El rayo de Arquímedes
Un microrrelato de Ana María Shua
Jueves 12 de diciembre de 2019
Tomado de La guerra, el exquisito y último tomo que la autora agentina acaba de publicar por Emecé.
Por Ana María Shua.
¿Es cierto que Arquímedes incendió la flota romana que sitiaba Siracusa concentrando los rayos del sol con un espejo? ¿O es solo una leyenda? A lo largo de los siglos se intentó varias veces repetir la supuesta hazaña, que la mayor parte de los historiadores consideran un mito.
En el siglo XVII el erudito alemán Athanasius Kircher dejó una serie de grabados que comprobarían científicamente la existencia y el poder del Rayo de Arquímedes.
El enciclopedista Buffon, en el marco de una discusión con Descartes, volvió a intentarlo un siglo más tarde y consiguió incendiar una casa a sesenta metros de distancia utilizando un gigantesco espejo ustorio compuesto por ciento cincuenta espejos cóncavos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, llegó a proyectarse en Alemania un desmesurado espejo parabólico que, puesto en órbita alrededor de la Tierra, podría ser capaz de destruir ciudades enteras mediante la reflexión de los rayos solares.
A fines de los años ochenta el History Channel realizó un documental en el que una serie de soldados en hilera, con escudos pulidos, concentraron los rayos del sol sobre una maqueta dispuesta en el agua y construida con materiales de la época de Arquímedes: lograron quemar la madera.
Pero hoy sabemos con certeza experimental que si se instala un espejo cóncavo realmente grande y mucho más cerca del Sol, se obtienen resultados extraordinarios. Observando con una lente adecuada la región del espacio en la que estuvo el planeta Tierra, es posible ver todavía sus restos carbonizados girando pacientemente en la órbita solar.