1. ¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?

Una pulsera de oro muy pequeña, que uso como dije en un collar. Era de una tía a quien no conocí; murió joven, en un accidente de auto del que todos los demás pasajeros salieron ilesos. De ella heredé, además, el nombre. 

2. ¿Qué libro de otro autor produjo en vos el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?  

¡Uy, muchos! El último, Se vive y se traduce, de Laura Wittner. 

3. ¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?

Solo me dio cosas buenas. Amigas geniales y la capacidad de no aburrirme mientras espero. 

4. ¿Cuál es el libro que más regalaste y por qué? 

En una época regalé mucho La conjura de los necios, de John Kennedy Toole, porque creía que era un libro que no podía no gustar. A mi me había divertido muchísimo. Ahora no recuerdo de qué va. Algo de una madre, un gorro, un sindicato, no estoy segura. Tengo pésima memoria. 

5. ¿Como qué disco suena la música funcional de tu cabeza?

Me gustaría que sonase como el álbum blanco de los Beatles, pero suena como la batería de 2000 Man, de los Rolling Stones. 

6. ¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?

Caigo en el cliché: en los ojos de mi mamá. No sé de qué color son. Las veces que intenté definirlo, bajó la mirada. 

7. ¿Con qué escritor o escritora que ya no pisa el mundo de los vivos quisieras tomar un taller literario?

Con montones. Nombro a tres: Natalia Ginzburg, Carson McCullers y Wisława Szymborska. 

8. Un libro que hayas prestado y no te devolvieron.

Soy muy posesiva con los libros. Presto poco, por miedo a que no devuelvan, y pido poco prestado, porque me gusta intervenir los libros que leo.

9. ¿Cómo ordenás tu biblioteca? ¿Nos mandás una foto?  

En orden alfabético. Pero en el último tiempo empecé a apilar libros en la mesa donde escribo, hasta construir una muralla que me tiene bastante inquieta.