre la arena blanca, miro pasar las nuevas olas y el sol naranja cayendo sobre el mar, escoltado por dos montañas verdes. Es la postal a la que siempre vuelvo para entrar en savasana, la relajación de yoga. Es mi pequeño paraíso privado.
7. ¿Con qué escritor o escritora que ya no pisa el mundo de los vivos quisieras tomar un taller literario?
Con Silvina Ocampo y con Mario Levrero. Juntos.
8. Un libro que hayas prestado y no te devolvieron.
Es difícil porque tengo un cuaderno donde anoto qué libro y a quién se lo presté (¿no se nota que soy capricorniana, no?). Afortunadamente, puede fallar: una vez perdí Revelación de un mundo. Al poco tiempo me lo volví a comprar, porque es un libro al que consulto como si fuera el I-Ching. Otro “libro oráculo” es Las pequeñas virtudes, de Natalia Ginzburg, que presté mucho pero todavía no perdí (por suerte se editó acá y ya no hay que esperar a que alguien viaje a España para conseguirlo).
9. ¿Cómo ordenás tu biblioteca? ¿Nos mandás una foto?
Los anaqueles tienen su propia personalidad: algunos se agrupan por editorial, otros por nacionalidad, por época o por género (novelas, teatro, poesía y literatura infantil). A veces se rigen por un criterio meramente estético (todos los compactos Anagrama juntos ¡un clásico!). Hay estantes donde solo entran mujeres y otros exclusivamente de hombres. Aunque suene un poco caótico, sé perfectamente dónde está cada uno.