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Cecilia Pavón: “Al escribir te transformás en otra persona”

Valentín Etchegaray

En su nuevo libro, Poesía estructurada (Vinilo), Cecilia Pavón trabaja con sus viejos cuadernos en una mezcla de ensayo, poesía y autobiografía.



Por Valeria Tentoni



 

Cruce de ensayo, autobiografía y poesía, Poesía estructurada (Vinilo) es el último libro de la poeta, cuentista y también docente de talleres literarios Cecilia Pavón. Allí se condensan, con su estilo inconfundible, ideas y reflexiones sobre el quehacer poético, regadas de poemas que rescata de sus muchos cuadernos. Con uno o dos en la cartera, Pavón sale de excursión a tomar café en los bares porteños, donde consulta sus viejas anotaciones como si se tratara de un oráculo.

Nacida en Mendoza en 1973, Pavón vive en Buenos Aires desde los 90, donde se recibió de Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires. En esa ciudad también fundó, en 1999 y junto a Fernanda Laguna, la galería de arte y editorial Belleza y Felicidad. Es autora de libros como Nomadismo por mi país, Pequeño recuento sobre mis faltas, Un hotel con mi nombre y Querido libro

Le enviamos algunas preguntas por correo electrónico, y estas fueron sus respuestas: 

 

¿Cómo surgió este libro? ¿Cuándo decidiste trabajar con tus cuadernos? 

Toda la vida, desde la infancia, escribí poemas en cuadernos. Había algo de refugio que estos objetos representaban para mí, mucho antes de saber si alguna vez publicaría o no un libro, había algo de ensayar ahí el juego de la poesía. En mis sucesivas mudanzas nunca sentí un apego especial por ningún objeto salvo por los cuadernos y así los fui coleccionando y llevando de casa en casa. Se juntaron más de cincuenta que iban quedando en un estante de mi biblioteca. En 2023 Estafanía Papescu, de la editorial de libros de arte Simetría Doméstica, me propuso hacer un libro de artista y se me ocurrió juntar todos estos cuadernos y "conversar" con ellos. Así empecé a salir con varios en la cartera para hacerles preguntas y escribir lo que me contestaban. Ese libro de artista escrito a mano, lo compró un coleccionista de arte y esta versión de Vinilo es como una versión ampliada de aquella performance.  

"Usa la poesía para estructurar la vida sería tener otra percepción del tiempo", escribís. Quisiera preguntarte por la relación entre tiempo y poesía, ¿qué creés que le hace la poesía al paso del tiempo, y viceversa? 

Siempre sentí que la poesía era algo que te sacaba del aquí y el ahora y te llevaba a un lugar extraño donde las cosas se sentían de otra manera, eso incluye que el tiempo pasa muy rápido o muy lento... algo así. Creo que tiene que ver con que, de alguna forma, al escribir te transformás en otra persona y ahí todo se transfigura.  

Definís a la poesía como una "amiga secreta" y "vampira", ¿cómo pensás el vínculo entre vampirismo y escritura?   

Amiga porque eso de estar con un cuadernito en la cartera es como tener siempre alguien con quien hablar y vampira porque hay momentos en que no te importa nada, solo esa fe en el poema, como que la poesía te rapta y no sabés bien por qué...  

Hablás en tu libro sobre la relación de la escritura con el dinero. No es la primera vez que hablás de dinero en tus textos, y comenzaste a hacerlo cuando no era un tema tan visitado en nuestra poesía. En Belleza y felicidad, con Fernanda Laguna, "desbloquearon" varios tópicos -pienso en el poema a la toallita-, ¿cómo ves esto? En ByF en general nos gustaba hablar de todo lo que no fuera "poético", entendido como lo elevado y libresco. Queríamos hacer una poesía pop que trascendiera los círculos de los entendidos. No era una idea anti intelectual, al contrario, era una idea vanguardista de incluir en la poesía y en arte elementos no autorizados para ser incluidos. Al fin de cuentas, los únicos que no hablan del dinero son los que lo tienen y ocultan que lo tienen, ¿o no? Para los ricos hablar de dinero es de mal gusto, pero los pobres tenemos que romper la idea de buen o mal gusto impuesta por los ricos. 

Relacionás directamente al dinero con la disponibilidad de tiempo para escribir, o para el ocio creativo.  

Lo relaciono con muchas cosas; con la circulación y el intercambio, si no hubiera editoriales que vendan libros no habría literatura. Para que los textos viajen y circulen, tiene que haber dinero  

Otro tema del libro son los bares como refugio para escribir. ¿Qué valor les das?  

Soy adicta al café, por suerte una adicción no destructiva, digo por la larga historia de adicciones de las que está hecha también la literatura. Y salir a tomar un cafecito por el barrio es una aventura posible de unas horas, deambular por la ciudad y descubrir lugares nuevos donde sentarse me hace feliz. 

En cierto momento te referís a la "iluminación poética", una "cosa en la que ya nadie cree". ¿De qué se trata esa iluminación y por qué creés que es imprescindible? ¿Por qué te parece que será que "ya nadie cree en ella"? 

Eso de es algo en lo que nadie cree no sé por qué lo escribí... no me acuerdo, quizás porque sonaba bien y heroico, jaja. Pero a la iluminación poética la veo como una especie de fe extraña e inexplicable que te viene no sé de dónde y te hace escribir algo que te hace feliz. Después si ya hace felices a otros es un montón, pero tiene que pasarte a vos primero, creo.  

Contraponés la poesía estructurada a la catarsis en cierto punto del libro, ¿qué podés decirnos del vínculo entre catarsis y poesía? 

Cuando empecé a estudiar Letras, me acuerdo que se decía que la catarsis no era literatura y yo me lo creí, pero después con los años me di cuenta de que los mejores textos me salieron cuando hacía catarsis... Entonces no sé realmente si hay algún tipo de ley respecto a eso. 

Finalmente, decís que entre tus aspiraciones está la de que un poema tuyo pueda acompañar a alguien más. Juana Bignozzi decía "la poesía acompaña a los otros, no a quien la escribe", pero tu libro parece contestar eso, porque tus cuadernos te acompañan como una ouija.  

Es que al leer estos cuadernos que escribí durante tantos años (¡el más viejo es de 1986!) me di cuenta de que no hay un "yo", que somos como cientos o miles de ensayos de "yo" que con el tiempo se van difuminando y regenerando. Creo que algo así pasa con las células también, que están todo el tiempo muriendo y renaciendo. Los poemas son fotos de ese yo transitorio que quedan impresas en un álbum extraño que es un libro. 

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