Vacíos que llenan
Cómo hablar de despedidas
Domingo 01 de mayo de 2016
Por Coni Salgado.
¿Quién no tuvo alguna vez un hueco, un vacío, un alma rota? El libro es un homenaje a todos los que no están, y en especial a ella: amiga y hermana. Uno no se imagina que tanta simpleza pueda calar profundo en los huesos y tocar el corazón a través del recuerdo de aquellos a los que extrañamos y alguna vez formaron parte de nuestra vida. El libro entrelaza la sencillez del vocabulario con el minimalismo de las texturas austeras, de los colores breves marcando.
Ella se fue y en su partida se llevó algo mío.
Me dejó un hueco.
¿Y ahora?
Trato de llenarlo.
Tratan de llenarlo.
La narración tiene un efecto mutante que convierte al protagonista, el hueco, en un lugar que no parecía pluasible de ser habitado durante las primeras páginas. Transitar la ausencia por medio del contacto directo con el recuerdo significa una forma de alivio.
Un hueco puede parecer un lugar desolador
y sin embargo cada día me doy una vuelta por ahí.
No es fácil aceptar que las partidas también forman nuestra identidad. Este libro se expresa como una vía de consuelo. Papel, madera y collage fusionados en un mensaje directo con el que cualquier niño o adulto puede empatizar y asimilar la falta que agiganta la presencia de quienes nunca se irán y nos habitan silenciosamente. No creo en las despedidas.
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