El rayo lector: así comenzó a leer Roberto Gargarella
Martes 16 de julio de 2024
¿Cómo se convirtieron en lectores los escritores que amamos leer? Roberto Gargarella tiene libro nuevo, Apuntes italianos (Seix Barral) y nos cuenta su anécdota.
Apuntes italianos y otras notas de un sociólogo en viaje (Seix Barral), se llama el nuevo libro de Roberto Gargarella. Nacido en 1964, es investigador, abogado y sociólogo. Por su trayectoria académica y su intervención en el debate público, es uno de los juristas más respetados en América Latina, además de un activo participante en las discusiones académicas del mundo anglosajón. Sus principales temas de investigación son el constitucionalismo y la democracia, el castigo penal, el derecho de protesta, el Poder Judicial y los derechos sociales.
Entre sus decenas de libros y artículos publicados, se encuentran El derecho como una conversación entre iguales o Manifiesto por un derecho de izquierda, pero ahora acaba de publicar un libro muy distinto. Con esa excusa, lo invitamos a compartir su anécdota fundante de lector, el instante en el que recuerda haberse convertido para siempre en alguien que ama leer.
La primera historia involucra a mi madre, que cuando era niño, me sentaba en el umbral de la cama, cada noche, junto a mi hermano, y nos leía algunas páginas de un cuento, o de una historieta, o de un libro. Aunque fuera por unos pocos minutos antes de caer dormidos. Mi madre es una campesina italiana casi sin estudios, por razón de la segunda guerra, y a la vez, o tal vez por ello, una voraz lectora que se escondía debajo de la cama para poder seguir leyendo cuando la obligaban a salir al campo a trabajar la tierra. Pero a nosotros, a mí hermano y a mí, con ese pequeño regalo nocturno, nos llenó de amor y devoción por la lectura. Ese gesto se lo recomiendo a cualquier padre que quiera hacer algo bueno por sus hijos, aunque involucre una tarea de todas las noches, durante años y con cariño. La segunda historia tiene que ver con el antes y después que mencionaba, y surgió a partir de mi inscripción, a los 14 años, en un club del libro, que implicaba un pago mensual, para recibir a muy buen precio los libros que uno seleccionaba. Recuerdo haber pedido, como primer o segundo libro, las Obras Completas de Borges, publicadas por Emecé, y recuerdo haberlo hecho, en buena medida, para cumplir con una obligación que consideraba inescapable, aunque aburrida: leer a Borges. Pero leí a Borges, por ese mandato autoimpuesto, y fue un shock. Desde entonces, nada fue lo mismo. Hasta hoy, esa primera lectura de Borges me desarmó, y convirtió la tarea de la escritura en una mucho más exigente e interesante. Esa vieja edición de Emecé sigue siendo uno de los muy pocos que guardo sobre mi mesa de luz, casi 50 años después.
Roberto Gargarella