"Un narrador coloquial nato"
Por Philip Roth
Martes 15 de noviembre de 2016
"Jiri Weil era uno de los mejores escritores de Checoslovaquia", supo el escritor estadounidense antes de escribir este prólogo para Mendelssohn en el tejado (Impedimenta), "considerada por gran parte de los lectores como su gran obra maestra junto con Vida con estrella".
Por Philip Roth.
Fue precisamente en Praga donde un superviviente de una distinguida familia literaria judía me contó que Jiří Weil era uno de los mejores escritores de Checoslovaquia. Corría el año 1973 y era la primera vez que yo escuchaba ese nombre. Cuando regresé a Nueva York, conocí al traductor de dos relatos de Weil, quizá las únicas piezas su obra vertidas al inglés. Las leí y me quedé profundamente asombrado, no solo por los horrores que describía, sino por los medios tan sencillos con los que transmitía de una forma magistral no solo su odio por los nazis sino también la compasión que sentía hacia sus víctimas. Se trataba de unos relatos que habían sido concebidos con rabia y lágrimas para ser contados después con el pragmatismo del periodista y la arrebatadora simplicidad del cronista familiar. Inmediatamente se me vino a la cabeza Isaac Babel. Las emociones de Weil resultaban más duras y menos ambiguas que las de Babel y, por lo que apreciaba a partir de las traducciones, más que un estilista sumido en la búsqueda implacable de la persuasión minimalista, Weil era un narrador coloquial nato. Lo que sin embargo sí compartía con Babel era la habilidad para escribir sobre la brutalidad y el dolor con una concisión que se acaba convirtiendo en la crítica más feroz a lo peor que la vida tiene que ofrecer.
Por lo que he averiguado desde entonces la vida y la obra de este autor guarda otras semejanzas con la trayectoria de Babel. Nacieron con seis años de diferencia, Babel en Odesa, en 1894, y Weil cerca de Praga, en 1900. Ambos escritores eran judíos y muy conscientes de serlo. Ambos leían ruso y eran grandes conocedores de la literatura en esta lengua. De hecho, en 1928 Weil obtuvo su doctorado en la Universidad Carolina de Praga con una tesis sobre Gógol y la novela inglesa. Ambos fueron víctimas literarias del realismo socialista y víctimas políticas del estalinismo —y del antisemitismo estalinista—. Y ambos vivieron años solitarios como escritores y como hombres, sin ser publicados ni leídos, aislados, silenciados y, en parte debido a la censura, vetados en las aulas y en los círculos literarios.
A mediados de la década de 1930 Weil escribió Moscú: Frontera, una novela polémica surgida en parte de su experiencia con totalitarismo soviético cuando trabajaba en Moscú, en la sección checa de la editorial de la Comintern, durante los primeros años del terror estalinista. Todavía ciudadano de la República Democrática Checa, no pudieron condenarlo a muerte por su desencanto, pero recibió duros ataques de sus camaradas. Unas críticas que se renovaron tras la publicación, posterior a la guerra, de Makana, padre de milagros, La/El* arpista y Vida con estrella. Esta última fue considerada por los comunistas todo un ejemplo «decadente de existencialismo pernicioso».
La publicación de Moscú: Frontera le valió a Weil la expulsión del Partido, aunque no le impidió escribir su continuación, La cuchara de madera, un manuscrito que se mantuvo inédito durante treinta años antes de su publicación en 1970 en una traducción al italiano. Y a principios de la década de 1950, Weil fue expulsado también del sindicato de escritores. Aunque más tarde, con el declive del stalinismo y gracias a los esfuerzos del poeta Jaroslav Seifert, ganador del premio Nobel de Literatura, lo readmitirían de nuevo. A finales de los años cincuenta, fue nombrado director del Museo Judío de Praga y, desde entonces, al parecer, mantuvo una existencia retirada, aislada e infeliz hasta su muerte por cáncer en 1959.
En el volumen I de Los judíos de Checoslovaquia se considera que Vida con estrella es «un excepcional libro de un autor checo publicado entre 1945 y 1948», es decir, el breve período de relativa libertad entre el fin de la guerra y la toma del poder por parte de los comunistas. Y también : «Esta obra, cuyo título hace referencia a la estrella de David que los judíos fueron obligados a llevar en público durante la ocupación nazi, narra el efecto de las medidas antisemitas instauradas por los nazis en un humilde ciudadano checo de Praga». Esta descripción resumiría también una novela checa posterior de cierta calidad: El señor Teodoro Mundstock, de Ladislav Fuks. Cuando los nazis ocuparon Praga, Weil fingió su suicidio. Las autoridades lo dieron por muerto y sobrevivió a la ocupación oculto ilegalmente en la ciudad. Estas experiencias probablemente inspiraron gran parte del argumento de Vida con una estrella.
Su última novela, Mendelssohn en el tejado, también trata de los nazis y los judíos. Considerada por gran parte de los lectores como su gran obra maestra junto con Vida con estrella, fue publicada póstumamente en checo en 1960 y se dice que Weil tardó quince años en completarla. En ella, un funcionario de las SS recibe la orden de retirar la estatua de Mendelssohn del tejado del Rudolfinum, que bajo el dominio nazi se ha convertido en la Casa del Arte Alemán. Como no es capaz de distinguir la efigie del compositor judío del resto de las estatuas que adornan el tejado, decide ordenar a sus subalternos que elijan la que tiene la nariz más grande. Pero, en su ignorancia, estos escogen la estatua de Wagner, un insigne compositor alemán que además es uno de los símbolos del Tercer Reich… Y así, con una anécdota en apariencia trivial, se inicia esta magistral novela.