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"Apostamos por títulos en la periferia del canon"
Las afueras
Lunes 20 de abril de 2020
Continuando con nuestra serie de entrevistas a los editores que nos viene acercando Big Sur (donde conocimos varias editoras chilenas independientes y también argentinas), comenzamos a investigar en los sellos españoles con Altamarea y ahora llega el turno de Las Afueras, comandada por Magda Anglès y Francisco Llorca.
Por Valeria Tentoni. Foto de Oriol Sánchez.
Continuando con nuestra serie de entrevistas a los editores que nos viene acercando Big Sur (donde conocimos varias editoras chilenas independientes y también argentinas), comenzamos a investigar en los sellos españoles con Altamarea y ahora llega el turno de Las Afueras.
Magda Anglès y Francisco Llorca son los editores a cargo de un catálogo que crece desde 2017 e incluye autoras argentinas como Marina Yuszczuk, Mercedes Halfon y Mariana Travacio.
Enviamos algunas preguntas por correo electrónico,
¿Cómo decidieron embarcarse en Las afueras y por qué? ¿De qué experiencias previas venían?
Siempre hemos estado ligados al mundo del libro, de una u otra manera. Magda ha venido desempeñando su labor como editora para instituciones y publicaciones culturales, mientras que Francisco viene del mundo de las librerías y editoriales independientes. En un momento dado, decidimos embarcarnos en un proyecto propio a la contra del modelo que parece señalar la época: ese que entiende la rentabilidad como único fin, que fomenta la masificación de la producción, que considera al lector como mero consumidor. Frente a ese modelo dominante, encarnado por los grandes grupos, un proyecto propio y que, como tal, pudiésemos adaptar a nuestra vida, no al revés.
Esto también se traduce en un determinado criterio a la hora de seleccionar los títulos y armar un catálogo. En Las afueras apostamos por títulos en la periferia del canon, que huyen de las modas o de la dictadura de la novedad. Esto se concreta publicando autores nunca antes traducidos al castellano, poniendo a disposición de los lectores una parte de lo mejor que se está escribiendo hoy en día en otros países o recuperando títulos caídos en el olvido. En todos estos casos, lo que nos importa es que el libro tenga algo que decir en el presente, que interpele a nuestros contemporáneos.
Una de sus primeras apuestas fue El nudo materno, recuperando un libro de 1976 e ingresando en un tema que está entre los más leídos y buscados de esta temporada en los estantes, ¿por qué creen que la maternidad y la literatura están ingresando en este romance? ¿Qué puede aportar la literatura para pensar a la maternidad?
Es cierto que, históricamente, pocas obras se habían ocupado de la experiencia de la maternidad desde el punto de vista de sus protagonistas. Entre estas pocas obras estaba El nudo materno, de Jane Lazarre. Muchos de los títulos que han llegado a las librerías en los últimos años han venido a cubrir ese vacío. El imaginario clásico de la maternidad se está poniendo en cuestión desde diferentes perspectivas y disciplinas (el feminismo, la psicología, la medicina y, también, la literatura) que están desmontando los estereotipos asociados a ella, poniendo sobre la mesa otras maneras de pensarla y vivirla. La literatura aporta complejidad a ese rico debate, que no puede reducirse a proclamas y clichés.
Además de rescates, están apostando por voces jóvenes: ¿cómo eligen los libros de esa línea y por qué?
La recuperación de títulos y autores que han permanecido en los márgenes son una parte fundamental de nuestra labor como editores. Sin embargo, para nosotros es mucho más enriquecedor trabajar con autores contemporáneos y ayudarles a encontrar sus lectores. Desde este punto de vista, siempre hemos dirigido la mirada a Latinoamérica, no solo porque queríamos poner el sur en el centro, sino por el voltaje literario que encontramos en países en los que el mercado tiene menos peso y los escritores más libertad. Sea como sea, lo que nos interesa es la literatura que te interpela y, aunque te incomode, te haga formularte preguntas.
