La lista de libros para leer en el baño de Henry Miller
Un cuartito privado
Jueves 28 de diciembre de 2017
"Siendo joven, en busca de un lugar seguro donde devorar los clásicos prohibidos, a veces acudía a refugiarme en el cuarto de baño". El autor de Primavera negra escribió, entre enero y diciembre de 1950, un tomo dedicado a su amor por la lectura: Los libros en mi vida. De ese ejemplar tomamos esta lista, que ocupa un capítulo entero.
Entre enero y diciembre de 1950, el autor de Primavera negra escribió un tomo dedicado a su amor por la lectura: Los libros en mi vida, una lista detallada y comentada al mejor estilo Miller. El libro está dedicado nada más y nada menos que a un bibliotecario, el de la Universidad de California en Los Ángeles, y puede leerse completo en inglés en Archive.org.
Ya habíamos mencionado la existencia de ese libro en el blog cuando publicamos "Leer o no leer", porque allí se le refiere: "Después de escribir una obra (Los libros en mi vida) que los críticos consideran demasiado larga y desordenada, me resulta un poco difícil decir en pocas palabras lo que no pude decir en todo un volumen".
"Siendo joven, en busca de un lugar seguro donde devorar los clásicos prohibidos, a veces acudía a refugiarme en el cuarto de baño. Desde esa época juvenil ya nunca volví a leer en el retrete", dice Miller para arrancar el capítulo dedicado a las lecturas que hizo por entonces. "Cuando busco paz y quietud tomo el libro y me marcho al bosque. No conozco mejor lugar para leer un buen libro que las profundidades de la espesura. Con preferencia junto a un arroyo", sigue.
Entre los libros que menciona al hablar de aquellos años de lectura de pequeño cubículo de intimidad, presidida por Nietzsche va la lista que sigue:
- La divina comedia, Dante Alighieri
- La Biblia
- Vida santa y Muerte santa, de Jeremy Taylor
- Lo que el viento se llevó, Margaret Mitchell
- Catalina de Médicis, Honoré de Balzac
- La Naturaleza y el Hombre, de Paul Weiss
- Fenomenología del espíritu, Friedrich Hegel
- Filosofía del como si, de Hans Vaihinger
- Aeropagítica, de John Milton
- Las noventa y cinco tesis, Martin Lutero
- Autobiografía, de John Stuart Mill
- Las crónicas de Froissart, de Jean Froissart
- La riqueza de las naciones, de Adam Smith
- Guillermo Tell, de Schiller
- Rabbi Ben Ezra, de Robert Browning
No es ese libro la única oportunidad en que nos encontramos con el vínculo especial que tiene con su baño: en el documental de Tom Schiller, Asleep & Awake, podemos ver al autor de Trópico de Capricornio oficiando de guía por el diminuto cuarto de lavados y descargas como si de un museo se tratase. Allí, imágenes de todo tipo se agolpan en las paredes, una junto a la otra, de modo personalísimo. "La gente a menudo llega aquí y se siente perdida. Se quedan por no sé cuánto tiempo", dice, envuelto en una bata blanca.
Abajo dejamos el link al extracto subtitulado de ese documental y al libro completo, en inglés, digitalizado y disponibilizado gratuitamente por Archive.org.
"Existe un libro que forma parte de nuestro ser y que está contenido en nuestro ser, y ese libro es el registro de nuestro ser. He dicho nuestro ser y no nuestro devenir. Comenzamos a escribir este libro en el momento de nacer y lo proseguimos después de la muerte. Solamente cuando estamos a punto de renacer lo terminamos y le ponemos la palabra “Fin”. En consecuencia, es toda una serie de libros que, desde un nacimiento hasta el siguiente, continúa la historia de la identidad. Todos somos escritores, pero no todos heraldos ni profetas. Lo que sacamos a relucir del registro oculto lo firmamos con nuestro nombre de pila, que jamás es el nombre real. Pero lo único que llega a conocer alguna vez la luz es lo mejor de nosotros, lo más fuerte, lo más valiente, lo mejor dotado. Lo que entorpece nuestro estilo, lo que falsea la narración, son las porciones del registro que ya no podemos descifrar. El arte de escribir no lo perdemos nunca, pero lo que a veces perdemos es el arte de leer. Cuando encontramos un adepto de este arte, recuperamos el don de la visión. Es el don de la interpretación, naturalmente, porque leer siempre es interpretar", se lee todavía en su capítulo dedicado a lecturas de baño.