Mario Ortiz: “La poesía permite desautomatizar la vida cotidiana”

Foto y entrevista por Valeria Tentoni. Edición de audio de Leo Pillows. 

Nacido en Bahía Blanca en 1965, Mario Ortiz visitó Buenos Aires para participar del Filba Internacional, y estuvo a cargo del discurso de apertura que puede leerse completo en este mismo blog. “Cuando escribo, me gustaría rasgar la página y adivinar la mirada de ese lector que está del otro lado, darle la mano, agradecerle que se detenga en las palabras que vuelco sobre el papel”, dijo en esa ocasión. Y también: “La literatura –el arte en general– es una actividad esencialmente social”. 

Investigador, docente de literatura en los ámbitos secundario y universitario, sus libros llevan el título general Cuadernos de Lengua y Literatura y varios de sus volúmenes han sido publicados en Eterna Cadencia. Aprovechamos su visita a la ciudad para invitarlo a la librería, donde grabamos un nuevo episodio del podcast Máquinas de escribir, ya disponible en Spotify y demás plataformas. 

“Una poesía, así hable de esta botella con agua, de la papa o del jabón, ya es un compromiso, porque es un compromiso con la palabra, un compromiso con la desautomatización. La poesía permite desautomatizar la vida cotidiana y abrirse a otras visiones. La poesía es inmediatamente política, aunque no hable de temas sociales ni pretenda serlo. Es inevitablemente política. La poesía siempre trabaja sobre un riesgo del lenguaje. Por eso, a veces, cuando ese riesgo se extrema, se vuelve un tanto incomunicativa. Pero bueno, está bien; hay poesía más o menos comunicativa, más o menos hermética. Por eso, estos Cuadernos de lengua y literatura, si bien están escritos en prosa, yo los considero poesía. En eso me reconozco en una cierta herencia romántica: la de poner en crisis las fronteras de los géneros textuales”, dijo. 

El escritor, quien se ha dedicado a la dramaturgia, a la crítica literaria, a la investigación histórica y a la radio, además de a la poesía, en esta entrevista también se refirió a su pasado en el grupo de Poetas Mateístas en los primeros años 2000, aseguró: “Hoy más que nunca es necesaria la literatura y la poesía, hoy que a la palabra la han vaciado y la han convertido en un arma arrojadiza. Hoy día el lenguaje se ha reducido a emoticones, insultos y me gustas. Eso ha hecho que la conversación cultural se vea extremadamente empobrecida”.