El producto fue agregado correctamente
Blog > Prólogos > En Cuba la lengua tiene otro color
Prólogos

En Cuba la lengua tiene otro color

Por Hugo Salas

"Para el resto de los hispanohablantes, leer cubanos es siempre, por fortuna, sumergirse en una lengua que es la nuestra y es otra". Leé el prólogo a Cuentos cubanos, la antología de Asunto Impreso.

Por Hugo Salas.

 

Acaso porque la dominación de España se extendió allí más que en el resto del continente, o porque sea cierta la afinidad entre el barroco y la isla que desveló a Lezama Lima, en Cuba la lengua tiene otro color. No es solo cuestión de variantes léxicas, ni siquiera de adopción de extranjerismos singulares (como el itálico “máquina”para los automóviles), sino de ritmo, sintaxis, respiración. Se hace sentir en las letras de sus sones, en las charlas sobre el malecón, en la retórica inflamada que acompañó sus procesos políticos y también, desde luego, en su literatura. Para el resto de los hispanohablantes, leer cubanos es siempre, por fortuna, sumergirse en una lengua que es la nuestra y es otra.

Existiría la tentación de identificar como una de las constantes de esta literatura su relación con la oralidad, hecha la salvedad de que la conversación,en esta isla, parece una formamediada y distante de escritura en el aire, trazada bajo los influjos de un tiempo compuesto de infinitos segundos, cada uno de ellos interminable, bañados por la luz cegadora del Caribe. Cuba siempre hace dudar, como si toda ella fuera un material espejismo.

Sin duda, el primero de los autores de esta antología, Onelio Jorge Cardoso, pertenece al linaje de los grandes cuentistas latinoamericanos que a principios de siglo se afanaron por alcanzar la maestría técnica del género, fuertemente influenciados por los modelos de Poe y Maupassant. Su preferencia por el ámbito rural, campesino, llevó a encuadrarlo de manera reduccionista dentro del criollismo, pero su atención a los dispositivos de la narración y la trama, como descubrirá el lector, lo hacen exceder largamente esa categoría.

Lacerante, incómodo, contundente, surrealista, frío de muerte, los epítetos se agolpan a la hora de pensar en el impar Virgilio Piñera, poeta y dramaturgo que contrapuso a las armonías alambicadas de sus enormes contemporáneos una lengua implacable y afilada. El cuento que aquí se incluye pertenece a su serie de sátiras sociales, que bajo la apariencia deseguir las coordenadas del artículo de costumbres, en realidad no hacen otra cosa que destruir todas sus condiciones de posibilidiad.

Más académica, sin duda, es la producción de Mirta Yáñez, representativa de cierto tono didáctico y moralizante, afín a la fábula y la parábola laica, que caracterizó a buena parte de la literatura producida en sintonía con la revolución. Con una poética similar, el cuento de Jesús Díaz pone de manifiesto todas las tensiones que subyacían a los sistemas de identificación y valores en que se fundó esa narrativa.

Como si hiciera caso omiso de estas discusiones, el cuento de Reinaldo Arenas, con sus dobleces del decir, recupera todo el sabor y la complejidad de una marea de la oralidad en la que cuesta hacer pie y enderezar los sentidos, a la manera de la representación más palmaria de una realidad que se ha vuelto inestable, incierta y amenazadora. En su caso, las experiencias desdobladas del exilio interno y exterior se trasladan en un anonadamiento respecto de la relación misma entre el narrador y el relato.

La imagen de un espejo habitado por muertos que nos propone María Elena Llana acaso constituya una de las expresiones más potentes de la experiencia cubana durante los últimos años, en que para muchos el presente parece no ser otra cosa que una superficie donde se refractan y desdoblan los fantasmas de una historia que aun no se termina de contar.

El acento en la contraposición intergeneracional, una de las constantes a partir de la época de privaciones conocida como Período Especial, posterior a la caída de la Unión Soviética, se hace sentir con fuerzas en el sencillo y limpio relato que Eduardo Heras León elige situar en un espacio emblemático del imaginario de la Cuba revolucionaria: la Escuela Taller.

Cierra el volumen un cuento de Carlos Victoria que se erige como claro representante de la óptica de los exiliados en los Estados Unidos frente al proceso de apertura de los últimos años. Más allá de sus méritos, llama la atención, en todo caso, que los sistemas de valoración e identificación y el tipo de realismo que propone coincidan, notoriamente, con aquellos que ya advirtiéramos en Yañez como elementos característicos de la avanzada ideológica de la revolución.

 

Artículos relacionados

Jueves 25 de febrero de 2016
Traducir el error y la rareza

El traductor de los Escritos críticos y afines de James Joyce (Eterna Cadencia Editora) intenta reflejar las rarezas, incorrecciones y errores de la escritura de Joyce, con la intención de que el lector experimente algo afín a lo que experimenta quien lee los textos de Joyce en inglés o en italiano. Así lo explica en el prefacio del que extraemos un breve fragmento.

Los errores de Joyce
Lunes 16 de mayo de 2016
Saltaré sobre el fuego
"Alguien que no perdió la sonrisa sabia ni la bondad de fondo incluso al escribir sobre el dolor o sobre la Historia, y en cuyos versos, amablemente irónicos, suavemente heridos, a menudo se adivina una reconfortante malicia cómplice de eterna niña traviesa". El prólogo al libro de la poeta y ensayista polaca, Premio Nobel de Literatura, editado por Nórdica con ilustraciones de Kike de la Rubia. Además, uno de los textos que lo componen.
Wisława Szymborska
Jueves 26 de marzo de 2020
Borges presenta a Ray Bradbury

"¿Qué ha hecho este hombre de Illinois, me pregunto, al cerrar las páginas de su libro, para que episodios de la conquista de otro planeta me llenen de terror y de soledad?", se pregunta el autor de El Aleph para prologar Crónicas marcianas (Minotauro).

Crónicas marcianas

Miércoles 31 de julio de 2019
El origen de los cuentos de terror

"Edgar Allan Poe no fue el inventor del cuento de terror". Así arranca este suculento repaso por la historia de un género que goza de excelente salud. El prólogo a El miedo y su sombra (Edhasa), un compendio de clásicos exquisito. 

Por Leslie S. Klinger

Jueves 07 de octubre de 2021
Un puente natural entre los debates feministas en el mundo
Buchi Emecheta nació en 1944, en el seno de una familia de la etnia igbo. A los 11 la prometieron en matrimonio, se casó a los 16: Delicias de la maternidad, de la autora nigeriana, llega a Argentina con Editorial Empatía. Aquí su prólogo.

Buchi Emecheta por Elisa Fagnani

Lunes 04 de julio de 2016
Mucho más que nenes bien

"Cada autor cuenta una historia, narra con un lenguaje propio, elige un punto de vista, desarrolla sus personajes con encanto porque no reduce, no simplifica, no aplasta para ajustarse a un molde preconcebido", dice Claudia Piñeiro sobre los relatos de Jorge Consiglio, Pedro Mairal y Carola Gil, entre otros.

Nueva antología de cuentos
×
Aceptar
×
Seguir comprando
Finalizar compra
0 item(s) agregado tu carrito
MUTMA
Continuar
CHECKOUT
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar