Por Valeria Tentoni.
El sábado 26 de enero se realizará una nueva edición del
Festival Sudestada de dibujo e ilustración en Centro Cultural Recoleta. "Es una fecha central en la ciudad de Buenos Aires para el encuentro entre los profesionales de la industria cultural del dibujo y la ilustración, y su público en general", explican sus organizadores. Entre los invitados estarán, por ejemplo, Rafael Coutinho, Mariana Ruiz Johnson y Cristian Turdera.
Alejandro Bidegaray, editor y uno de sus responsables, explica que todo comenzó como una gran feria en Musaraña Libros, que también funciona como productora. La primera edición se realizó en 2017, y si bien la frecuencia buscaba ser anual el festival se discontiuó en 2018 porque el Mecenazgo Cultural no les salió. "La idea es darle una continuidad anual, en la medida de lo posible. Lo hacemos en colaboración con el Centro Cultural Recoleta, que pone la estructura y salas para las exposiciones, nosotros ponemos la producción", explica.
"El mundo de los libros ilustrados y la historieta está en auge a nivel mundial. Hay un vuelco del libro hacia lo visual, y eso ha hecho crecer la industria a todo nivel. También ha aumentado muchísimo la demanda de ilustradores y dibujantes para libros, y por ende ha aumentado un montón la oferta. Tal vez como nunca antes hay muchas personas intentando aprender el oficio, tratando de insertarse en el mercado de la ilustración. En este caso, eso se choca un poco con la retracción del consumo", suma y sigue Bidegaray.
De la primera edición a esta, el editor y productor cultural puede leer el arco de modificaciones y ofrecer un balance del campo: "Vemos un palo de la industria editorial pujante. Hace unos cuantos años que los libros de ilustración están creciendo y desarrollándose, pero obviamente vemos al medio apaleado. Las ventas bajaron a todo nivel, y para las editoriales también es así. Y eso, para algunas editoriales que en general son de estructura bastante pequeña, es un cimbronazo fuerte. Vemos al campo ralentado en cantidad de novedades y propuestas: todos los cinturones están ajustados".
Mientras tanto, del otro lado de la balanza hay una sorpresa. "Por el otro lado, a lo que es el mundo del fanzine y la autoedición lo vemos en un boom absoluto; es la gente que hace sus ediciones propias. Eso está creciendo como consecuencia, yo creo, de dos cosas: una, del retorno a la autogestión como modo de comunicación emergente y antihegemonizante, como una reacción. Y por otro lado como una consecuencia de la crisis. La gente que no encuentra editorial para ser editada, se autoedita", explica.
Sabe que si bien cada quien busca estrategias para continuar, el impacto devaluatorio es innegable. "Nuestra percepción del festival es de casi de resistencia, y de total dependencia al plan Mecenazgo: es un festival que sin Mecenazgo no se hace, porque se le paga a todo el mundo, todo el mundo cobra por su trabajo. Estamos muy contentos, a pesar de que lo hicmos con la mitad del presupuesto que esperábamos y necesitábamos, de poder hacer algo a pesar de que el contexto no ayuda", dice, y acepta que, si bien esperaban crecer, debieron conformarse con menos. "Hicimos un festival más chico de lo que pensábamos, aunque la idea era crecer. Preferimos hacer algo más contenido pero mantener la llama viva".
Así y todo, como en su primera edición, el festival estará centrado en tres ejes principales: conferencias, donde referentes del campo dan cuenta de su labor profesional; la feria editorial, que reúne buena parte del momento actual de la producción gráfica, y las exposiciones.
Libros y fanzines los esperan: el programa completo está aquí.