Joyce Carol Oates: "Me esfuerzo mucho en dar voz a personajes diferentes a mí"
Candidata al Premio Nobel de Literatura
Jueves 24 de mayo de 2018
"Proteica y prodigiosa son, sin duda, las palabras que definen a Oates", cree Richard Ford. Editorial Fiordo acaba de publicar un tomo de impactantes nouvelles de la escritora estadounidense, propuesta en varias oportunidades al Premio Nobel de Literatura. La entrevistamos a propósito de esas historias, pero además sobre sus procesos de escritura en general.
Por Valeria Tentoni. Traducción en colaboración con Julia Ariza. Fuente foto TLS.
Fiordo acaba de publicar en Argentina el libro Tan cerca en todo momento siempre, compuesto por cuatro nouvelles escritas por esa autora de la que Richard Ford predicó: “Proteica y prodigiosa son, sin duda, las palabras que definen a Oates”.
A punto de cumplir ochenta años: Joyce Carol Oates nació en Lockport, Nueva York, en 1938, y si se le pregunta cuándo se dio cuenta que era una escritora, responde: “¡Yo no ‘me di cuenta’ que era una escritora! Siempre he estado escribiendo, contando historias, desde mi primera infancia, como la mayoría de los escritores/artistas”. Ganó su primer concurso literario con tan solo 19 años, quizás con algo tipeado en la máquina de escribir que le regaló su abuela a los 14. Desde entonces, ha sido distinguida con numerosos premios y reconocimientos (National Book Award, el PEN/Malamud Award, Prix Fémina, entre ellos), y en varias oportunidades fue propuesta al Premio Nobel de Literatura.
Novelista, cuentista, crítica, dramaturga, Oates es autora de libros como Un jardín de placeres terrenales, Ave del paraíso, Puro fuego: confesiones de una banda de chicas o Del boxeo. La edición de Fiordo ofrece cuatro historias tan inquietantes como adictivas, en las que se reparte la figura del gran ojo vidente que corona la portada. Un ojo dirigido a la vez hacia fuera y hacia dentro de los personajes y sus cavilaciones.
Desde su casa en Princeton, ciudad en la que reside desde 1978 y donde se desempeña como Profesora de Escritura Creativa, Oates acepta responder algunas preguntas por correo electrónico a propósito de Tan cerca en todo momento siempre:
En tu libro Memorias de una viuda leemos: “La escritura es un trabajo solitario, y uno de sus peligros es la soledad”. En entrevistas te has definido como alguien que se siente transparente, más bien como una observadora, y con una personalidad parecida a la de un “vaso de agua”; si hubiese que señalar alguna. ¿Cómo sirve este tipo de personalidad a tu escritura?
Idealmente, un artista debería ser “transparente”, “impersonal”, al presentar material de ficción. Me esfuerzo mucho en dar voz a personajes diferentes a mí, que no sean meras réplicas de mis propios sentimientos y opiniones. John Keats hablaba de la “capacidad negativa”: identificarse con alguien más, incluso con un pájaro o un animal, al presentar situaciones en las que la sombra del escritor no cae.
Has dicho en entrevistas que la escritura es algo que en tu caso se realiza primero en la cabeza y después en el teclado. ¿Cómo identificás las ideas para tus historias y cómo las trabajás antes de sentarte a escribir?
Mi escritura comienza con la meditación, generalmente mientras corro o camino. Trato de imaginarme la historia, como si fuera cinematográfica. Termino tomando algunas notas rápidas. Luego, traslado estas notas a la computadora. Cuando tengo reunidas suficientes notas, escenas tentativas y diálogos, estoy lista para intentar el comienzo de la primera oración o párrafo. Es un proceso que requiere de tiempo y concentración.
¿Cuál es el libro que te convirtió en lectora? ¿Recordás la impresión que te produjo?
Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll, y Alicia a través del espejo. Muy emocionantes, desconcertantes. Para cuando cumplí ocho años ya había memorizado muchos de estos grandes clásicos infantiles, que también son bastante pertinentes para lectores adultos.
Las historias reunidas en el libro que acaba de publicar Fiordo nos muestran perturbadores desastres domésticos, rutas mentales peligrosas. ¿Cómo encontraste esas historias?
Debe subrayarse que estos son cuentos de misterio, historias de crímenes. No son lo que uno llamaría, al menos en Estados Unidos, literatura mainstream. Habiendo dicho eso, también debería subrayar que estos relatos fueron escritos cuidadosamente, como si no se tratase de obras de género. Me llegan de la misma manera en que lo hace toda mi ficción: de la imaginación, reforzada por detalles que he observado en el mundo.
El gran ojo que encontramos en la portada de la edición de Fiordo es una síntesis perfecta para estas historias. ¿Por qué los ojos (¡o la falta de ellos!) regresan y regresan en estas nouvelles?
El “gran ojo” quiere aludir al talismán del Medio Oriente contra el mal, contra el mal de ojo. La pregunta sobre por qué una escritora/artista está “interesada” en su trabajo no es algo simple de responder. Porque las historias y los personajes me intrigan.
En muchas de tus historias, los hospitales y los accidents aparecen una y otra vez. ¿Por qué te interesa tanto narrar este tipo de momentos en la vida de tus personajes?
De nuevo, una pregunta extraña. ¿Por qué la ficción es un espejo de la vida?
Has dicho que, a veces, trabajás escribiendo hacia una imagen final que conocés para una historia que todavía no conocés. ¿Serías tan amable de compartir con nosotros alguna imagen final para una historia aun no escrita?
¿Una imagen futura? El sol hundiéndose en un cielo de nubes increíblemente bellas, vistas desde un barco en las Galápagos, en el océano Pacífico, frente a la costa de Perú, por una pareja “mayor” estadounidense de recién casados. (De hecho, ya he escrito esto: es el final de una novela llamada Night. Sleep. Death. The Stars, que será publicada en 2020).