Nueve preguntas a Julián Herbert
Crédito: Germán Nájera
Martes 29 de julio de 2025
El autor de Suerte de principiante (Gris Tormenta) acaba de llegar a Buenos Aires para participar del Festival Cuadernos Hispanoamericanos y presentar su libro.
1. ¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?
No lo sé. Tenía el Born in the USA en caset hasta hace poco, pero se lo regalé a mi hijo menor. A lo mejor es una piedra, o el ejemplar de A sangre fría que perteneció a mi mamá.
2. ¿Qué libro de otro autor produjo en vos el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?
El primero fue La isla del tesoro de Stevenson. El más reciente, Something for the Pain de Gerald Murnane.
3. ¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?
Lo mejor, el oficio: me gusta creer que esto es una taza o una silla, una toma de agua, una puerta que debo construir o reparar, un juguete rabioso. Lo peor: dictaminar o tallerear o corregir manuscritos ajenos todo el tiempo. Lo peor de lo peor es que no sé decir que no.
4. ¿Cuál es el libro que más regalaste y por qué?
Los dos que más veces se han llevado de mi biblioteca son El guardián entre el centeno y ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? ¿Por qué? Porque, en las distintas épocas en las que fui soltero, viví en casas que no tenían cerradura. Cuando puedo, regalo libros de Anne Carson.
5. ¿Como qué disco suena la música funcional de tu cabeza?
Tengo dos velocidades: Music for 18 musicians de Steve Reich y Dolittle de los Pixies.
6. ¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?
En los ojos de mis hijos. Jorge Omar es quien los tuvo más oscuros y con la edad se le han ido aclarando, al contrario de lo que suele suceder. Arturo los tuvo color miel con un velo aceituna. Leo los tuvo azulados de bebé, verdes translúcidos entre los 7 y los 10 años, y ahora que tiene 15 se le han virado un poco al gris. Allegra tiene los ojos de un color miel suave y estable, como su carácter. Ya sé, todo esto es muy cursi, pero los ojos de los chicos pueden cambiar en cualquier momento: son algo provisional que uno ve con devoción.
7. ¿Con qué escritor o escritora que ya no pisa el mundo de los vivos quisieras tomar un taller literario?
Con David Huerta o María Luisa Puga.
8. Un libro que hayas prestado y no te devolvieron.
En Grand Central Station me senté y lloré de Elizabeth Smart, pero hace poco lo compré de nuevo. El que me duele más es Los aventureros del absoluto, de Tzvetan Todorov: nunca he vuelto a encontrarlo.
9. ¿Cómo ordenás tu biblioteca? ¿Nos mandás una foto?
Syl y yo compartimos biblioteca. La tenemos en dos departamentos, uno al lado del otro, y aquí comienza la clasificación: en el estudio hay de todo, la de la casa es una biblioteca especializada en autoras. Ambos bloques están ordenados por géneros y alfabéticamente. Claro que algunos libros cambian de estante de vez en cuando, si decidimos que han cambiado de género o si pertenecen a varios géneros a la vez. Lo de “alfabético” tampoco es del todo exacto: dentro de cada letra (C, por ejemplo) hay un cabeza de serie (Cervantes) al que se añaden capitanes, tenientes, sargentos, hasta llegar a los soldados rasos. Entre más lejos del cabeza de serie, menos me gusta la autora o el autor. En realidad, se trata de una obra negra que estamos ordenando, desordenando y reordenando todo el tiempo. Ésta es la sección general de novela y cuento, con un cameo de una de nuestras gatas, Momo:
