Tesoros mellizos: publican las entrevistas a Juana Bignozzi y Joaquín O. Giannuzzi
Lunes 13 de octubre de 2025
Editorial Mansalva y Editorial Seré Breve acaban de publicar sus respuestas reunidas en dos tomos infaltables, a cargo de Jorge Fondebrider y Osvaldo Aguirre.
Por Valeria Tentoni.
Alineados al calendario de la Feria de Editores se publicaron dos libros imprescindibles para quienes aman la poesía. Se trata de Contra los miserables, las conversaciones de Juana Bignozzi reunidas por el escritor, poeta y periodista Osvaldo Aguirre, y De la poesía lo espero todo. Entrevistas a un pesimista jovial, compiladas por el poeta, traductor y ensayista Jorge Fondebrider.
Nacida en 1937 y fallecida en 2015, Bignozzi vivió setenta y siete años de los cuales pasó unos treinta en Europa, trabajando como traductora en Barcelona. Hacia 2004 retornó a la Argentina, donde publicó sus últimos libros. El tomo de Mansalva abre con “Juana Bignozzi regresa a la patria”, titulado por la licenciada en Letras y periodista Marta Vassallo en 1990 a propósito de una visita de la poeta a Buenos Aires y en alusión directa a uno de sus libros, editado por Libros de Tierra Firme. “Entre mis poemas y la gente hay como un velo —le decía por entonces—. Son como esos paisajes de los pintores del Cinquecento, que se ven tras de una gasa. Doy excesiva importancia a la representación. (...) Pero desprecio la virtud de la discreción. No tenemos un destino tan excepcional como para disimularlo ni exacerbarlo”.

La segunda de las entrevistas publicadas en el tomo de Aguirre es, precisamente, de Fondebrider, y fue rescatada de un libro mayor: Conversaciones con la poesía argentina, de 1995, del que el autor de La extraña trayectoria de la luz es compilador. Agotado desde hace unos cuantos años, allí podían encontrarse entrevistas a poetas como Olga Orozco, Hugo Padeletti, Francisco Madariaga, Leónidas Lamborghini, Juan Gelman, Susana Thenon o María Elena Walsh. “A pesar de lo que crea una parte sustantiva de la crítica, a mí me parece importante saber por boca del propio autor cuáles fueron sus ideas y motivaciones para haber escrito lo que escribió. Eso, inevitablemente, nos lleva también a enterarnos de sus propias circunstancias, de sus lecturas, sus puntos de vista y, en ocasiones —cuando existe una voluntad de discernirlos—, también de sus propósitos”, escribe Jorge en el prólogo del tomo de Seré Breve (sello con una muy recomendable colección en este género).
Entrevistado generoso, al igual que Juana —de reflexiones profundas y extraordinarias, de respuestas maceradas por la práctica constante y empecinada de su oficio—, Giannuzzi quizás lo era también por solidaridad. Tan periodista como los periodistas que acudían a él, en De la poesía lo espero todo podemos encontrar unas cuantas alusiones al cruce entre una tarea y otra. “¿El periodismo lo ayudó a escribir poesía?”, le pregunta precisamente Aguirre en un artículo titulado “La poesía prueba la bondad humana”, de diciembre del 2000. “En cuanto a lo literario no, para nada: son lenguajes distintos. Pero el poeta es un testigo de su tiempo y el periodismo también te obliga a ser testigo. Son dimensiones distintas: el periodismo mira, pero la poesía ve”. De hecho, fue gracias al periodismo que Giannuzzi se cruzó con Héctor A. Murena, quien recomendó sus primeros poemas a Editorial Sur.

Inquietudes persistentes, señales de recepción de sus obras, temores y deseos para la posteridad, Aguirre suma a su tomo una pormenorizada introducción a las entrevistas de Bignozzi a partir de rastrillajes así. Con firmas como las de María Moreno, Daniel Freidemberg, Marina Mariasch, Martín Prieto, Santiago Llach o D. G. Helder, el volumen tiene una foto de Juana en sus últimos años; un gesto suspicaz, una opinión contenida que en cualquier momento arremete. Por su parte, el “pesimista” nacido en 1924 y fallecido en 2004 sale jovial: veremos en tapa a un Giannuzzi recién salido de la pubertad, y dentro del libro encontraremos una pequeña colección de reproducciones de entrevistas en diarios y revistas, así como de fotos del autor en distintos momentos de su vida. Las firmas, en ese caso, corresponden a autores como Ivonne Bordelois, Mónica Sifrim, Javier Magistris o Carlos Ferreira.
“Crear belleza, mejorar el mundo, espiritualizarlo”, entendía por función de la poesía el autor de Nuestros días mortales. “La poesía para mí es resistencia: no obcecación ni sectarismo, pero sí resistencia", creía, por su parte, la autora de Mujer de cierto orden. Dos mundos, dos poéticas, dos tesoros.