"Entendemos la literatura como un espacio y la lectura como la indagación de sus límites": ¿cómo creen que se constituye ese espacio y cuán difícil es identificar los límites, no caer en las trampas del centro?
Pensemos en una ciudad como Barcelona. Hay monumentos, avenidas comerciales, representaciones del poder... Es allí, en el centro de la ciudad, donde se concentra la mayoría del turismo y del intercambio de mercancías. Sin embargo, cuando te pierdes por sus barrios periféricos, por las afueras de la ciudad, y te abres a lo inesperado, es cuando emerge la sorpresa y descubres lo que no conocías o ni sabías que estaba allí. Si decimos que entendemos la literatura como un espacio es porque con las letras ocurre algo similar: el centro del campo literario y mediático también está ocupado por el canon y lo comercial. No obstante, es en las afueras de este canon donde muchas veces se encuentra lo más excitante que se está escribiendo hoy en día. Discursos que desafían el predominio del mercado y que tratarán de ser homologados por este (al igual que el centro trata de gentrificar los espacios más vivos de las ciudades).
También explican que les importa el tiempo, el ritmo de la lectura: ¿creen que la literatura es capaz de ralentizar la experiencia, de devolver algo de lentitud en un mundo extremadamente veloz?
Esa también es parte de nuestra apuesta. A los editores de Las afueras siempre nos ha gustado caminar. Y es que, para nosotros, existen muchas similitudes entre pasear y leer. Y por eso, frente a la fugacidad en la que vivimos instalados y que se ha extendido a todos los ámbitos de la existencia, reivindicamos las horas suspendidas de la lectura, similares a las de quien vaga, pasea, sin rumbo ni objeto. Esto también tiene que ver con nuestra forma de trabajar y la cantidad de libros que publicamos. Nos gusta cuidar los títulos, trabajarlos desde que los leemos por primera vez hasta que llegan a manos del lector. Eso solo podemos hacerlo con un ritmo de producción pausado, moroso en los detalles, disfrutando el proceso...
"Sabemos que no estamos solos. No todos los editores han renunciado a la función cultural, social y democrática de la literatura": ¿cómo piensan estas tres funciones, cómo las ocupa la literatura y por qué?
Los editores trabajamos, con palabras, en la construcción de la realidad. Nuestra voluntad es la de intervenir en el campo de lo social desde lo cultural, poniendo a disposición del lector discursos, narraciones, invitándole a iniciar una conversación para pensar el tiempo presente.
¿Qué idea de lector acompaña la búsqueda de Las afueras? ¿Qué es un lector para ustedes?
Decía Bertrand Russell que la curiosidad es el signo distintivo de los hombres felices. Pues bien, nosotros nos imaginamos a nuestro lector como alguien curioso y sin prejuicios. Alguien que esté dispuesto a dejarse sorprender por un autor que no conozca o por un libro difícilmente clasificable. También creemos que es alguien inteligente y, como tal, merecen respeto: no podemos darles gato por liebre. Es por eso que desde Las afueras cuidamos todos los detalles de la edición: la traducción, la corrección, la calidad (y cualidad) del libro como objeto... son aspectos importantes que han de cuidarse. De hecho es el lector el que, con su lectura, cierra el círculo que inició el autor con su manuscrito, el que lo completa. Nosotros, los editores, acompañamos el texto en el camino entre ambos.
¿Cómo se paran frente a las estanterías argentinas, al ecosistema de editores independientes local?
Hemos visitado Argentina en un par de ocasiones y siempre nos ha deslumbrado la vitalidad del sector en el país. No solo el trabajo de editoriales como Mansalva, Blatt&Ríos, Fiordo, Caja Negra, Entropía, etc. sino también el de librerías como la vuestra, ferias como FILBA o FED, etc. Hoy, publicaciones online, las redes, además de las amistades personales que hemos ido forjando con el tiempo, nos permiten estar en contacto con toda esta realidad tan rica. Y, a pesar de ello, desear cada día poder volver para vivirlo en persona.